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Presentación de los personajes

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Chacal en las cercanías de La ventana del asombro. Real de Catorce, S. Luís Potosí. México. 2008

Presentación de los personajes
Debido a que hay tres personas unidas por vínculos invariables, he creído oportuno presentarlos y definir los rasgos de sus vicios y bondades, de lo contrario, en el cruce de los relatos pueden crearse confusiones graves. A Lucía ya la conocéis, no obstante volveré a tratarla otro día, lo haré para hacer un  retrato detallado de la personalidad que suplanta, ella encarna la condición humana y deseo que aparezca como una joya con infinitas facetas y colores.
La segunda figura en importancia es el acosador, el que se mueve por impulsos vitales, es un ser franco y no dispone de moral que lo encadene. Tambien es libre y puede hacer asombrosos gestos de generosidad y crueldad sin que su corazón sufra alteración alguna. Por todo ello he decidido asignarle el nombre genérico de un animal salvaje y solitario (Chacal). Es un alma decidida con pensamiento estepario que puede enfrentarse a todo, inclusive a las sombras de la muerte. No tiene miedo a nada ya que él lo tiene todo, o casi todo perdido. Es el vigilante de las noches hirientes, él las llena con  aullidos en el desierto de Real de Catorce. Se mueve junto a la escultura: La ventana del asombro, obra espiritualmente vinculada por consanguinidad; ¡allí ha hecho su guarida permanente!

Es un ser uncido con cierto misterio; tiene la capacidad de entender las situaciones extremas y de asumir los trances dolorosos como parte de la vida. De hecho, él es el espíritu que habita dentro de estos relatos y con los días se mostrará transparente ante vosotros. Aunque prefiere la soledad y el aislamiento, posee la capacidad de ponerse en el lugar del otro; es un don natural como el que tienen las plantas, lo ejerce sin esfuerzo. Puede asumir fácilmente cualquier estado mental, ayudar a compartir el duelo y convertirlo en un período de purificación. Su corazón no se altera nunca y sus manos despiojan el pensamiento con habilidad sublime...

Son mis palabras
Ganzúas en tus huesos
Que purifican

Entre sus voces organiza presentimientos poderosos y hasta puede “reencarnarse” en la figura del Ausente (el difunto), en realidad es un engaño ya que él dispone de información privilegiada y la hace servir sin decoro. Es también el hipotético solicitante de Lucía, el que la acosa y le recita antífonas incomprensibles. En ocasiones toma otras formas en el texto, se diluye entre las voces como lo hace en su medio natural, los riscos de la montaña. La figura es poliédrica y encarna todas las posibles vías de futuro que ahora se presentan ante una mujer dolorida, luchadora, bella y apasionada.

Entre sus muslos
Entrará el pingajo
Lanzando noches

El Chacal sólo aparece movido por los impulsos vitales, el deseo de vivir, la fertilidad, la pasión, el atrevimiento y al final del texto hace algo inesperado, se transmuta para sacrificarse por amor. Aparece en el momento más importante del relato, renuncia a ser él para ser la voz del espectro. Él le presta la palabra y al final también el cuerpo en el momento de la concepción. Es una epifanía que se revela en un lugar conmovedor.


Taja mi cuerpo
Como las aceitunas
En el salobre

En ocasiones también posee la asignación metafórica de El amante de arrayanes. Esta figura es casi real, se desdobla en ella cuando desea aproximarse a Lucía. Entonces tiene los pies anclados en el suelo y es prolífico en el lenguaje y propenso a ocultar parte de los contenidos. En este caso adopta habilidades de cierto escultor con el cual comparte el cuerpo y el pensamiento.


Entre la manos
Caliento las piedras
Como palabras

Su personalidad queda aclarada en otros relatos y nunca opera con los recursos de la ficción, siempre maneja imágenes de amplio significado simbólico pero basadas en hechos reales.
El Chacal es franco en lo que dice, directo en las afirmaciones y ha dedicado muchas horas en modelar las palabras para acercarse a ella. Todo lo que hace lo balancea y acuna con buena intención, quiere dejar la simiente en el hueco del asombro. Él sabe mirar el otro lado del espejo y observar el reflejo que Lucía deja en el alma humana. Dice…


 -¡Sus ojos son mandorlas de dolor, su vientre el surco de la tierra!-

Con estos vestigios quiere iluminarla y a la vez alumbrarse, es la cagarruta divina en forma de epifanía. Siempre tiene la confianza de que encontrará la reconciliación con ella; así se mueve en los caminos del mundo y con ello consigue aliviar la incertidumbre ante la muerte.


En la ciénaga
Duerme en el agua
Como la ninfa

El Chacal es el cuidador distante, también el que le limpia los ojos con saliva, le estimula con palabras y versos cortos y le afeita los malos pensamientos.
Al final él se entrega al sacrificio y presenta un ejemplo generoso, un acto desprendido que lo deja derrotado en su condición masculina, le queda el pingajo inhabilitado para siempre. A su vez, su acción deja al descubierto la incomprensión de Lucía, la quiebra fatal de sus sentimientos. La dependencia amorosa hacia el Ausente la tiene secuestrada y su cuerpo es ya la libido de los difuntos.
La falta de confianza, el egoísmo y la obcecación del alma humana no tienen límites, menos aún cuando esta está sometida a la pérdida, a la presión psicológica y al desmayo de la libido. Los sentidos se duermen y se hacen de piedra. La nimiedad del espíritu es como el polvo en la ventisca cuando fenece el deseo, sales y ácidos en la garganta cuando desaparece todo impulso lascivo.
El desfallecimiento agota el ánimo y abre la puerta para marchar, para dejar de ser el soporte de la vida. ¡Así, canta y llora!
Ya no me quiero
Pomo de recuerdos
Que se desgrana

El alter ego de el Chacal (El amante de arrayanes), forma parte importante del cuerpo del relato y junto a Lucía crean la pareja del encuentro y el abandono, la esperanza y la decepción, el amor y la indiferencia. De hecho, los personages se mueven en el plano de lo posible, se basan en circunstancias reales, mueven sentimientos y crean conmociones reales, pero todo es un juego de palabras dibujadas en esta recopilación de relatos. En verdad puedo afirmar que son...

Soplo de tilos
Entre las cementeras
Polen difunto

Es una figura de ficción que ya vio su trayectoria en un pasado lejano. Tuvo que luchar contra las serpientes reptantes, los animales oscuros y voladores. Fue el habitante enamorado de un caserón moribundo, quemado y hundido que restauró para hacer del él el jardín soñado. Hizo un acto de amor y sacrificio, trabajó día y noche y en unos años llegó a convertirlo en La Comella, parque escultórico que hoy es conocido como CEN. Ahora es una realidad palpitante de vida, un trozo de tierra estremecida que soporta bien el trasiego de los días. Algunos versos son de aquel tiempo, ahora los he recompuesto para la ocasión.


Desde la torre
Oteo el horizonte
De mi fortuna

Gregorio Bermejo es el narrador, es decir, el que se dirige a vosotros con el ánimo conciliador e intenta dibujar los sentimientos tal como le son descritos.  Él pone las palabras y tiene la habilidad de un reptil para dejar rastros vivificantes, palabras sagradas escritas en la arena sin que el cielo se desmorone. Es un milagro lo que hace y dice y no lo exterminen a cuchilladas como a un cerdo.
Ahora nos dice…


-¡Buenas a todos…! Me limitaré a hacer de intermediario entre los tres personajes; Lucía, el Ausente, y el Chacal. El papel asignado me hace ser cómplice del autor de este blog, Rufino Mesa y en ocasiones, muy pocas, tengo que hablar por su boca con el nombre de: El amante de arrayanes. Eso lo hace más complicado todavía, ya que, en ocasiones, los cinco somos la misma persona.-

Posdata
Al lector no avezado puede provocarle cierta confusión al tratar con personajes que se cruzan las identidades continuamente. Ablando con propiedad, el texto explora una situación con ribetes esquizofrénicos. Así pues, puede pasar que las voces queden cruzadas y logren crear confusión; no se preocupen por querer descifrarlo todo, quizá no hay nada que entender tras los decorados de la muerte…

Lucía, lucerna umbría

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Marina Abramovich. 

Lucía, lucerna umbría
Como ya se ha dicho en varias ocasiones, Lucía no era ciega de nacimiento; igual que hizo la santa, por amor se sacó los ojos con un puñal. La pérdida del amado la trastornó por completo, se ha de entender la situación; murió en sus brazos después de la parada nupcial. Ella lo retuvo todo lo que pudo, permaneció encajada en él sin dejarlo un segundo. Respiró el aliento del ocaso hasta que el cuerpo quedó rígido y frío. Entre llantos apagados le ofreció el beso de muerte, lo cubrió de lágrimas y caricias hasta quedar rendida en la fatiga.  La tuvieron que retirar a la fuerza con estas palabras.


Ha fenecido
En la voz en su alma
Canta la tierra

Tiempo atrás había visto un trabajo de Marina Abramovich, en el cual la artista practica la cópula con la muerte.
-Solo es un simulacro.-
Pensó para darle énfasis a lo que se estaba elaborando dentro de su mente. Esto la fortaleció en su desgracia, era un sinsentido pero también era una salida estética a una situación saturada de dolor. Decía en: “dolor y representación”, que Lucía retiene el último aliento del amado y lo guarda como una reliquia en el estuche de su boca. Por ello convirtió el tema en una idea sublime, en un sueño imposible de alcanzar. De esta manera renunció al mundo y entregó su cuerpo y su mente a la memoria del Ausente. Quiso ser la lucerna de su pensamiento y el aliento de un alma extinta. Sin premeditarlo ni pensar en las consecuencias, así lo hizo, fue la manera de asumir el tránsito final.

 Tomo aliento
De tu cuerpo inerte
Me alimento

En el momento de fenecer el amado, a bocanadas se bebió la luz de su alma. Se inundó de los últimos resplandores de su cuerpo y saboreó con ansiedad el vaho final de la vida, de esta manera se colmó del aliento de muerte. Fue una acción desesperada, ávida en deseos hizo prolongar un instante más su compañía. Lo hizo como el que devora el tránsito de un estado a otro y con la ansiedad que requiere la salvación propia. Así llegó a contaminar su cuerpo hasta los huesos, apoyada sobre él permaneció durante horas hasta que el pecho se inundó de aquel hálito mortecino y el frío quedó permanentemente absorbido y memorizado en la piel. 


Ya despejado
Suspiro de tu alma
Que yo respiro

Estética y duelo
Lo que diré a continuación es difícil de afirmar; son conjeturas que se escapan a lo puramente testimonial. Pienso que parte del dolor es movido por la estética de la tragedia, la que representa el duelo. Inconscientemente emerge el llanto y poco apoco se dibuja el sacrificio, se define el perfil de la desventura. En algunos casos se hace movido por orgullo, para demostrar que su entrega es autentica y de disposición elevada.
Lucía quiso marcar las diferencias entre el amor profano y el divino y aumentó sin límites el perfil de la pérdida. Pensó que sus actos exacerbados tenían la aprobación del arte contemporáneo. Igual que los performers trabajan el cuerpo como material de su obra, ella quería incorporar al suyo y el del amado en una acción vital, en un encuentro transcendental y sin espectadores; ¡era otra ocultación en la vida! Sus entregas "disparatadas" eran consentidas bajo el techo intelectual de lo moderno, pero lo dejaba estrictamente en la intimidad de su lecho. Pensó que ella podía hacer una locura creativa como las que hicieron los conceptuales y expresionistas austriacos en los años setenta. En realidad, se trata de la cultura del dolor ya establecida; quién no ha visto con estupor la representación del Cristo crucificado. Así Lucía adoptó una pose desmayada, utilizada como estética cotidiana, un abatimiento que ya se ha pervertido y degenerado en expresión Kitsch. Es la acción que sublima la tragedia para soportar con fuerza el trasiego de la vida, La muerte como acción candorosa, como estimulante contra el aburrimiento. Ellos, los austriacos, decían:

El misterio
Pervive en el teatro
De la congoja

En algún momento del relato se puede pensar que Lucía se sacó los ojos para dárselos a un pretendiente apasionado, no fue así en este caso; ¡ella no quería ver nada de este mundo! Él también: estaba hechizado por su valor, por el  clima espectral que proyectaba, pero era un impertinente y un perturbado sin remisión alguna. Estaba enajenado por los anhelos de un sueño imposible; ¡otro estólido en la escena!
Él quería experimentar la belleza de su pasión, había quedado seducido por ella y no desistía en su empeño. Quería dejar la semilla en su vientre para renacer como el ave fénix; ¡esperaba el hijo del dolor!
Ya veis, almas necesitadas y unidas por el desencuentro y la tragedia. En el fondo, un destino amargo de dos personas que se mueven como serpentinas oscuras en el fango y se autodestruyen al encontrarse en él…


La pasión
Lucía se quedó sin luz para ver por los poros de la piel y para disponer con libertad de la “claridad apasionada de su mente”. El resplandor de los sentimientos que se formulan ante ella, los recuerdos acumulados y latentes son ahora todo su patrimonio. Pensó que para disfrutarlo necesitaba limpiar de abrojos las razones mundanas, encapsularse  dentro del dolor y vivir las pasiones a la medida de sus sueños. Entre sus deseos no había otra piel ni otros labios que los del amor perdido. Las propuestas que se le presentaban eran diminutas, insignificantes ante la grandiosidad del placer que había experimentado. Las propuestas que le llegaban las rechazó todas; una y otra vez dijo: ¡no!

Sal de mi vista
Tienes el pene curvo
¡Pico cotorra!

Así los expulsó y contó las horas, los días, los meses; uno a uno los segundos hasta quedar sola y desamparada. Ahora sus cuencas oscuras son cajas vacías y destilan el jugo y el perfume de los nardos. En sus ojos se oculta la voz de la noche y en sus mejillas se consume el pálido sabor de la vida. Su boca todavía exhala aquel aliento terminal: ¡el olor afligido de los crisantemos!

Qué situaciones más hirientes nos ofrece la vida...

¿Cuándo limpiará de azufre los rincones del pecho…?

Soy su voz

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Siempre confundido entre pensamientos.

Soy su voz

Nos encontramos en el meridiano de los relatos y solo tenemos dibujado el marco del encuentro, todavía no ha pasado nada; ¡igual no había nada para contar! Es hora pues de introducir elementos perturbadores: el desdoblamiento, la ruptura de la identidad del narrador y el cambio sutil de los horizontes.

El Chacal piensa en lo sucedido y dice en los apuntes del alba...

-Por sus acciones soberbias, por el sacrificio apasionado que despliega, por el valor que representa en la estética del dolor, hablaré unos días por su boca y haré de su vida los soportes de la mía; ¡seré su voz y sus ojos!
Me pregunto y nunca encuentro repuesta, ¿de donde saca tanta fuerza umbría, de donde extrae la energía para sobrevivir con un cuerpo tan debilitado?

Quizá la absorbe de los que le acompañan en el calvario.-

Es cierto, los que pasan por su lado se ven sometidos a una fuerte depresión, se quedan vacíos como un molusco, desganados y reptantes. Pero ella, parece que se aviva en la desgana. Con qué fuerza irradia la oscuridad de la noche, con qué pasión absorbe la tragedia de los demás, con qué serenidad sobrelleva la agonía y la viste de dignidad.

-Al mirarla comprendo todos los pozos oscuros y todas las luces del fondo emergen en armonía; ella es otra desterrada en la noche, fruto de la traición de la vida. En ella la tragedia es el dulce lodo donde se disuelven mis años, donde transita la existencia y se desgranan los días.-

Yo te contengo
Como mil caracoles
En la espiral

-La belleza dramática que presenta su rostro es el espejo donde me miro y observo que en él se descubre el drama del mundo. Su reflejo aberrante es la fuerza brutal que imprime la vida, el valor dislocado y la pasión desmedida que engendra la materia. Puedo afirmar que el ardor de sus gestos son ejemplares y que su boca pronuncia palabras que abren las puertas de la noche.
Observo que antes de poder contemplar una cosa similar ha sido necesario acumular miles de años de sufrimiento. Contener en la memoria la fisonomía de las heridas y fijarlas en las diminutas llagas que forman los ojos. Es la pátina impresa en el iris, la textura para hacerlos dolientes, para que formen los espejos del trasiego envenenado de la vida y lleguen a mí con sosiego ejemplar.
Día tras día se ha grabado en el rostro el rictus del terrible misterio y en la mente se ha construido lentamente el córtex del dolor. Así han sido ensayados los tiempos para construir esa mueca inquietante, ese viento sombrío que respira su mirada, esa congestión del rostro que hace que aquel que la mira quede derrotado y frío al instante.
Con qué insondable pesar transitan sus manos sobre la congestión delicada de su cuerpo y con qué desgana muestra su aflicción el movimiento de sus caderas.-

!Casi no se puede soportar cuando ella dice!

Entre mis dedos
Rebotan alaridos
De madrugada

Y replica el Chacal…

-Ante esa desventura quedo enamorado de Lucía, especialmente seducido por sus palabras inaudibles, sus silencios hirientes, sus murmullos ininteligibles. Ella canta su desventura, lo hace a capela con el viento, con las sombras de la noche, en los estribos del alba. Todos sus pensamientos están contaminados del recuerdo del Ausente, todas sus voces son el eco de un tiempo inanimado. Mis oídos están atentos, mis manos toman su rostro, atraigo su boca y capturo su aliento, lo absorbo a bocaradas plenas, si es mortal moriré con él, si es salvífico viviré un instante, ¡tan sólo por un instante!-

Así habló con voz tomada. Lucía contestó para dejar su testimonio y dar a entender que estaba al tanto de lo que pasaba al rededor suyo, pero su pensamiento sólo era la voz de las sombras; ¡no se entera de gran cosa!

Solita vengo
Soy flor de camposanto
Para mi amor


Él sigue el vuelo del moscardón en forma de acosador, ahora la presa es débil y no puede escapar, a su vez le conmueve la ternura hacia ella…

-En ocasiones sus metáforas son ejemplares, descarnan mi vida y la dejan vacía de contenidos. Sus pasiones colocan al ser en una atalaya que nunca podré escalar. Sus palabras configuran la entrega del mensajero, la confirmación de la verdad expresada con el aplomo de las montañas y sus halagos trasparentes son como fruta fresca en la boca. Su voz es regia y poderosa; delata la nimiedad de mi condición de hiena. Es tan alta su posición en la entrega amorosa que a su lado soy una roca enjuta, un rastro que se funde en la arena del desierto. Ante su resplandor espiritual me encuentro empequeñecido hasta limites indecibles y si sueño en poder alcanzarla, pienso que tendré que disfrazarme con las flores de mirto. 
¡Es una percepción que me pesa en el cuerpo como el plomo, pero en la mente se hace liviana, seguramente egoísta e interesada! Me gustaría decirle al oído…-

Tus ojos ciegos
Son ríos luminosos
En la barranca


-Hoy me ha examinado y tocado la espalda, con el índice la ha reseguido minuciosamente, trazaba líneas horizontales y descendía; ¡seguía un orden admirable! Con la yema de los dedos descifraba todos los misterios escondidos bajo mi piel, para ella no hay secretos dentro del cuerpo del otro. Se entiende que la tragedia le ha traído cualidades especiales acompañada de la sabiduría de los ciegos. Rápidamente se ha dado cuenta que mi espalda es una réplica del pergamino de la lujuria. ¡Lo ha entendido y olvidado al instante!
Sus plegarias están colmadas de peticiones no atendidas; ¡no pueden estarlo! Son cenizas del pasado y en el asombro de sus mejillas se leen los versos del mal. Los susurros que nacen de sus labios son caricias hirientes en sus manos, coplas trémulas en su voz.
Cantando y coreando estos veros su voz muere lentamente…-
Secos los ojos
Como las madreselvas
Se tapan solos

Ella gozó en el rostro del resplandor natural de las orquídeas, de la gracia de las semillas fértiles y en sus buenas horas, de una excitante sensualidad que se estremecía voluptuosa entre las caderas y los pechos. Era como una simiente que crece en el pensamiento, asciende lentamente y lo tiñe todo de colores y placeres sublimes. Sus amores eran tan lujuriosos y bullangueros que el vecindario lo celebraba con fuegos artificiales y mi querido compañero Jep Cerdá, el que recoge el efímero patrimonio sonoro de nuestro tiempo, tenía el proyecto de grabar en alta definición aquellos maullidos de placer, recoger los resuellos del goce en el lecho nupcial y dejarlos en el recuerdo colectivo junto a estos relatos.
Fue un deleite
Beber almohadones
De la lujuria
Se comprende que en esta situación tan dolorosa el Chacal, ahora ya transmutado en el amante de arrayanes no tiene ninguna posibilidad y en su momento se verá la solución. Ahora él adopta una posición ambivalente, iniciadora y anticipada, canturrea en medio de la noche para salir de un tema tan complejo y angustioso.

El alba apunta un nuevo día: oculto todavía, el sol dibuja una línea de luz en el horizonte y deja un sutil rastro de esperanza en el telón del cielo.

Soy sus ojos

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Foto prestada, disculpas al autor por no poder citarlo, Siempre le digo a mis alumnos; hay que poner los pies de foto 


Soy sus ojos
-Estoy seducido, deslumbrado igual que lo estuve de la santa; ¡siempre me pasa! Siento como de los extremos de la agonía nacen historias que me hacen estremecer de placer. Prestad atención en la generosidad de su gesto y después me decís si no es así, si no resulta una performance excepcional en nuestros días. Es tal su poder evocador que la imagen de la dolorosa queda empequeñecida e insignificante ante su acción soberbia.-
Con dos puñales
Me saqué las pupilas
Para mi amado

-No me canso de repetirlo, me dijeron que entregó sus ojos al pretendiente en un cáliz de plata, un relicario con dos perlas vivas que todavía veían y recitaban plegarias de dolor. Las esferas oculares saltaban y repicaban sobre la escudilla como lo hace el granizo sobre un tambor; ¡fue impresionante! Todavía hoy se oye su redoble como se escucha el estruendo de la tormenta entre los valles. Se percibe lejana, huyendo hacia el fondo, pero está ahí; ¡siempre presente! Con sus quejidos se ha colmado el cuenco de la agonía y se ha anclado firmemente en mis sentimientos. El redoble del dolor ha construido la arquitectura de mi forma de ver el mundo y ha abierto la sima profunda por donde se abisma mi existencia.
 Ahora es una escudilla simbólica para nutrir emociones, una jofaina para lavar las inquietudes, una vasija de ensueño para satisfacer la hambruna espiritual de los poetas y especialmente, un receptáculo vivo para cubrir las necesidades de la estética del dolor. ¡Una auténtica reliquia!
Es un grial como este que he construido con palabras, juego de niños con manos de alfarero que ejerzo con placer para vosotros.-

Lucía

La luz que desprendes en la reclusión del pensamiento, 
se repite una y mil veces con el roce de un instante.
Así es, son tan pocas las señales dejadas que
ya no puedo cerrar la puerta demandada.
Es tan atrevida la esperanza que
me conmuevo ante la
torpeza
de una palabra,
aquella que lastima la confianza
y como un cristal se fragmenta en tolvanera.


-Lucía es pues la figura que representa mi fuerza interior, la energía tenebrosa y doliente; ¡el permanente sacrificio de la mujer que me atrae hasta la locura! En ella se presentan y observo a todas las madres afligidas. Hasta la he dibujado como la madre cósmica, pero no es verdad. Ella es real, me excita hasta la elevación y lamento ver como se consume entre los pliegos de su soledad, como se marchita en la desgana.
Le digo de manera grosera para provocarla…-


Entre tus muslos
Duerme el molusco
De las pasiones

-No me hace caso, aunque los que la conocieron me han dicho que en su día fue emperatriz del lecho. Los besos eran descargas de poesía que se prolongaban horas enteras y las cópulas con el Ausente se hacían eternas, eran tanto o más duraderas que las de los sapos. Dicen los entendidos que los acoplamientos pueden durar hasta cuarenta días con sus noches. Era una ninfa, se recreaba en si misma desarmando el nudo de las pasiones; ¡fueron días de gloria! Hoy es la imagen de la derrota y el sexo le resulta un sacrificio insoportable; ¡nada tiene el sabor de otro tiempo! Sus genitales, antes carnosos y fluyentes, ahora se contraen y esconden entre los huesos. No obstante con sus sombras permanentes baldea tus ojos y los míos y da ánimos para encontrar el frescor de primaveras renacidas. Dice, y espero que así sea; que hay que tener paciencia, que todo está en el devenir. Le escucho paciente, aunque veo que para ella el presente se dibuja lento y mortecino.
En ocasiones le digo que se deje las excusas y destierre la retórica; es hora de dormir, comer y descansar, de lo contrario será un saco de tierra sin esperanza.-

Come ladina
Tus dientes mastican
Muy lentamente

Ahora se consume en un silencio luctuoso, se hunde en la melancolía. Lo hace con ardor desganado, con el calor y el ímpetu de un ser que quiere seguir pero que se desvive en la agonía, en el sentimiento demoledor de la perdida. El mundo entero se ha derrotado en ella, está dentro de ella y busca la rendición como solución final. En los momentos de reconciliación tiene ardores místicos que la conducen a la extenuación, busca su rincón en el mundo, un lugar sagrado para entregarse. Deambula por los corredores de casa y transita desde las cotas más altas de la pasión, a los pozos más oscuros de la depresión. En soledad se ahogan sus ojos, se hunden en los abismos más profundos, allí escucha y canta con el gollete anudado.

Me has herido
Como los ruiseñores
De madrugada

Es muy difícil entender su estado, para experimentarlo se ha de transitar en paralelo a su sendero, tener paciencia y seguir su proceso un día y otro. Así siempre, cada uno de los segundos de su vida; ¡es un secuestro agotador! Pienso que para poder ver la complejidad de su mente hace falta poner su idea ardiente ante un espejo y este, frente a otro, que refleje al primero. A su vez, que las imágenes especulares reboten; resuenen entre ellas como en un frontón repican las contingencias y se multiplican en un túnel virtual; ¡especulación perpetua de infinitas repeticiones!
¡Así es su angustiosa pasión, su persistente melancolía!
Plomo en la voz
Azogue en mi boca
Mente de barro

Comenta el Chacal en los límites del sueño.

-Entre los casos de ceguera que he encontrado en mi vida, a mi entender se trata de algo extraordinario. Estoy atrapado en ella, contaminado de su aflicción, infectado hasta los huesos  con su historia. Podría hacer un relicario de la cuenca de sus ojos vacíos, una urna para ocultar dentro los versos más sentidos. De hecho llevo tantos días entre sus argumentos que ahora me encuentro enfermo, obsesivamente perturbado. Empiezo a sentir alucinaciones y con una sola palabra desgajo el poderoso hilo del argumento; ¡ya es mi cautiverio!
Lucía está en mi, es parte implícita del pensamiento! -
Pozo del dolor
Colmas con desencantos
Todas mis noches

El encuentro con la verdad apasionada, revelada, siempre aparece una figura simbólica, un ser que encarna la angustia humana. Este es el caso de Lucía, ella es la llama que prende en el corazón y no se apaga nunca; un concepto difícil de entender en estos tiempos y que podría remitirnos perfectamente a las cuatro nobles verdades de Buda.
Lucía tiene el atributo del misterio oculto en los cuencos de los ojos y se pregunta:
  • El dolor es parte contenida en la existencia. 
  • El sufrimiento es causado por el deseo, la ambición y el miedo a perder lo que se ha conseguido. 
  • La congoja, la desolación, tiene una causa, eliminándola el dolor puede remitir hasta convertirse en herida luminosa. 
  • Para eliminar la causa hace falta transitar el camino de la excelencia, renunciar a los espejos del mundo excluyendo los vestigios de lo ilusorio…
Pero ella es débil y se encuentra desamparada y confundida entre preguntas, se recuece como lechal en calostro y no saca conclusión alguna. Entonces Lucía se da cuenta de la bifurcación de su vida. Su cuerpo va por un lado y su mente por otro. Ante esa encrucijada se observa y constata que está en el tránsito permanente de la existencia herida, entonces recapacita y despliega cuatro campos de acción:
  • La ceguera: la causa de amar demasiado; ¡la búsqueda sin éxito del amor perdido.! 
  • La pasión: el procedimiento para encontrar la felicidad en el espejo del pasado. 
  • La renuncia: el camino de la corrección y superación del engaño de los sentidos. 
  • El objetivo: encontrar el lugar para pulir la piedra de su mente y posteriormente depositarla en la tierra.

    Entre la confusión de los días piensa que ha de hacerse así misma, bordarse como un tapiz, hacer la obra de su vida; con ello espera la reconciliación plena con el mundo. No obstante sabe que su cuerpo entero se ha hecho sonaja vibrante, ha despertado el celo y tiene multitud de admiradores entretenidos.
    El Chacal le dice que ya es un reclamo furtivo por las esquinas, que entre vosotros empieza a ser el relato de los chismosos, los correveidiles y el consuelo de las comadrejas. Mucho más ahora, con el Facebook; ¡no hay secreto para ocultar, todo es pura banalidad!


    -Estas observaciones me cargan de responsabilidades y a su vez me elevan en un canto a la vida. Es un impulso salvífico que me predispone a la rendición y a cantarle.

    Miro tus ojos
    Son como pinganillos
    En la ventana

    Su clamor excita mis pupilas,  revela el enigma y hace posible el enlace con los secretos del mundo. La emoción mueve los nervios invisibles de los ojos y se desploman en lagrimas, caen en el cuenco de mis manos y se las doy a probar; ¡las bebe sedienta de alivio!

    Son de salmuera
    Emociones del lecho
    Que me conmueven

     A su vez, se que ella también fue seducida por una fuerza luminosa; ¡cómo envidio ser aquel amor esperado! En su día tuvo el encuentro con el Ausente y halló en él la llave de la puerta del misterio, fue un rapto apasionado y ya no quiso renunciar a su candor, ni tampoco a formar parte de este mundo. Tras la muerte, su mente encontró el sosiego en los estribos del sueño y allí quiso dejar su testimonio para siempre.-

    En el retiro de la noche exclamaba sin cesar…

    -El silencio me invade, susurro en soledad y me hundo en la oscuridad del recuerdo. ¡Él es siempre él y yo mortalmente derramada!
    Una y otra vez en el inicio de los amores divinos, víctima de la ansiedad y la pérdida, mártir del trasiego incesante en la vida… -

    El Ausente

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    El beso de la muerte, Cementerio de Poblenou, Barcelona. Fotos: Andria Gergiou

    El Ausente
    Ocurrió aquella noche de luces asombrosas y tinieblas agónicas; un rayo entró en su vida y trajo un suceso que no se olvidará nunca! Las contingencias fueron funestas para él y para los que estaban a su lado; ¡sigiloso y terrible, el final vino al encuentro sin apelaciones! Se desplomó en el suelo sin resuello alguno, inesperadamente tomó el camino obligado por el destino y topó frontalmente con la muerte. Ella silbó el aliento de un instante que huye y se llevó su alma y su pensamiento sin mediar palabra. Su mente se ocultó detrás de una mancha oscura, su cuerpo dijo basta y así quedó confundido con la nada. En aquel instante se aflojaron todas las tensiones y sus articulaciones se desplomaron en gravedad libre; ¡no pudo dar ni un paso más!
    Para él fue una partida súbita y podríamos afirmar que placentera pero dejó un reguero de dolor e incertidumbre en derredor suyo. Todo pasó en un instante, unos segundos de vacilación y angustia que para los vivos que lo asistieron bien pudo ser una eternidad.
    Ese intervalo breve es determinante en la vida de cada persona, pero en su caso ha traído la leyenda del duelo ejemplar, lo ha convertido en ceguera, en pasión dislocada y en la estética del sufrimiento. Esta tragedia es la que ha suscitado estos relatos y por ello la hace destacable sobre las demás. No es la única ni la más angustiosa, tampoco es un consuelo para nadie pero sirve para señalar que la cosecha del dolor y la perdida es la que con mayor insistencia nos arroja la vida.
    Su final tiene una parte consoladora, dibujó una marcha repentina, sin sufrimiento, inesperada y dulce. Fue tan rápida la partida que sólo dejó una manchita imperceptible en el suelo. De su boca se escapó un ¡ay…! y dejó de existir para siempre.
    Sin abrir los labios llegó a pensar...
    Entre luz-sombra
    Me entrego al mundo
    Y al olvido

    Lo hizo sin dudar en lo que le estaba pasando y sin mediar una palabra con nadie; fue un acto diáfano. Sin duda señaló una marca evidente del final de la vida; sin apelativos quedó todo en su lugar con una fecha precisa: (  ). Esta fecha estaba señalada en el calendario del destino como el día que se inició el cambio hacia la cultura del desasosiego.
    Se fue sin arreglar los papeles, sin despedidas sinuosas, sin alertas indebidas ni caras tristes y más todavía, sin dejar detrás un reguero innecesario de alaridos.  

    He empezado pues esta obra para fijarlo unos instantes, retenerlo entre palabras y honrar su memoria. Lo hago también para quitarme esa manchita que bien pudo formarse en la mente. Pero el curso de los acontecimientos va creciendo y una herida permanente se ha abierto y puede quedar en llaga incurable. De hecho, día tras día la friego con flores de mirto pero Lucía aumenta la gravedad con sus aflicciones, hunde su dolor en mi pecho hasta sentir como transmuta mi nombre. Estos relatos son pues un lenitivo para calmar el desasosiego que crea la muerte, su presencia da relieve extraordinario a la ausencia y se deja caer con saña en los momentos de soledad.
    No puedo evitar sentir la plegaria del silencio...

    Ya no respiro
    Se hunden en el pecho
    Tres mil puñales

    Pienso que relatar lo que pasa entre las personas es abrir la puerta al nuevo día y dejar que por ella entren las auroras con la fuerza de tiempos renovados. Describir lo que nos pasa es darle forma al desconsuelo y crear la estancia de los aullidos para encerrarlos; allí descargamos todo el dolor aunque en el pecho siempre quedan remanentes.
    Entender la muerte es fácil, para algunos es una circunstancia colateral, para otros un abrazo exterminador, pero en cualquier circunstancia ¡qué difícil es tolerarla y más aún consentirla!
    Dice el amante de arrayanes…

    -Le doy vueltas al tema y no puedo soportarlo, es como una brasa que quema las manos y no logro apagarla. Para mover los pensamientos escribo de manera obsesiva; las imágenes afloran solas, parece que son el fruto de una demanda que ha de ser atendida. Son los mismos argumentos día tras día se presentan. El mismo llanto que hiere los ojos, la misma melancolía. Las palabras surgen solas, se derraman por la boca, esta es una muestra de mi infortunio y quizá el oscuro contenido de nuevas realidades.-

    El viento de levante relata los hechos- 
    Hablo sin boca
    Te dicto versículos
    Luces del alba
    -No se que me depara la vida, noto como en el centro del pecho crece una herida, un profundo pesar que descubre el sentido del deber y me impone obligaciones, siento como el Ausente me hace hablar por su boca. Emerge ante mi un testimonio poderoso, una explicación que me deja desamparado, me pide lealtad y a su vez me llena de rebeldía. Un grito se escapa por mi boca, levanta las tumbas y hace repicar los huesos sobre tambores de duelo.
    Les digo herido y hosco…-

    Siempre mudos,
    Quiénes son los muertos
    Para reírse

    -Me hiervo el corazón entre las contradicciones, todas me golpean en la sien y siento el desmayo súbito; el malestar me deja al borde de la derrota. Pienso que solo tiene sentido seguir si tomo el ejemplo del teófobo como guía. No obstante me atrae la llama curativa, el salto de salvación que repica en la mente. Medito sobre la muerte y deduzco que es depuradora de todas las quimeras pendientes y también la que finiquita todas las batallas. La muerte se ha convertido en un ventana oscura que contiene el significado de la vida; ¡ya empieza a ser condición permanente en mi obra!-

    Callé en su día
    Las palabras debidas
    Tu las contienes

    En los días de duelo todo se anima y hasta las piedras de muerte toman la palabra y cantan. Dicen los mármoles enlutados, los granitos penitentes; ¡las cruces del camposanto!
    -Cómo esperaba experimentar una pasión así para asistirla, cómo añoraba encontrar la llaga del dolor para curarla, para lamerla hasta depurar el sufrimiento y convertirlo en llaga luminosa. Cómo deseaba beber de la raíz del sufrimiento y poder así aliviar la soledad del  jardín póstumo; ¡tan activo por las noches, tan solitario y descarnado de día!-
    Entonces le escucho en el aleteo de las tumbas y me obliga a centrarme en el relato.

    Ya no soy nada
    Suspiros en el aire
    Que se consumen

    Le llegó el beso de muerte en un momento plácido, después de “le petite morte”, ese espacio post orgásmico y genital donde se descarga la fuerza de la vida y un reguero de semillas buscan el encuentro con el destino. Un momento donde la melancolía apacible ayuda a marchar y la pérdida de consciencia sitúa al ser en un estado letal. Es el desvanecimiento amable que la mayoría de las personas experimentan en las experiencias sexuales.
    Él aprovechó ese instante plácido para marchar.

    Zumo de vida
    Mi espalda se vierte
    Como semillas

    Se entregó sin despedidas y entró en el tiempo mineral en cuestión de segundos.

    Soy de tierra
    Lecho de crisantemos
    En noviembre

    Fueron los últimos pensamientos ylos adornó con una imagen inaudita: invocó con el último aliento el"Festival de la Felicidad". En aquel instante, un homenaje florido se convocó en la estancia; como un holograma se formó una nube luminosa de crisantemos japoneses.
    Lucía pudo verlo unos instantes, recogió los versos y la imagen en la escudilla de su  boca y allí los retuvo para siempre, no los dejó marchar en toda su vida.

    La nube

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    El eterno encuentro de Abelardo y Eloísa. 

    La nube
    Llegó como un nubarrón oscuro y marchó al instante. Anduvo sin pasos entre nosotros y nos dejó enganchado en la piel un escalofrío intrigante, una sombra sin consuelo. Se aproximó a él con sigilo, lo escogió entre todos y se llevó su alma prendida en la boca como una ramita de mirto. Lo hizo sin mediar palabra, lo envolvió en un torbellino de confusión junto a los amores pasionales que lo ocupaban.
    Lucía quedó pendiente y absorta mirando la nube, en aquel momento no supo ver que pasaba en su cuerpo. Se llevó todo lo que le pertenecía, el gobierno de su vida, las ilusiones futuras, las confusiones presentes y además, le enlutó los sentimientos igual que lo hizo con los seres queridos. Años más tarde, ella irá junto a él y encontrará todo aquello que realmente iban a compartir; ¡incluido el beso y el sueño de los amantes!
    Como ya he dicho se lo llevó entre los dientes para siempre, en silencio, cantando o silbando; como fuere, dejó tras de sí un reguero de amargura que ahora hace exclamar...

    Es el momento
    Se terminó el plazo
    En esta vida

    Ahora todas sus voces se han apagado, él ya no es nada, o mejor dicho, quizá es un manojo de cascabeles entre los dedos de la noche, recuerdos de los difuntos que excitan el tiempo perdido hasta la saciedad. A lo mucho que pueda quedar de él, ya es levadura entre esporas, fermento para otras vidas, aliento en el aire y probablemente otras muchas cosas que ahora no me fluyen de la cabeza; ¡me siento viscoso!
    Nada quedó claro tras aquella nube pero cuando pueda haré un esfuerzo para vosotros, deseo iluminar la idea de manera vehemente y tatuarla, incrustarla o remacharla en el rostro de la muerte; es un deber contraído para combatir su astucia.
    Con que sigilo
    Nos conduces al foso
    De los desmayos

    Su rostro es más cambiante que el de Jano, por ejemplo podría visionar la nube como algo sonoro y brillante, quizá como una campanita muda que invoca las almas para enseñarles el camino. También puedo verla como un sonajero invisible que excita los recuerdos y, por qué no; la que trae la lluvia nocturna, la que golpea el cristal y nos llena el pecho de espanto. También puede ser la sombra insinuante, el escalofrió furtivo, el sonido evocador y la tierra trémula.

    Porqué te temen
    Si eres el consuelo
    De la espalda

    Yo no le temo, por ello prefiero mirarla de frente y con los ojos claros, entonces la observo entre los dedos; la nube se cuela como el viento entre mis manos, tomo su rostro ambivalente, lo llevo a la boca y la respiro. La escucho atentamente y constato que habla con los términos de un niño, sisea las voces de siempre y su terrible sonrisa no tiene maldad alguna. Su resonar de dientes es el tañido lastimero que desvela el amor perdido y el vacío de los ojos configura el hueco del encuentro con los temores más oscuros. Mirado así todo se hace presente como una realidad táctil y sobrecogedora pero si le das la vuelta te puedes divertir un rato con ella.

    No te sonrías
    Pareces el fantasma
    De Canterville

    Por desdicha la muerte es también una medalla de plomo que pende del cuello de los vivos y esclaviza la voluntad de los seres más queridos. La muerte hay que verla en su justa dimensión, ahora, en estos relatos, es ella la que invade el escenario, subyuga las voluntades y nos ocupa el pensamiento. Se muestra fría y distante, serena e implacable pero es una realidad sencilla que transformamos en versos y algazara para los vivos.
    En su acción mecánica surca el cielo con el ritmo de los astros, juega unos instantes con los neutrinos celestes, se diluye en el campo de Higgs y se amontona entre los cuerpos sin alma, así forma la laguna de los fermentos, siempre dispuesto a empezar de nuevo; ¡eso es, nada más que eso!
    Su situación nos espanta ya que cobra el tributo al arrancar la alegría del corazón de los vivos, pero la realidad no es tan perversa, sólo le canta canciones inocentes para los niños.


    Inanimado
    Como las lagartijas
    Cuando palman

    Con el silencio
    Lo quieres decir todo
    En un segundo
    Sí, no…, sí, no, sí…
    Como las lagartijas
    Cuando palman


    Susurra el Chacal… musita y sigue…


    -Ya no quedan requiebros suspendidos en su boca pero puede estar fundido en cualquier cosa, ahora lo es todo menos un ser que mueve los sentidos y sabe responder a las demandas del deseo. Entre los vivos es más transparente que los recuerdos, ya no está pero su ausencia se hace corpórea y persistente. No es nada pero bien puede ser el velo delicado del rocío, el vuelo rasante de la tórtola, el vaho de la tierra, y porqué no, el que declama por mi boca los versos de la tristeza.
    Él es la nube donde viajan todos los muertos, el recuerdo herido que busca consuelo, la voz trémula que canta con la aurora los suspiros vespertinos de la pérdida. También lo siento gemir conmigo, musitar entre mis labios la desventura de la noche; hoy veo con claridad como se apaga su victoria con los resplandores del sol. Todo sigue vivo, puede ser que alguna cosa quede de él en el canto nocturno del búho, en el voz sonora de la nube, la que tararea las canciones más desconsoladas de la vida y con su letargo invernal nos deja hundidos en la congoja. Se siente, se hace llorar en cada gesto de la tierra, pero ahora lo hace en mi voz como un pregón penitente. Él está en mi, quizá soy él en el limo fértil del río.-

    Ruedan toronjas
    Entre cielos azules
    Prende mi sueño

    -Estos son los versos del alma del Ausente, una y otra vez los recita, se oyen entre el retumbo de las campanas y yo los escribo; siempre persistente, un día y otro hasta convertirlos en letanía agotadora. Son los cánticos del viento y resuenan por los campos en todos los tiempos; se disuelven en aliento en invierno y primavera. Son murmullos que ruedan por la pendiente y se animan entre el griterío de los niños, los comentarios y risitas de las alcahuetas, los siseos socarrones de los obreros. De este modo transfiere su existencia ausente, me la dicta y yo la escribo para todos vosotros, así es como llega íntegra a los oídos de Lucía. Los versos son como jugos genitales que se fermentan en ella y crecen y se desorbitan hasta el momento de la reunión final. Son semillas que instala en su mente, juegos amorosos que se recrean en una performance continua, allí quedan y enmudecen.-

    El murmullo del aire la consuela, día tras día le alivia la garganta. Es la nube letal que ensombrece su alma dolorida y con la resonancia oculta le diluye el nudo que la comprime. Así se disuelve el lazo que impide alentarse y por ese poro diminuto entra una caricia de luz.

    Con un suspiro
    Defino los tormentos
    Entre los días

    El amante de arrayanes le dice...


    -No sufras más, él ha vestido tu vida de luto permanente, como Abelardo y Eloísa os vais a encontrar algún día. Lucía se da por bien pagada, los recuerdos están vivos en su cuerpo. La vertical de los árboles lo enuncian, el perfume de la hierba lo pregona, el lecho del río deja murmullos escritos en el paño del agua y la piedras del fondo forman los milenarios huesos de los ausentes. Todo esta bañado de duelo en sus ojos, todas las cosas desprenden insinuaciones que lo recuerdan.-

    La meditación se ha convertido en un recurso evasor, entonces Lucía se instala dentro de una roca y se confunde con ella, se hace aliento permanente.


    -Su voz es ahora el canto dulce de la naturaleza, la luz mística que desprende, yo le transcribo algunos versos mientras repico con los pulgares la piel de un tambor.-
    A lo que Lucía contesta:
    -Con la vibración del aire siento un espasmo y con él mitigo la soledad y la ausencia. La humillación a que nos somete la muerte es también el inicio de una nueva vida; con ella empiezo a detectar el vínculo que se contiene en mí. Tiemblo de espanto bajo la piedra amenazante; tiemblo y sueño en la melancolía que tu me has sometido, ¡me oculto en los huesos y beso tu muerte!-


    Hojas de lata
    Resplandece el olmo
    Con su mensaje

    Su mensaje

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    La nube. creación ¿? Si el autor está de acuerdo le ruego me lo haga saber y pondré su nombre.

    Su mensaje
    -Sólo yo puedo entender su mensaje, lo digo sin petulancia alguna, de hecho soy el Chacal y el traductor de su voluntad. Soy el que transcribe los silbos del aire y la luz de la terrible nube, la membrana sonora y teófoba que cimbra el cielo. Por este motivo y otros no menos importantes, puedo hacer lo que me venga en gana. Soy yo el que mueve sus recordatorios; me tomo todas las licencias y por ello soy responsable de todos los desatinos.-

    Eso dice y en ocasiones me imita, no obstante intento que él sea fiel a su voz. Lo afirmo con honestidad, han sido años de ensayo escuchando el clamor de la naturaleza, horas enteras con los ojos atentos en un agujero para ver como los rayos de luz penetran y fecundan una idea luminosa. Ha sido mi vida dispuesta en la cara oculta del mundo para que ahora pueda ajustar el tono de algunos principios, entre ellos el cuerpo de los sueños.-
    Cubre la roca
    Mis lamentos indican
    Su cobertura

    Un bosque habla con su voz esplendorosa, con el perfume que exhalan las ramas, con la vida que genera la tierra entre los restos putrefactos. Su voz es poderosa y cimbra el aire, se mueve como las hojas escritas en otoño, vuelan, revolotean y describen su estado. Las hojas son mensajeros que susurran los mensajes con el ánimo y enuncian su vitalidad al instante; ¡tintinean en el fermento del barro, crecen en primavera y verdean versos en todos los tiempos! Se observan activas en la exuberancia de los árboles, se mueven junto a la variedad de formas vivas y ríen en el vigor de los brote tiernos; ¡los matices son infinitos!

    Con que sigilo
    Secan los océanos
    En mi garganta

    Entre esa floresta vigorosa, un árbol fuerte y hermoso acaba de morir; ¡no se como llorarlo! Un remolino laborioso y vivo, una tormenta voraz y celestial se dispone para el gran festín; ¡no se como celebrarlo y me siento confundido!
    Todo eso esta ahí, es visible hasta para los más ciegos, si no lo ven es que les mueve la maldad o la falta total de conciencia. ¡Mirad la nube, es una garganta de cuchillos que corta el aire, una espada digital que nos confunde la mente!. Los ojos ven ensueños; la muerte, ¡ay...! aliento que se funde en la nube! De regreso vuela, nos lleva al paraíso perdido. 

    Mira tus manos
    Forman el testimonio
    Del universo

    La contemplación del espectáculo nos llena de calma y aceptación; estamos sentados en la primera fila, observamos el gran espectáculo de la vida y la muerte. Lo que vemos es real, no hay simulaciones, no son metáforas, no hay palabras fermentadas de consuelo. Vemos con asombro que eso es todo, no hay enlaces con el misterio, él es el requiebro final y ahí está el encuentro con el sol, la entrega evaporada con la nube que nos lleva para siempre…

    La hecatombe
    Ya no se entiende
    Entre las piedras


    El viaje mineral lo he contemplado durante años, para sentirlo plenamente he tomado directamente las sales de la tierra, he respirando el aliento de la montaña y perforado pozos interminables, he dejado la palabra fundida en el mar, he recogido el aliento y protegido el ADN de la generación Índigo. He escuchado la declamación de las cañas, los siseos de las sabinas y los clamores del río y lo más dramático; hasta me cuesta dolor explicarlo, he reventando piedras con un martillo. Las he golpeado hasta que, paso a paso, ya rendidas a mi furor, me descubrían lo que ocultaban dentro. He hecho todo eso y mucho más hasta quedar rendido. Lo hice con la intención de dejar los lamentos escondidos para siempre. En cajas de bronce han quedado ocultos los suspiros minerales. Todas estas acciones i muchas más que no enumero, han sido el aprendizaje de un oficio sin futuro, pero son las que hoy me proporcionan autoridad para hablar de la naturaleza y descifrar su mensaje.

    Con un martillo
    Golpeo los guijarros
    Para que canten


    Ahora habla el Chacal con voz de niño, imita mis palabras hasta la reproducción del eco.

    -Le transcribo a Lucía los murmullos del Ausente y animada por su presencia llega a tener temblores virtuales, su cuerpo se estremece de placer igual que un beato en la montaña lo hace de frío. Así crea en el recuerdo un vínculo misterioso, el espectro se hace presente en forma de presentimiento y se entrega a él en ofrenda enamorada. Se desnuda y se tumba en el lecho, se cubre con pétalos de jazmín y se deja inundar por recuerdos lúbricos. Sacrificio de placer y ofrecimiento de un beso a la muerte, obsequio que acompaña con libaciones de saliva hasta llegar al arrobamiento amoroso. Este ritual lo establece cada noche, ya se ha hecho vagido perenne, sollozo crónico, alfiler penetrante, garrote de dolor y placer que sólo el tiempo y el calor de la tierra serán capaces de entender y disolver.-

    Botón del placer
    Que tocas con gemidos
    Y me desplomas

    Tomo la palabra y observo como ahora se consume entre lamentaciones. Apenado escucho sus estremecimientos y reparo como su voz se quiebra, su discurso se cuartea y lentamente empieza a amasar las palabras. Las modela como un artesano trabaja el barro, así construye la vasija de la tristeza. Después deja caer en ella los rumores que se desprenden de su mente, los fragmentos de lo pensado, los residuos permanentes. Es un recipiente de sonidos donde acumula todos los suspiros nocturnos, todas las peticiones no atendidas…


    Si algún día practico la mentira
    entre los juegos del amor,
    seré invariable y casta,
    comprensiva y justa,
    impasible a la fatiga,
    libre ante los besos de suerte.

    Ella intuye que estos relatos son embrollos verbales, cantinelas de mi invención que no tienen destino. Piensa que lo que le explica el Chacal es una imitación burda de sus sueños, y para mi lo más grave, que mis relatos no sustituyen ni la sombra de su amado. Sólo pensar en la superchería le dan arcadas; me lo ha manifestado en infinidad de ocasiones...

    No te comprendo
    Llevas entre mentiras
    Trampas de lobo

    Digo yo que así lo presiente ya que me rehuye y me insulta…, pero también es verdad que tras leerlos se tranquilizay en algunos momentos de lucidez me lo agradece. No obstante detecto que no ve nada claro, se sacó los ojos y por ello cree más que piensa. En su anoréxica esperanza se consume, entonces deduce que nada es verdad y se revela ante la adversidad, se estremece y vuelve al llanto. La rabia y la frustración la ciegan más todavía. Pero su enfado es más llevadero que el duelo, detecta que las provocaciones la ponen vigilante y por ello hace esfuerzos considerables para pensar sobre la gravedad de la muerte. La creencia huye y constata que una realidad nueva la alimenta, en cierta manera la furia que le genera mi insolencia la aviva y le proporciona claridad mental. Me dice…

    Entre dientes
    Nacen tus cantilenas
    De verduguillo

    En los crepúsculos el Chacal lanza un aullido en celo, con él cubre el prado verde oscuro de la noche.


    -Ahí se consumen sus miedos y desconfianzas, en el fondo está atrapada por sentimientos pasionales y contradictorios. Advierte que tiene que encontrar los restos mortecinos del Ausente en los reflejos vivos de alguien. Entonces yo, ladino y taimado, estoy a su lado con la voz de los tiempos, le transcribo las voces y le alivio los instantes; soy un rincón calmado en su desventurada travesía. Con este fin le cuento las desgracias que pasan por el mundo; le explico la tragedia del infortunio en blanco y negro. Le canto en una antífona la brevedad de la vida.-

    Son castañuelas
    Huesitos que rebotan
    En el asfalto

    Al final del día, una llamarada viva emerge de su pecho, se forma un nudo en la garganta y se escapa como un murmullo por la boca… Entonces contempla al amado en los últimos rayos de sol, en el vuelo rasante de una torcaz, en el chasquido de las hojas. El Chacal es una sombra que huye por las torrenteras, Lucía vislumbra la presencia del Ausente en el calor de la luz y le habla con las tinieblas de sus ojos.


    -¡Buenos días amor, buenos días! Le dice al dorado sol de la aurora, también a los serenos claros que ahuyentan la noche.-

    En la tarde reverberante y con la luz crepuscular, cuando el sol ya ha caído detrás de La mola de coll de jou, vuelve a llorar desesperada y le susurra en silencio…


    -¡Adiós, adiós amado! -

    Tiempo de tristeza

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    El vórtice de la nube oscura. Fotógrafo desconocido, ruego me de su permiso y su nombre.

    Tiempo de tristeza
    Lucía es y merece serlo una madre hermosa, sublime y grande como la diosa Inanna. Pero no puede disfrutarlo, tiene una nube oscura en la memoria y vive con el semblante permanentemente ensombrecido. Camina solitaria con el corazón sangrante, atravesado por siete cuchillos como la dolorosa.
    Creo recordar que en su momento ya la vimos consumida en la tortura, se movía lentamente en el despertar y llevaba sobre sus hombros el baúl de la tortura. Ahora sus dientes repican un tambor desventurado, lo hace vibrar igual que el Chacal lo hacía con los pulgares. Sus palabras son gemidos de dulzaina y de su boca no puede salir otra cosa que el lamento permanente de los vencidos. Sus oídos están encallecidos, tienen acufenos permanentes, solo se activan y pueden prestar atención si es para invocar al Ausente; ¡es tiempo de tristeza! Con su firme decisión de entrega al amado, ha dispuesto los momentos de su vida. Con su desgana crónica se ha hecho la eterna guardiana de la tumba de la pasión y el silencio; ¡ya no espera nada! De súbito se ha quedado sola, desamparada, obsesivamente perturbada por recuerdos de un tiempo feliz, una época que cayó como un árbol seco, ¡de repente! Un periodo sin mesura que le hace exclamar cada noche…
    ¡Entre el néctar
    Subyugaste mi cuerpo
    Con doce besos!

    Lucía conoció el verbo creador a los trece años, no fue una aventura dislocada en el lecho de los enlaces, fue un acto de traición que la marcó para siempre. Fue con el Ausente cuando realmente descubrió su condición de mujer y ahora, trás ese período de entrega, de disfrutar plenamente de las libertades de Lilith, no está dispuesta a renunciar a esa atalaya amorosa, ¡eso es todo! No quiere ni pensar en perder los estribos del sueño por una burda imitación y menos aún, por la intima y solitaria fricción de los dedos aunque estos sean suyos. Cuenta entre murmullos incoherentes, que los enlaces amorosos la elevaban a cumbres insólitas. Entre jadeos y murmullos al oído, le encantaba sentir halagos sobre su cuerpo, eso la excita hasta la locura…
    Como te mueves
    Estremeces la vulva
    Sin contrabajo

    Explica que en cierta ocasión estaban en una cafetería y le dio un arranque pasional irrefrenable, le miró con lujuria y le lanzó un beso lúbrico con los ojos; ¡fue el primer verso de primavera! Se levantó con ojos ladinos y cargados de insinuaciones, fue al baño y se quito las bragas, al salir le dijo al Ausente, ¡vamos!, No sabían el destino pero pasaron por delante de un hotel suntuoso y se metieron dentro. Franquearon el hall abarrotado de personal, sin decir nada en recepción subieron al ascensor en solitario y marcaron el último piso. En el trayecto fue suficiente para llevar a cavo lo que se había forjado en su cabeza. Alargó el tiempo y aceleró los instantes para hacerle una felación completa, fue una eternidad lujuriosa. Mientras llegaban al séptimo, tuvieron tiempo de todo y hasta de recuperar la compostura. La escena se pudo ver en todas las direcciones, se multiplicó en los espejos siendo la visión del techo la más delirante; ¡era de infarto! Fueron momentos de libertad y locura que no olvidó nunca, especialmente quedó iluminado su olfato, recordará siempre como el aire quedó perfumado del aroma salino de las criadillas.
    No obstante sus arranque pasionales sabe que sus quimeras son pasajes de un tiempo que no volverá; no tienes futuro, pero se resiste a aceptarlo. Malvive en un desvarío insoportable y no quiere salir de él ya que eso supone la separación y ruptura con el pasado. La marcha súbita de su amado se ha puesto justo en el medio de su existencia y el retorno ya no es posible; ¡lo sabe muy bien! Ahora se encuentra secuestrada, prisionera entre el laberinto de sus recuerdos y la enérgica dependencia amorosa. En sus ensueños le escribe.
    Toda la tierra
    Entra en mi vientre
    Si tu la pones

    Aunque vive sin luz en los ojos está henchida de anhelos, tiene visiones y escucha voces herméticas, vahídos de la noche. Vive entre sueños las contradicciones más sangrantes y se abandona cautiva en el interior de sus pasiones, ahí se lamenta y solicita ayuda.


    -¡Qué puedo hacer con estos pechos de madre!-
    Entonces prepara un baño con sales estimulantes, las había comprado en un puesto ambulante del mercadillo del jueves. Colocó la imagen del ausente entre flores frescas e hizo un altar delante de la bañera. Aderezó con velas las estancia, libró en el aire perfume de jazmín sintético, puso la música que escuchaban juntos y se metió en el agua. Se sumergió totalmente i dejó que el agua entrara dentro de ella hasta colmarse; ¡no sabía lo que hacía! No conocía las propiedades de aquellas sales y enloqueció de fogosidad. Una y otra vez llegó al orgasmo, se mordía los labios hasta sangrar, se retorcía entre las piernas hasta que las fuerzas la abandonaron totalmente. Ya abierta en dos, tuvo algunos espasmos epilépticos y se desmayó.
    Ola de marfil
    Cielo de vainilla
    Mi maldición

    Estas drogas han hecho estragos el los EE. UU. El caso más conocido llenó de estupor a los adictos a las noticias, se conoció el hecho bajo el nombre de: el caníbal de Miami. El personaje en cuestión, era consumidor habitual pero aquella vez las cosas se salieron de los bordes, tras tomarla se despertó en él una fuerza sobrehumana y enloqueció. Estaba con su amante en la bañera, le atacó y con los dientes le arrancó la cara de un bocado; dicen que en parte se la comió.
    El caníbal había tomado una droga sintética parecida al Crack. Se trata de un compuesto parecido a las sales que sirven como relajantes musculares, son cristalitos de colores en apariencia inofensivos. Su nombre clínico es de 'Metilendioxipirovalerona', o MDPV, (siglas en inglés). Pasó a ser noticia mundial por los efectos que causa y la fuerza que genera en aquellos que la toman. Los adictos a las pasiones fuertes le llaman “Ola de marfil”, ( ya la cité en el relato de Strauss Kahn). También se le conoce como: “Cielo de Vainilla”, “Bendición” o “Relámpago blanco”
    No me comprendo
    Entre mil convulsiones
    Me descompongo

    Lucía no toma excitantes, ni el café le viene en gana, con agua fresca del mar y la luz de las estrellas tienen suficiente para llegar al éxtasis, pero el agobio espiritual la está destruyendo y ella se precipita cada vez más en ese estado. Le envío estas fábulas para animarla, pero ella no responde; seguramente me ve como a un alumbrado, un santo con sueños de niño. Un bobalicón que toma un helado de chocolate, lo toma a destiempo, se derrite entre los dedos  y resbala sin control.
    En ocasiones Lucía espera la solución en el ocaso y siente una llamada poderosa del fin. Para mi alegría evita aumentar la tragedia y se consuela leyendo una y otra vez los relatos que le escribo.
    Con los ojos vacíos  y el pecho constreñido de dolor, vuelve al encuentro con la imagen del espectro, por la noche siempre  cae en la malla espesa del recuerdo. Ya de madrugada, regresa a la vigilia y abandona los juegos nocturnos, al final queda extenuada y exclama una antífona que sale de su boca sin esfuerzo alguno.

    Como el búho
    Devoro las tinieblas
     Continuamente.

    Así pasaron los años hasta que se hizo lánguida y flácida, su piel era de color añil y como un velo de seda cubría los huesos con reflejos transparentes…

    El lecho

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    Johann Heinrich Füssli. 1781 La pesadilla. ( El íncubo) 101 X 127.  Detroit. EE.UU

    El lecho
    Las noches para Lucía son la suma de horas eternas y en el duermevela acaricia los instantes con ansiedad, se humedece y despierta lujuriosa. Con las manos inquietas busca donde asirse, donde afianzar el cuerpo, entonces cubierta de lagrimas se recrea el encuentro soñado con el Ausente. Sin saberlo se destruye lentamente, el cuerpo se descompone y sin control expulsa las deyecciones hasta que su cuerpo queda frio. Hurga en evocaciones que avivan deseos inconfesados, inventa situaciones heroicas que nunca existieron, recrea el pasado y lo aumenta hasta extremos indecibles. Volteada en el lecho recrea todas las fantasías posibles y en el terreno amoroso hace venir todo a su medida. Como Procusto hacía con sus amantes y victimas, ella recorta los pies de la realidad para ajustarlos a la disposición del lecho.

    Hoy te recreo
    Con dientes de diablo
    Hago un collar

    Ella está confundida hasta el entrecejo, no distingue lo que siente con aquello que desea sentir, devora con ansiedad las imágenes del pasado, evoca situaciones prohibidas en su concepción moral e inclusive, piensa que sus manos tejen con sigilo la malla de la tarántula. En su mente se ha formado el nudo gordiano y disolverlo es cuestión de tiempo y paciencia. En estos trances el Chacal tiene un gesto de caridad y susurra madrigales en el aire, los alienta por la boca del amado y los deja caer como respiros de la fatalidad. Es una simulación perfecta, invoca al Ausente y crea la situación propicia para una alianza misteriosa. Él lleva el trasiego de un deseo penitente, el de ella, lo acaricia con pensamientos animosos y los expresa de la siguiente manera.

    Jugos de tierra
    Recojo en tus senos 
    Flor de la brisa

    Lucía está prendida con lazos delicados y difíciles de comprender: junto a los impulsos amorosos están las promesas, el sentido del deber, la fidelidad… Todo su mundo imaginario ha formado un nódulo donde las contingencias universales se encuentran en litigio y en su cuerpo se debaten en la gran batalla. Un cuadro desordenado y terco que hace que sus ardores le atormenten hasta el desvarío. Cada noche se consume entre sollozos y suspira dentro de esta copa de barro.

    Con un solo adiós,
    con  un  solo  beso,
     ayúdame a pasar
    las sombras;
    noches
    vacías,
    cargadas 
    de largos suspiros.


    Así seguía su personal duelo, mortificada y plena de melancolía se confiaba en el remanso de la noche. Caminaba sin brío, movía los pies con un cansancio infinito, un trecho corto la dejaba aturdida, sola y vencida al borde del abismo. No obstante luchaba, no se dio por vencida y en los momentos más sombríos pensó que ella era una partícula necesaria en los engranajes de la vida. Entonces recogía el agua de lluvia para baldearse los ojos, tomaba a bocanadas llenas las oleadas del viento, miraba la lejanía y dejaba marchar los más hondos suspiros. ¡Como un árbol desganado, decaía!

     -No puedo más. Qué puedo hacer. ¡Es tiempo de rendición!-

    Para no olvidar nada y revivir el pasado ha hecho del amado un bucle ensortijado en su memoria, una diadema de recuerdos anudados al infinito. En ocasiones se contrae como un puño, entonces, como Gustav Klimt se abrazó así mismo en “El beso”, en el goce amoroso de la pintura, ella lo recrea en un cuerpo imaginario, invisible e inexistente; en él deja caer sus besos apasionados, sola en el dormitorio. Se coge los pechos como las diosas madre, estira el cuello hacia el cielo, contorsiona la boca y unce su cuerpo con abundantes lágrimas. Se anuda a sí misma y ondula sus evocaciones como una lombriz cuando hiberna. Grita por los corredores, por las ventanas y balcones, dice.

    -¡Tómame, solo puedo vivir si tu eres el que alimenta mi sueño!-

    Transcribo sus murmullos ya que para vosotros son inaudibles… Reproduzco su dolor ya que para vosotros es un espejo invertido, resumo con palabras torpes el timbre de su poder ya que en él respira el hálito de la vida.
    -Estos brazos son tuyos, también estas caderas de madre, ahora sedientas y con los pechos resistentes, erguidos como los de una miliciana…-

    Sigo atento a los murmullos, ¡son letanía interminable! Escucho y escribo de manera mecánica, es un relato que se hilvana entre los muros, se teje en el crujir de las vigas, se expresa en el batir de las ventanas y se hace presente en el zumbido de los mosquitos.

    -Tu dispones mi organismo como un catalizador aéreo. Con los ojos lo dejas ajustado al deseo, lo fascinas con el fulgor de un íncubo; como un contrabajo lo afinas. ¡Amor! esta noche lo has dejado dormido con cinco plenos seguidos…-

    Ya veis que su entrega en el lecho es total y sus orgasmos la elevan a cotas inalcanzables para el común de los mortales. En el momento culminante su boca deja ir un lamento indescriptible, un maullido destilado en las fuentes del placer, sus ojos se contraen, se ajustan entre en la mueca de dolor y el rictus complacido de la muerte. Su cuello se tira hacia atrás y el color del rostro se ilumina; entonces aparece el milagro, rejuvenece veinte años en un segundo.
    Él le contesta con cierto tartamudeo y de manera poco clara; bueno, así lo interpreto yo, con mucha voluntad por mi parte escucho lo indecible y pongo voz al murmullo… En ocasiones no oigo otra cosa que un pitido, pienso si será la prolongación de los acufenos crónicos que padezco. Entonces tengo que inventarme toda la oración. Por mi parte se convierte en un acto profanador; ¡es igual, nadie se entera de la añagaza que hago servir! Ahora creo que dice…

    Tengo espasmos
    Como doce gorriones
    En el tejado

    Mirad bien lo que interpreto, más o menos es lo que desentraño del rumor lejano, tan lejano como el vuelo del cóndor. Confieso que he hecho esfuerzos considerables para afinar el oído. No quiero hacerme pesado en la transcripción, al fin y al cavo lo importante es el relato, ¡qué más da como llega hasta vosotros…!

    Retorno

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    Retorno
    Con la voz quebrada dice que desea renacer y piensa que lo ha de hacer de las heces de la muerte, de las excreciones que supuran sus heridas. Quiere nacer de las fuentes del dolor como el divino crucificado. Piensa que este es el ciclo eterno de la vida; ¡el reciclado de los despojos!
    Con este fin aviva las úlceras de su alma, las hace ponzoñosas y en permanente fermentación; no habrá descanso hasta el retorno! En ese estado de descomposición repasa cada día las palabras que salen de su boca, escoge aquellas que son más lacerantes y con ellas afirma.

    -Si explicara las cosas angustiosas que me suceden, si vertiera en palabras las llagas que dibujan el perfil de mi destino, nadie me creería y dirían que soy una llorona convulsiva, ¡la quejicas de los soportales! Todos pensarían que soy adicta al dolor por conveniencia, que me recreo en sus perversiones para sacar beneficio. Mi lucha es beber la noche, ahuyentar las tinieblas y llegar al nuevo día.-

    Veneno dulce
    Devoro cada noche
    Para regresar

    No puede ser la plañidera de los domingos, pero tiene momentos para todo. La conozco un poco y se que las plegarias las esconde en el hueco de la garganta; ¡allí las comprime! Cultiva las palabras con mimo antes de convertirlas en verso, en canto enamorado. Las amasa entre los dientes hasta hacerlas pastelitos codiciosos, juguetitos del sentimiento colectivo. Una a una las cincela en el balaustre de las oraciones, o bien, con cuidado las encasta en su piel como un tatuaje. Con ellas forma las secuencias vitales de su memoria; ¡son su vida! Las quejas las extirpa directamente de la carne, las arranca del lugar donde se ocultan y las deposita con cuidado en el hilo enmarañado de los recuerdos. Como legajos quedan ordenadas y secretas en los anaqueles dormidos de su garganta. Un día saldrán con la fuerza de una soprano y en un instante destrozará las cristalerías de Bohemia. Son descargas de sufrimiento acumulado que buscan su liberación, arpones de descabello que se hincan en cada palabra que escribe. Es una acción temblorosa que ella da aliento penetrante al recitarlas en forma de letanía. Son espinas del rosal que fija en la carne para afianzar el motivo de su dolencia.

    Entre el dolor
    Condición de mujer
    Que se agita

    Sabe que ese es el camino del mártir, el sendero del héroe, la trocha de los que están llamados a ser testimonios de grandezas invisibles. Sin testimonios ni grandes propósitos, quiere hacer del amor perdido su propia cruzada, su lucha redentora. Se amuralla dentro del motivo que ha encastado en la piel, es ya una cutícula fascinada que forma un tatuaje imborrable. Es una idea endurecida que se ha hecho armadura permanente, cota de plegarias que blinda sus sentimientos. Con la repetición de los gestos se escarnece y en ellos se encuentra heroica. La máscara del dolor la sitúa espiritualmente en el pedestal de los derrotados y allí se contempla exultante de pasión, henchida de soberbia. Como la mártir cuando tuvo que sacarse los ojos para entregarse a Dios, también Lucía vive el éxtasis en el dolor y exclama.
    Mayor dulzura
    Mis llagas supurantes
    Cazos de miel

    En cada mirada que ejecuta advierte al Ausente, lo presiente en todas partes; en los rizos del agua, en los remolinos del viento y el vuelo de la alondra. Él es pura omnipresencia en su mente y lo ensalza hasta niveles míticos; ¡ya nada puede haber que le iguale! Nadie puede rivalizar con sus hazañas amorosas y, la verdad sea dicha, eso espanta al más atrevido de los hombres. Así aleja a los posibles pretendientes, los disuelve en el aire como se ahuyentan las tinieblas con un palo. Sólo el Chacal es capaz de acercarse y aún así, se mortifica para encontrar el modo de hacerlo. Se sugestiona para el encuentro, se inventa los discursos, se confunde entre palabras hasta que se trasfigura en el amante de arrayanes. Cansado de tanta intriga, le dice…

    Tienes el sexo
    Como las serpientes
    Más sigilosas

    Lucía no es inocente ni desvalida, hace sangrar las heridas intencionadamente, como Penélope con su tapiz, lo hace para que no cautericen nunca. Así ofrece su vida, es la expiación de una culpa inexistente; un caso similar al que hizo la Santa. Inclusive suele afirmar que desea emerger del sufrimiento como lo hizo Jesús del calvario; todo lo quiere hacer en silencio.
    El Chacal le interpela intencionadamente; ¡quiere confundirla!


    -¿Qué habría sido de la cristiandad sin la cruz? Le pregunta y le contesta casi simultáneamente: ¿qué habría sido del martirio, del dolor que conlleva la pérdida sin estos relatos? ¿Para qué escarnecer la herida de la pasión si después ha de quedar entre el polvo del olvido?-

    Lucía contesta.
    Entre pústulas
    Avivo los placeres
    Mortificantes

    Yo le digo que sea prudente, que lo que hace es un acto de arrogancia, que no puede ceder ante los ardides de la ilusión y que tiene que luchar por la vida. Pero ella está turbada y me rebate con desaires; hasta me insulta equiparándome a animales que se arrastran por el suelo.


    -Lombriz de brazal, perro de monte, rata de trigal; ¡no entiendes nada! ¿No ves como estoy luchando en un océano de tragedias? ¿No ves que mi destino es el dibujo hiperreal de la mala fortuna?
    Como la flor de loto nace del fango, tengo que germinar y florecer de estas llagas incurables, emerger de las tinieblas igual que el sol lo hace cada día; ¡nada se iguala a un instante de amor en plenitud!-

    Se duerme
    En los inicios del sueño siente un rumor leve y se encuentra con él, es su voz mineral que se deja notar, transpira entre los muros y lo identifica. Entonces, una punta incisa rasga el lienzo del lugar y en el sueño ella recupera plenamente la visión. Ve como un texto sutil se formula lentamente en el aire, se dibuja con forma de ánfora caprichosa. Ella sigue con los ojos la aparición del texto y súbitamente queda confundida.


    -¡Estas palabras no pueden ser suyas!-

    Dice con palabras incrédulas, con el mentón tembloroso y las manos en el rostro, se sujeta las mejillas para contenerlo… Se tapa la boca y exclama.

    -¡Estará sufriendo por la ficción de mi cautiverio!-
    en
    la tierra se
    abaten los ensueños.
    Cabalgué entre mil dudas
    y miré en tus ojos para redimirme.
    Un aullido cálido regalé al desierto;
    ¡siempre pienso en los amores perdidos!

    Mis heridas se han lacrado; ¡casi todas!
    como se cierran las nubes del cielo
    antes de caer la lluvia.

    Queja de la amargura
    entre enemigosfirmes
    que animan el exterminio.

    !Cuantos huesos bajan al foso!
    !cuantas piedras marcan el centro!
    !cuantos sueños se pierden sin esperanza!

    Tú, siempre entretenida entre las dudas y el miedo,
    me haces vagar por el aire como un estornino errante.

    Lo leyó y quedó pensativa, no pudo salir del duermevela en toda la noche… Al final de la visión-sueño dijo.


    -¡He de hacer algo!
    Quizá, ¿dejarle marchar?
    ¿No invocarlo con deseos lascivos?-

    Al final se puso a llorar llena de arrepentimiento, las lágrimas caían en torrenteras y el campo visual lo tiñeron de colores. Su garganta se negó a pasarse la angustiosa saliva que se formaba en su boca. Por un momento pensó que se iba a ahogar en su propio pesar y que una mano inductora y familiar la estaba llevando al olvido.


    -¿He de borrarlo como un verso, un quejido que se pierde. Dejarlo descansar en una nube errante, confusa y oculta entre mis apariciones?-

    Desvarío

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    The NightmareJohann Heinrich Füssli,  Goethemuseum, Frankfurt. 1782

    Desvarío
    Entre desvaríos tiene una visión reveladora y empieza a estimularse ingiriendo y alimentándose con pétalos de flor de loto; de esta manera consigue dormir y descansar. Se despierta y entonces confirma la realidad de su vida; ¡se mortifica y la escarnece la soledad!
    Vuelve al sueño y en sus derivas y castigos se “estampa” en el cuerpo las cenizas del Ausente, las mezcla con las dulces jaleas del recuerdo. Literalmente se viste con ellas; de la cabeza a los pies se extiende por todo el cuerpo aquel sudario de dolor, placer y deseo; ¡así queda uncida en un acto de purificación! Primero se embadurna con aceites perfumados y después se rocía con los restos incinerados del amante  así lo hace mientras canturrea una plegaria. Entre caricias y gestos voluptuosos canta. Con calma mueve las manos hasta quedar cubierta del rocío de la muerte. ¡Queda blanqueada como un actor del teatro nŌ! Para dar más énfasis a su actuación camina lentamente, se mueve sigilosa y reproduce los gestos y alaridos de su sombra.Entonces se despierta y exclama…

    -Es mi vestido de novia!-
    Con tus cenizas
    Alimento mi alma
    Toda la noche

     Allí, tendida en el lecho e inmersa en la pesadilla como nos presenta el cuadro de Johann Heinrich Füssli, queda rendida, entregada y vencida. Así, una y otra vez entra y sale por la puerta de la ilusión, actúa a capricho por la ventana de asombro y por ella entra furtiva en el sueño de sus propios deseos. Es una realidad que Lucía reconstruye incesantemente, día tras día la replica en su mente; siempre la misma historia con matices diferentes. Los relatos se suceden pero las situaciones son parecidas con los mismos estados de ánimo; así cuenta los meses, los años... así desea consumir el tiempo prestado y vestir la vigilia de su vida.
    De súbito despierta y comenta a gritos; ¡sin abrir la boca lo dice todo…!

    -El pasado ya no existe, es el espejo del tiempo que se replica en la mente, sólo en el pensamiento me encuentro con él y junto a él soy el verso activo de la pasión frustrada.
    ¡Amor! en mi memoria duermes y junto a ti recupero el sosiego por un instante.-

    Vuelve al sueño, se desplaza en un estado de duermevela y deja aletargado cada fragmento del cuerpo; ¡ya se ha hecho cansancio permanente! Un estado insoportable le nubla los sentidos, la deja postrada, desfallecida en la depresión y la agonía; ella cede ante el languidez del alma, lentamente se aleja del impulso vital y se desploma sensual en el lecho. El poder de las sombras están sometiendo su voluntad; ya no opone resistencia y la desgana vencedora fluye en su cuerpo. Entonces, una visión terrible aparece en su mente, se ilumina toda la escena y aparece él, magnifico y exultante de vida. En aquel instante se abre la ventana del asombro, el viento retira las cortinas y entra un caballo desbocado por aquel hueco oscuro; ¡mármol de luz espectral que lo distingue todo! Absorto me observa, iluminado como un topacio, desde dentro del relato mira sin verme. Ya fuera de la fábula me contempla con reverberaciones fluorescentes y los ojos espantados.


    Con que sigilo
    Me abres las entrañas
    Luz de íncubo

    Entonces se revela el enigma del sueño, el Ausente se transforma en un íncubo, tiene orejas puntiagudas, cuerpo de mono y una sonrisa maliciosa en el rostro. Se posa sobre ella y el cuerpo de Lucía se deviene en su muñeco. Al otro lado de la cama una mesita de noche presenta los elixires del diablo, objetos delicados de la pasión y el engaño. Sin preámbulo alguno, la toma de un impulso, la posee en el sueño y la picotea como un palillo lo hace con una aceituna. La saborea dulcemente, la voltea en la boca como una golosina y con los dientes le propina mordiscos chiquititos. Con su falo ardiente se abre camino entre aquellas carnes asustadas; ¡ellas ceden, se abren solas como sus llagas!

    Dulce pócima
    Me inyecta tu pene
    De turmalina

    Dormida, desmayada, aterrada, anhelante, deseosa y jadeante, en un segundo se contempla literalmente atravesada, traspasada por el eje del mundo. Se contempla asustada y lasciva, con sensaciones indefinibles. La vulva se contrae y se dilata sola y un pequeño temblor la alerta en un momento de espanto. Un surco zigzagueante corre hacia arriba, una lombriz penetra hacia su centro como una semilla diabólica. En el duermevela no le queda más remedio que exclamar …

    -¡Quizá me he quedado en cinta, hacía tiempo que lo buscábamos!-

    Se despierta sudorosa: ha sido una pesadilla y quiere evadirse de lo que ha soñado, huir de todos incluido de los paisajes que presenta su mente. Entonces se tapa los oídos para no escuchar a nadie y sólo sentir el lejano rumor del mar. Decide coserse los labios con los tendones que le dio el amante de arrayanes, sellarlos para mantenerlos siempre en el silencio. Desearía lacrar la boca para que por ella no salga ni una palabra de lo que ha soñado; piensa que ha sido una traición intolerable de su mente oscura.

    -¡Nada de lo que ha pasado esta noche ha de trascender!-

    Lucía es confiada y sin pensarlo mucho, va y me lo cuenta…

    -¡Qué inocente he sido! ¡Confesarme a  un perro como el Chacal que vive de la carroña que destilan los humanos!-

    Estos deslices le hacen pensar que esta volviéndose loca, que su mente está deshonrando la limpieza del amor, derribando el hermoso castillo que ha tejido con tanto esmero. Mus manos, su boca, su mente se contradicen y con ello entelan el añil pálido del recuerdo. Entonces evoca el primer sueño y empieza a comer pétalos de la flor de los manglares, los pistilos del olvido.

    -Tengo que salir de este encierro; ¡qué puedo hacer!-

    Abrir ventanas
    Taponar las heridas
    Con tus cenizas

    Pero no consigue olvidar, en el fondo desea permanecer en el sueño para imaginar que puede caminar con él, hacer el amor y vivir con él, dedicarle cada segundo para mecerlo en compañía. Desea cuidar de sus restos como un centinela, ser la vigilante perpetua que custodia la tumba del héroe.
    Los delirios no cesan y en ellos se precipita, cae tambaleante una y otra vez, se hunde en ellos una y otra vez, así se rinde al infortunio y anhela el final de la desventura. Decide que sólo en el amado su vida tiene sentido. Se calma y adopta su lugar permanente entre nosotros. Para que así sea quiere prestarle su boca, dice que es para que deguste las delicias del mundo y no tenga que vagar por la noche de manera furtiva. Decide trasplantarle sus oídos para escuche los versos del sol y darle sus labios para que avive con ellos el amor eterno. Piensa que si todo lo que ella tiene es de naturaleza humana y se lo ofrece de corazón, totalmente entregada y él lo recibe generoso y convencido, no tendrá que valerse de los engaños del sueño nunca más.
    ¡Exclama exuberante de lujuria!

    -Soy una urna repleta de besos apasionados... Dónde puedo derramarlos si no es en ti... ¡satanito de mis noches!-
    Toma mi boca
    Es cuna de canela
    Entre dientes

    En el desvelo de Lucía arde la llama de la pasión y confunde la imagen de un monito de pesadilla con un perro de las estepas. Es tan fuerte el ardor que deposita en el Amante perdido que se confunde en todo y con sus propios besos se llaga los labios. Se engaña y en las caricias se hunde las uñas en la carne y para colmo tiene visiones que aparecen y desaparecen entre espectros. En la estancia hay un trasiego incesante de espíritus en celo que recrean una y otra vez las paradas nupciales. El puñal de la lujuria es el que abre todas las puertas y cierra los visillos, pero las voces, jadeos y suspiros resuenan hasta en el jardín. Vuelve a caerse en el vacío de los párpados; ya casi inertes y mortecinos se rinden a la gravedad física y se desploman. Entonces, en ese decaimiento sin esperanza empieza a renacer, a percibir como se activan los sentidos. Nota como las serpientes de sus tendones la estiran, las fibras nerviosas se agilizan y entre los pechos se desplazan. Percibe con un placer inconfesable como estos se endurecen, se tensan erguidos y ansiosos.
    A la sazón del momento escucha voces, susurros que vienen de puertas ocultas, siseos que adornan el dormitorio y provienen del fondo de la noche; ¡atraviesan los espejos! Piensa que es el Ausente que vuelve; ¡otra vez engañada!
    Es el Chacal que ronda por la estancia y habla con boca de nigromante; le dice entre dientes…

    -Estoy conectando… por favor guarden silencio; ¡ya siento su voz, ya escucho su letanía en el redoble de la campana!-

    Lady Macbeth con los puñales  Johann Heinrich Füssli (1812), Tate Gallery, Londres.

    Aquí se hace obligado terminar de definir el perfil psicológico de este mortal, un pícaro travestido que anda detrás de conocer la resistencia humana y alega jocoso que trata de investigar los enigmas de la inmortalidad. Puede ser que en este cómico siniestro se halle toda la luz y el misterio de estos relatos. Quizá el motivo principal no sea la falta de luz de Lucía sino la pérfida luz del Chacal la que nos ilumina. De entrada sabemos que  es hábil con las artes del embrollo y tiene un objetivo claro y voluptuoso. Es un perro demasiado humano, un zorro que devora todos los desiertos con los ojos; ¡una hiena que escandaliza con su risa los murmullos de la noche!

    Este personaje es el inductor de las fiebres pasionales de Lucía, el que interpreta el aúllo de la tierra y dice lo que dice porque le viene en gana decirlo. Es la voz de la libertad que ronda confusa y se propaga entre nosotros. Es pérfido y afirma que es médium y se hace pasar como el mensajero del otro lado de la vida. Según él en otro tiempo fue la bruja Endor, la que invocó el espíritu de Samuel en presencia de Saúl (Biblia, 1-Samuel 28), entonces dijo cosas que no debieron ser escuchadas. En otra ocasión tomó cuerpo distinto y fue la bruja Circe, la que convirtió la tripulación de Odiseo en cerdos. Más tarde fue el mismo Ulises cuando consulto a los muertos para descender al Hades. Quizá el Chacal es hoy el mismo nigromante que en Parsifal, la obra de R. Wagner. Allí se presenta como Clinschor, o también, Klingsor el siniestro y cruel personaje que citará Novalis con otros destinos señalados en el rostro. Siempre es el mismo con las mismas pretensiones, tiene el poder de cambiar las situaciones y el perfil de su estrategia. Es una figura mortal que se encarna en un deseo inmortal, un impulso que permanece en la caja de los sueños de cada persona.
    En realidad quién es? Un lenguaraz sin remisión alguna o una réplica activa de las estrategias humanas más bajas. Habla, regurgita, expulsa ideas y no tolera tregua; ¡que si patatín, que si patatán! Pero en realidad su discurso es pura acción vital, la lucha salvaje por la vida, sus palabras son rodeos envolventes para atrapar la presa. Él conoce la condición humana y piensa en la tupida red donde vive. Sabe que en esas condiciones Lucía no podrá escapar de las mallas que le ha tendido. El juego de la red es la trama y urdimbre de la pura realidad. ¡Él, como el mesías, se siente el pescador de almas! Mirad bien lo que piensa.

    -Nadie se puede escapar de estas coordenadas, solo podéis escoger el agujero donde quedar atrapados.-

    Sin más argumentos, lo que el Chacal pretende son los favores de la desconsolada Lucía; ¡todo lo demás son tapujos y palabras huecas!
    Para terminar su obra de persuasión amorosa, dice que le ha dicho que le diga…

    Lucía,
    arriendo
    el tiempo lascivo.
    Entre millones de años estuve fundido;
    ¡ya no florecen los días!
    Hace meses que oculto
    mis vientos en la tierra;
    ¡soy respiración mineral!
    Perfil plano que desdeña,
    un dibujo de humareda.
    Hoy sientes mi voz;
    ¡pido el indulto!
    Lucía,
    vive tú,
    déjame descansar!

    Junto al muérdago del bosque
    se están fundiendo tus titubeos,
    ya renaces entre los verdes prados.
    Lucía vive tu, toma el aliento anhelante,
    mira como germina el espliego, ¡ya florece el rosal!
    Contempla los colores del alba, ¡empieza el perfil de otro día!

    Ella escucha incrédula esa voz epistolar y desconfía de sus instintos, recela de los sueños, de los amigos y mucho más del mensajero; ¡el humilde bufón que os entretiene!
    Lucía se enoja conmigo, Gregorio Bermejo, el que pone voz al Chacal y en algunas ocasiones soy brusco y claro. Se enfurece  y me insulta hasta cubrirme de improperios, medias verdades y calumnias. Inclusive me dice impotente prostático, falo de gallo, capón de pascua; ¡qué carácter madre mía! Entonces actúa por despecho, se yergue sobre su propia tristeza, se eleva como una heroína, cierra los puños y se convierte en la guardiana de los amores imposibles.

    Cuarenta días
    Él me hacía el amor
    Como un sapo

    Qué imagen más sobrecogedora y qué propuesta tan placentera. Cuarenta días en una cópula prolongada como los batracios.

    Entonces se desnuda, se coge los pezones con fuerza y grita con todo el pecho, primero lo hace mirando el cielo con el cuello tirado hacia atrás, después se repliega, con humildad cede, baja la cabeza y el tono de voz y musita.

    -Deseo darte mi cuerpo entero, hasta las uñas son tuyas, los labios, la nariz y los oídos, todo, para que puedas disfrutar de la vida a través de mis sentidos. -

    Deposita en el tiempo un minuto de silencio y añade:

    -¡Amor! estoy dispuesta a ser tu soporte material a sacrificar mi pensamiento para que el tuyo viva y crezca en mi. Quiero transmutar mi vida para que tu habites en los huecos de mi mente y entonces mi cuerpo pase a ser el juguete de tu voluntad.-

    Así lo hace y se pone su mascara como una segunda piel, se viste su ropa y simula su rostro. Lo diviniza como Hércules luchando contra Anteo y se desplaza por el mundo con la identidad del Ausente.
    Sin pensar en nada más, olvida sus estrategias, niega sus propias ocultaciones y canturrea mientras desliza las cortinas, cierra puertas y ventanas y seguidamente se limpia los dientes con enjuagues de tomillo. Entonces sale de su boca una vocecita de niña tarara…

    El gusarapo
    Entra en mi piel
    Y se duerme

    El amado no responde nunca, no puede hacerlo, ya no es nada, ¡menos que nada! Sólo es recuerdo, el impulso de un deseo que Lucía alimenta. El ausente no es otra cosa que el hálito de una quimera, la llaga que la confunde y la colma de incertidumbre. Vuelve a dormirse y con calma rescata esta imagen…
    En
    la boca
    le suspiro,
     le doy aliento,
     así, una y otra vez,
    hasta que la vida empieza
    de nuevo a golpearle el pecho.


    -¡Otro sueño…!-

    Entre tanto despierta, recupera la serenidad y la claridad en las ideas.

    -El destino me ha ofrecido intermediarios seductores, casi magos del embrollo, pero ellos no terminan de hacer el trabajo, tampoco pueden hacerlo; ¡no les dejo!-

    Lucía tiene los oídos obstruidos con los tapones del miedo. Hay cuestiones sensibles para tratar que hacen de esta idea una caja temerosa; entre ellas la falta de fe y la convicción quebrada, en muchos aspectos enfermiza. Por otro lado está el temor a equivocarse, el mal remiendo a una situación dolorosa. El tiempo no ha rehabilitado todavía el siniestro poder del recuerdo. Entre tanto ella exclama entre dudas y presiente que él no vendrá nunca...

    -No quiere estar; ¿habrá dejado de quererme?
    Si yo estuviera en su lugar, volvería de los prados de la muerte para cubrirlo por un instante.-

    Voces en la noche

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    El sueño de la razón produce monstruos. Francisco de Goya, Los caprichos, Grabado nº 43, publicado en 1799

    Voces en la noche
    Las situaciones paranormales ya empezaron en el relato anterior; fue asombroso cuando Lucía, ya ciega, visionó el caligrama escrito en la oscuridad de la noche. Estos escenarios irreales presentan hechos increíbles, fenómenos que espantan a los más incrédulos pero que suceden con cierta frecuencia en la mente de algunas personas. En ocasiones las fuerzas sobrenaturales tiranizan la voluntad, nos hacen ser cobardes y nos someten a las flaquezas del miedo, entonces aparecen las visiones de un mundo que invocamos involuntariamente. Situados ahí, ya todo es posible, la mente se mueve a capricho por senderos azarosos y las construcciones de la realidad se hacen con leyes incontrolables.
    Lucía empieza a sentir voces, a ver sombras amenazantes que caminan acompañadas de luces misteriosas, a tener sueños premonitorios, a gozar de presentimientos que después se cumplen; sorprendentemente se verifican íntegramente. Ahora se siente capaz de anticiparse al devenir y decantarlo a su capricho, pero no contempla como ciertas sus previsiones, Lucía navega con todo el velamen al pairo y sin orden alguno en sus conjeturas; está abierta al flujo de los sucesos. No obstante no hay que alarmarse demasiado por sus actuaciones, por extraño que parezca el cuadro que presenta, este caso puede darnos un momento lúcido, revelado, un instante de emoción que permita recrear situaciones brillantes y que nos induzca a mirarlas con nuevos juicios. Nada ha de pasar que no sea posible que suceda y tenemos que pensar que el azar también trae sus propias soluciones…


    Por la herida entra la luz ...

    Así decían las sabias palabras de Jalal ad-Din Muhammad Rumi, y en este sentido el dolor de Lucía también se ha hecho llaga luminosa. Al igual que la herida en el costado de Cristo, podemos ver cómo toda ella se ha convertido en el corte que deslumbra, en la pasión sublime del estigma humano. Ahora ya es mandorla de calor materno, estuche de sabiduría mística que retiene el eco sustancial de la vida. Es la brecha producida por la ciega lanzada, la cual hurgó en el hueco del costado de Jesús y lo llenó el dolor pero no de muerte. Todo lo contrario, fue la grieta de la que brotó el amor y la fe, la expiación del dolor de la carne para el mundo cristiano.

    Ahora la herida es un litigio existencial, es la que nos trae la realidad sorprendente y presenta el dolor como la causa que nos hace ser. Es pues, este corte nuevo y vital, esta cuchillada diaria en la superficie del alma, la que nos ilumina la mente y nos deja náufragos en la experiencia del dolor que cura, la que bruñe el espíritu y nos deja la conciencia limpia, pulida e inmaculada ante la muerte.

    No purifica la herida ajena, tampoco aquella que exhibe aquel que cree sin ver. No cura el que regurgita el sufrimiento de los demás y habla como un replicante; esta es una actitud propia de los que ostentan la voz prestada.

    Dice Lucía cuando calla.

    -Sólo se puede hablar del dolor si de hace desde el centro de la llaga. Cuando la herida ciega los ojos e ilumina la razón es cuando se puede saber cuanto sangra. -

    Aquí hemos venido para no ver”, decía S. Juan de la Cruz en su máxima exclamación mística, en la afirmación de su fe. De manera especial surge también el oscuro dolor de Lucía; ella no ha venido para no ver, se ha ido por voluntad propia y lo ha hecho para verse sumergida en las heridas de los ojos. Así hay que entenderlo, se ha cegado por amor y ha querido sumergirse en la oscuridad para ver la luz que la unifica con el mundo. Así, fundida en la totalidad de las cosas, con la natural pérdida del Yo, se hace sentir parte de él y allí se encuentra. Lucía es ahora la que excita los estados creativos y justifica la fortaleza de la vida asentada sobre lo que pudo haber sido y no fue. De esta manera la mente se mueve en la dirección que determina una causa sentida, ideada sobre las bases del deseo, nunca pensada e iluminada por la razón y la experiencia.

    Cuando Lucía se hunde en el sueño, que es igual que sentirse en otro plano de la realidad, contesta al espectro en tono familiar. Es entonces cuando afina el ingenio y le arroja al Ausente una retahíla de palabras coquetas y ya aprendidas. En ocasiones es un monólogo impúdico que le ruborizan los ojos. Son actitudes que retroalimenta con agrado, sabe que son lenitivos para la angustia y que es parte del proceso de curación. A su vez, cada palabra que sale de su boca es un lamento que anuda la garganta, una llaga que se abre y no deja de supurar nunca.
    Los dictados espontáneos los escribe de la siguiente manera.

    No me dejes sola,
    !no me dejes sola¡
    Para ti estos versos, ¡amor matinal!
    Son guijarros, ya han dejado de arrollar, 
     ya están calmados al final de la pendiente.
    Para mi, el corazón sigue caminando y
    todavía ruedo. Soy canto anudado
    y entre estampidos imploro
    mi otra mitad pérdida.
    Lasca que se enfría
      y en el nuevo
    cascajo se
    duerme
    sola,
    sola,
    sola.
    Tonadilla de mis ojos que miran y no ven nunca.
    Verso perdido que duerme entre montañas azules.

    Siempre habla acompañada, el presente es plural pero en su mente se conjuga en el pasado, lo hace solita pero así se siente completa. Camina sigilosa por los corredores y estancias y en cada puerta se detiene, cuchichea con tono vigilante y suspira. Lo hace con entonaciones tiernas y amorosas, como si le hablara a un niño. Lo más destacable de su performance poética y entregada es que va sin ropa alguna, desnuda como Venus nació entre la espuma del mar. Para culminar la acción extiende las cenizas del Ausente en la superficie de un lienzo y con el dedo escribe, garabatea los versos que le son dictados por presencias inaudibles. Son palabras enrevesadas que demandan mucha atención, requieren esmero y paciencia o, por el contrario, no se entenderán nunca. Los textos los organiza en forma de recipientes, urnas, copas, cálices, semillas y perfiles sin rostro. Concretamente en este poema organiza una idea con forma de cáliz, destila las voces y deja caer en él el néctar de sus heridas. Una a una las deposita con cuidado, caen igual que de un alambique se precipitan las dulces y tentadoras perlas de anís.

    Quiero volver a brindar
    por los caminos trazados,
    señales, mojones, señales,
    que el tiempo ha querido
    dejar en el pensamiento.
    Quiero pedir más,
    más,
    más,
    más aliento
    y que el viento que te anima
    sea tan poderoso como el mío.

    Así se pierde entre los amplios extremos de la realidad, las proporciones del mundo la confunden, ella es diminuta ante la voz terrible de la naturaleza y su languidez la engaña siempre. Seguidamente exclama…

    -¡El duelo, la melancolía, el viento de la derrota, es la senda de un calvario mental; ¡eso es lo que me dice mi psicoanalista! Ahora veo como las formas se alabean y el significado se pierde; ¡cómo he de volver al gobierno de los sentimientos! Las sombras me cautivan y  me hacen ver los monstruos de la razón. Vivo una noche prolongada que no tiene fin; ¡no puedo más y aquí me entierro!-

    Abre un cajón de marmolina negra y mira en su interior, a la sazón señaló con el dedo un rincón del mismo: fue un instante y se pudo ver con claridad como por allí aparecía un hormiguero por el cual salían también abundantes cabras. Lo más curiosos es que todas berreaban y rezumaban jugosos calostros. Entonces se irguió con fuerza y con ambas manos se levantó los pechos. Con voz temblorosa pero firme dijo una y otra vez:

    -Nací impúdica como ellas y de sus ubres bebo incansablemente-

    Así lanza improperios sin sentido y exclama plegarias hasta quedar dormida. En este proceso anuda el cuerpo sobre si misma y entra en el sueño tras comer pétalos de loto.

    -¡Es la flor que me consuela!-

    Deambula por las estancias con los sedimentos del Amado, los lleva en una bandeja como Salomé llevó la cabeza del Bautista. Se pierde sin orden por los pasillos de su casa, le tararea suavecito, le escribe y danza sensual mientras escucha a M. Calas cantar el Ave María.

    He tomado el café,
    helado como siempre.
    ¡Tu dormías plácidamente!
    Mientras te esperaba, impúdica,
    lúbrica y furtiva entre sábanas y cobertores,
    me he masturbado como una miliciana en la trinchera.

    Renueva las acciones sobre aquella superficie blanquecina, borra lo escrito y ahora traza una cursiva ágil con otro dedo. Lo hace invirtiendo el texto, cruzando las palabras y mirando hacia el pasado. 

    ¡-Es un palimpsesto formidable…-!

    Fui mujer colmada en el pináculo de la montaña blanca, 
    acomodada en el nacimiento de las piedras del sol,
    remonté dolida y loé cinco versos sin descanso.
    Acoplé aquel caballo de pesares dolorosos
    y con el vértice que convoca el deseo
    ocupé inflamada el pedral circular.

    Sin mirar la cúspide del cielo;
    ¡soñada quedé en la tierra!

    Viajé por tus anhelos,
    quise besar al esposo
    en una noche íntima
    entre olores de jazmín.

    Fragancia de sal que se ilumina sola.
    Resbala sobre mi piel, se desliza como saliva entre los pechos.

    Vuelve a escribir sobre el lienzo de cenizas, una y otra vez garabatea y borra la luz de lo pensado. Excitada, ceñuda y lúcida, tacha los trazos para perderse en el rastro. Sobre ellos escribe una palabra con todos los dedos, lo hace para multiplicar las oraciones y producir resonancias, retumbos que huyen de la voz. Al final garabatea la letra A, lo hace con la punta de la lengua, la dicta directamente con el corazón sobre los restos del amado. Seguidamente musita una antífona…
    En mis labios
    Como piedras de leche
    Te descompones

    Al hacerlo abre una vía nueva en su pensamiento, prueba las sales del amado y al instante siente como empieza a formar parte de ella. Inicia un sendero peligroso, pero más que asustarla la anima. Decide que tomará pequeñas cantidades cada día, así lo hará, poco a poco hasta devorarlo totalmente. Enterito será suyo, enterito dormirá en sus huesos, tomará  los despojos de su cuerpo y los disolverá con su propia saliva; lo llevará orgullosa como rímel en los ojos, como carmín en los labios. De  esta manera podrá sentir el placer de poseerlo y vivirlo en el dolor de los instantes, percibir entre sus restos salinos el dulce compás que marca la melancolía.
    En ese estado quedó sosegada, perdida y confusa, no sabía que pensar, qué hacer con su vida, estaba cansada, hundida en una depresión espiritual que la dejaba vencida en una fatiga sin límites. Sobre su cuerpo llevaba el desaliento permanente, un abatimiento más poderoso que la sombra de sus ojos; lánguido y vencido, como un mar inmenso y desolado, ¡mayor que la muerte!
    No obstante tampoco deseaba que el duelo terminase ya que en él se encontraba ocupada. Para Lucía aquella situación se había convertido en un reactivo para seguir viviendo. Con esa voluntad redacta el último texto sobre el lienzo calcino. Ahora lo hace con una uña aparente y el hilo de los recuerdos.

    Siempre fui la responsable de no haber marcado la dirección del camino.
    De no establecer los lindes con señales de piedra: ¡firmes y serenas!
    Incrustadas, ancladas en el pensamiento como espinas enérgicas.
    Se que no he abonado la tierra, ni con palabras ni con gestos
    y el dolor es la deuda que he de pagar por vivir de tu voz.

    Soy ilusa al esperar la floración de nuevas primaveras.
    Al no ver en mi vientre la senda de la patria perdida.
    Ahora sobrellevo el sol de tarde; marcho cabizbaja
    y me atemoriza tu molienda cuando miro el suelo.

    ¡Con avidez devoro los vestigios que has dejado!

    -Con la fatalidad he construido el farallón de los gemidos y con sillares sólidos he formulado la arquitectura funeraria mejor trabada de la historia. En mi mente se oculta y nace el valle de los difuntos y tengo organizado una urbe para que en ella reposen las almas muertas. Así lo hago cada día, para que aparezcan ante los ojos del mundo como si estuvieran vivas. Las imágenes que pululan en mi magín forman un universo completo, una replica exacta del mundo que ahora vivimos. Ya he experimentado esa realidad y me complace; ¡es una nueva sensación de vivir! 
    ¡La muerte no es el fin… ! 
    ¡En mí tengo la existencia oculta, el alma macerada en la melancolía!
    Es la era del desamor y la soledad; de ella espero salir vencedora. Con la fuerza que almacena mi espíritu entraré en el círculo eterno de las fértiles primaveras, entonces podré hacer los versos más hermosos con la fuerza del amor perdido. Entre el barro tierno amasaré sus huesos y con él dibujaré su rostro, después depositaré la obra en la herida hueca de los arboles. En su llaga permanente, dejaré el resto de sus cenizas; como siempre, serán la base estable para un nuevo renacer…-

    Jardín interior

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    Ammonite, 200 millones de años.  Ruta de El torcal. Antequera


    Jardín interior
    La mente de Lucía experimenta una metamorfosis creativa a la vez que se consume en una fase que aparece como terminal; ¡la historia que os cuento está llegando a su fin! Entretanto ella florece y se marchita y en unos instantes, pasa de la risa más dichosa a las lágrimas desesperadas. Espero que se trate de una transformación gradual hacia la normalidad y el sosiego; ¡es mi deseo! Está fortalecida pero avanza con los naturales retrocesos y eso me inquieta, algunos gestos de humor me desconciertan. Por la noche su estado de ánimo se ha estabilizado, cena bien, descansa, duerme y por la mañana se hace más comunicativa. Con facilidad se desprende de los pesares que la atormentan y en estos relatos suena su voz, es un testimonio que vigila con atención. En realidad omito los matices que tiñen su espíritu, más aún, oculto la dirección en que se mueven, pero intuyo que Lucía dispone de un jardín interior que no deja de cultivar nunca y que en ella reposa la memoria fosilizada de vidas anteriores.

    Pomelo fósil
    En los sentimientos
    Se petrificó

    Pienso en todo esto y me emociono, es tan misteriosa la llama que desprende sus ojos que sólo se puede confiar y esperar su mejora. Así quedo sumergido y cautivo en su desamparo; ¡yo tambien me consumo en él! Constato cada día como su inocencia quema, hiere y algunas veces creo que me utiliza como escribano. Lucía habla para sentirse en mi boca, dice para que diga, para constatar si el acento de su voz queda registrado en el texto que escribo. Mira con atención haber si su identidad se contiene disuelta en la naturaleza del relato, haber si se encuentra reconocible y coherente en estas disertaciones. De las conjeturas ajenas construye las suyas; ¡bueno, como lo hacemos todos! Así es siempre: de mis disparates toma el fermento del dolor y con él hace germinar sus propósitos y en ellos se recrea mientras gimotea sin cesar. Estas pueden ser las semillas nacientes de su nueva vida, así las toma y con ellas juega; ¡son como abalorios para niños...!

    Dame tu boca
    Archivo de señales
    Que me cautivan

    En mi caso el interés por ella es más confuso, la añoro como se demanda el aire, la deseo en el dulce enredo de los sentimientos; es la parte más sentida de los relatos. La más cruel se desdibuja en las intenciones de la historia; registrar la tragedia en los sucesos inevitables de cada día. Para averiguarlo la provoco, le meto los dedos en la boca para que expulse sus dudas como si fuese un estado vírico que encuba en su interior o el mismo cuerpo de Satanás que habita como un intruso. Es así como sus asombrosas conjeturas y sus miedos sempiternos huyen, yo los ahuyento con un palo como hacía con las sombras. Lo hago pues para desenterrar, alumbrar y estudiar los motivos de la pasión y el dolor, para contemplar como ella observa la vida, como acusamos la muerte; ¡esas son mis pesquisas! Normalmente son palabras que tomo directamente del corazón humano y por ello dan sentido a mis deducciones. Hablo del sufrimiento y del dolor que produce la ausencia de los seres queridos, del miedo a la soledad y de perder la esperanza. Dolor al verse perdidos y no volver a sentir como fluye la vida en el pecho. Es así como tomo sus ofrendas, como las vivo y a la vez como las presento, siempre envuelto en el desasosiego y la falta de reposo. Así lo hice mientras pude y así lo seguiré haciendo, es la manera que he adoptado para dar forma a la obra, el modo de remarcar el signo obscurecido que me ha tocado en la vida.

    En la fortuna
    Nunca tuve a mano
    Una disculpa

    Lucía desconoce el motivo de mi interés y yo lo pregono al viento, lo hago para que no lo sepa por mi boca; pienso que no hay nada más oculto que aquello que tenemos ante los ojos. En ocasiones observo que es autista o está mal informada y piensa que todo mi provecho reside exclusivamente en aquello que ya he confesado anteriormente: los favores lujuriosos. En realidad hay muchos motivos, tantos como personajes represento: entre ellos, hay un encuentro con los disfraces del mundo y ese carnaval enloquecido es lo que más me apasiona en la experiencia de vivir.
    Ella es una fuente de inspiración incalculable ya que presenta una muestra completa de cómo esbozamos la tragedia y como la metabolizamos en el dolor. Podemos ver como en su rostro se dibuja el color ácido de las ciruelas verdes y como en la vida ella sola tinta en su piel la bandera de la derrota. En su nómina existencial se muestra una galería de retratos sobrecogedores; es decir, podemos encontrar un muestrario completo del sufrimiento y el placer en el mismo rostro. Lo más curioso es que están sobrepuestos, sobrescritos como en un pergamino, y es un repertorio de expresiones que van del abandono absoluto al chispeante fulgor de un instante apasionado.
    Sus palabras son hipótesis sin parangón, nunca repiensa las oraciones, las deja caer con la naturalidad de la lluvia. Mirad que dislate de antífona me hace redactar para vosotros. Sólo ella puede saber lo que hace en su ritual permanente. Es evidente la necesidad del duelo, los pasos perdidos en el camposanto, pero me confunde su voz y me recuerda demasiado al escultor que me contiene…

    Son sus cenizas
    Entre los olivares
    Las deposito

    Por su parte, el Chacal también está cambiando, se ha hecho más humano y en él ha nacido cierta comprensión y ternura hacia ella. Como siempre vive en su sueño sin apegos ni sentimientos, pero lentamente está perdiendo su mordiente; la dulzura de los encuentros lo hacen enmudecer como un cordero y cuando le mira a los ojos no le queda otro remedio que sorber el jugo de las heridas, lamerlas con pasiones inconfesables. Las respira, las huele, las acaricia, las besa; succiona los flujos hasta quedar rendido. 

    Lamer tus llagas
    Me traen el consuelo
    De lamentarme


    El secreto
    Es el momento de las confidencias: pienso que aquí no van a quedar ni los rescoldos más tibios del secreto; ¡todo saldrá a la luz! Así es la historia de los encuentros furtivos del nuevo milenio; ¡transparentes, pornográficos! Pero nada es tan claro como aparenta ser, lo real no puede mostrarse a los ojos, se interpreta y se construye en la mente y aquí cada cual se atrinchera en sus fantasías y, a su vez, camina como puede entre los lindes de la ficción. Estos son los suspiros de la realidad actual, nada queda totalmente esclarecido y todo está bañado por el velo enrarecido del secreto.

    Basta de llorar
    Si tu voz se apaga
    En doble yunque

    Me dice el Chacal con tono cariacontecido, casi lloroso…

    -Lucía me ha pedido que le friccione los ojos, como si fueran caricias de amante; ¡con los rayos de luz le queman! Lo hago con delicadeza haciendo giros en direcciones opuestas. En ellos siento como giran las galaxias y seres de otros tiempos, son ammonites viscosos y vivos en la punta de los dedos. En la derecha se mueven las dextrógiras, en la izquierda danzan sin cesar las levógiras; ¡como cuernas giran! Con los pulgares húmedos de saliva masajeo aquellas llagas hundidas, las aliento suavemente con un bufido, un soplo que sale de los labios como sale el alma en el momento de la muerte. El dolor la mortifica, por eso lo hago de forma gradual con la espátula plana de los dedos y con un viento leve los enfrío. Nadie como ella puede soportar la luz del suplicio y aceptarla en conformidad; ¡como una llaga luminosa lo sobrelleva!
     Así percibimos las sensaciones, son sentimientos que pedimos al tiempo y que juntos nos alejan hasta el otro extremo del universo. Sus cuencas son firmamentos concretos que se avivan, nebulosas deslizándose entre lágrimas y sin pretenderlo, siento como me muevo entre ellas. Con la yema acaricio pues todos los matices del mundo, ella me los ofrece entre labios mohínos y jadeos de agradecimiento. Ahora lo hago hacia un extremo, después hacia el otro, giro y presiono suavemente hasta que el dedo entra totalmente en sus cavidades, así hasta que queda anestesiada, calmada hasta la placidez absoluta. Con los sentimientos totalmente dormidos exclama:

     -Así espero el placer del final de la vida, el éxtasis último y el soplo expirado de la muerte.-

    Después de sentir aquellas heridas incurables, las venteo con una ramita de mirto; ¡entonces ocurre el milagro! El aire se perfuma de aromas germinales y el aliento entra en el pecho, suavemente inunda el cuerpo hasta quedar sofocado el deseo…
    En aquel momento aprovecho para mirar dentro y ver sus paisajes desolados. Separo aquellos labios heridos y observo, lo hago como lo hace un niño fisgón y asombrado ante el espejo del mundo. Es una mirada curiosa e intensa que me llena de ternura, se cuela por aquella mandorla dolorosa y siembra de verde mi ánimo. Entonces me vienen ganas de llorar; ¡son irrefrenables! Los empujes de otro tiempo se precipitan en mí y me inducen a la nada, se repliegan lentamente como campos calcinados…
    Como no distingue muy bien el tacto de mis caricias, aprovecho para ocultar en sus cuencas vacías las peticiones no atendidas. No es una acción irreverente ni el acto de la traición, es mi oficio que llama con ansiedad a las puertas del secreto. Sabedlo bien, en aquellos huecos vacíos, cavidad sacra de la noche de todos los santos, quiero dejar ocultos los susurros permanentes, las quejas de los vencidos.

    Tomad veneno
    Entre las manos llevo
    Un pintalabios

    -Quiero desterrar del pozo del dolor el grito quejumbroso de los impostores, alejar de allí a aquellos que hieren y se emponzoñan en todas las heridas, aquellos que se reproducen de manera crónica hasta el exterminio. Deseo confinar al silencio a aquellos que sólo tienen palabras para pedir y llorar como niños histriónicos, aquellos que se bañan en la usura y sus ambiciones no tienen límites. Todo lo oculto, lo que siento nacer en la bondad y la perversidad lo archivo. Es mi oficio ocultar en los espacios del olvido aquello que quema la mente, deseo dejarlo allí como queda guardado en la obra 359º sin luz. También amago en aquel lugar los ojos de Lucía, protejo sus luces y sus oscuridades como un custodio perpétuo. Allí dejo descansar el terrible espejo de la vida. Sé que ahora ella lleva un peso insoportable sobre sí, ¡yo lo llevo permanentemente!
    Todo lo oculto con mucho cuidado, en un acto sencillo y ligero; es una liturgia secreta que me expande el pecho y a su vez, es la manera de unir los relatos desesperados de Lucía con las acciones que realicé cuando me sentía cercano a vosotros, cuando podía exclamar: ¡buenos días amor, buenos días!
    No era un animal de ficción, ¡como ahora!
    Sin descanso, sólo me queda añadir...-


    Ya sin palabras
    Susurro en tus huecos
    Mi desencanto

    En estas diatribas se entretiene y súbitamente cambia el tono de su voz. Él es consciente de su personalidad bifurcada, de todo el mal que puede desplegar y de las virtudes que mueve si ese es su deseo. Como digo, puede ser varias personas a la vez, todas con el mismo rostro, con las mismas vestimentas y los mismos gestos, pero es ladino y tiene que actuar con propósitos diferentes; cada caso un  tratamiento, cada persona una voz diferente, en cada situación una respuesta ajustada... Entonces cae en cuenta que los cambios son veloces, que es muy difícil vivir en la incertidumbre, que el juego libre de la contingencias es totalmente azaroso y que las diatribas del caos no son precisamente los espacios de la razón. La locura, la discordia del pensamiento, se deviene entonces por exceso, por sobredosis de amor…

    Me transfiguras
    Más que las pesadillas
    En el regazo

    -¡Qué veloz corre el tiempo! su cuerpo se está transfigurando y su mente puede convocar las situaciones más extraordinarias. Ahora recrea el  velatorio como la reina Juana hizo con su marido, “El hermoso”. Sabéis que lo paseó en comitiva funeraria por los campos de Castilla, así fue hasta que el séquito se negó a continuar en aquel entierro de vivos.

    Los difuntos son
    Campanitas de plomo
    Para los vivos

    Los cambios se suceden cada día, las palabras la confunden y los relatos se unen poco a poco a sus demandas. Lucía ha hecho una reconstrucción del sueño y en la ficción se acomoda; es una solución amañada que la entrega a la tristeza…

    -¡Ay sueño de mis genitales, androceos activos! solita me lamento por los arrabales y tintino como las larvas en el cantar de los insectos. Me extravío entre los paisajes que aparecen en el fondo de mis pupilas, surcos de albañales secos; ¡ahora son tinturas orientales en el rostro! Auroras veloces que se consumen en mi boca, como el vuelo de los halcones se desvanecen mis sueños. ¡Mira amor, mira! en mi piel aparecen y desaparecen los arroyos de los años felices; ¡mira como se disipan las creaciones de mi mente!
    Así como me formo en el pensamiento, en los instantes me voy borrando; ya me pierdo, sin rastros en la tierra me fundo con el cielo.-

    Sol de cereza
    Pimienta en la voz
    Cálido hueso

    El Chacal le contesta sin pensar, le dice que él empieza a estar sometido a las leyes que han impuesto sus sentimientos. Ante la tragedia nada le es ajeno y entonces le aconseja en tono imperativo.

    -Notas su calor, lo presientes, crees que tus manos miran la pantalla de la verdad, la que presenta los prodigios del mundo, pero lloras sin consuelo, imploras sumida en la ternura del amor perdido. Tus ojos son ciegos y ven lo que quieren ver; ¡como los míos!
    Con qué sosiego sobrellevas la carga del diapasón universal, la voz silenciosa del tiempo; ¡ya no suena para nadie y enmudece en ti para siempre! Piensas como la Ceres eterna, la que duerme bajo tierra y florece con el sol. Eres aliento del río y despiertas en las brumas prematuras. Quizá algún día podamos ver en tus ojos las semillas germinales, ahora sólo vibra en tí el rostro de la amargura; ¡eres oboe acompañado de zampoñas matutinas!-

    Entonces él lame sus lágrimas, le besa las mejillas y exclama…

    Bebes sus sales
    Entre los manantiales
    Lloras y cantas

    Así se lamenta a la vez que anhela respirar su aliento. Ahora ya no es un cazador sin piedad, es una presa atrapada en sus propios señuelos. Aunque en ocasiones se hace pasar por el difunto y habla con su tono de voz, ya no quiere seguir jugando al ventrílocuo nigromante y menos aún representarlo en su papel de espectro.

    ¡No sabe que el destino le reserva la más cruel de las respuestas!

    Poco a poco perderá el soporte del suelo y se acoplará a las demandas del relato, en este caso, en el plano de la realidad social quedará perdido, pues en ella tan sólo somos lo que representamos ser.

    -Incansable, traes en tu ceguera la retahíla de los días y vemos por tus ojos aquello que no queremos ver por los nuestros. Percibimos en la oscuridad el cansancio de los días de hastío, los años de soledad y de trato injusto, apreciamos la brevedad de la vida y la falta de sentido. Así podemos afirmar asumiendo todos los horrores y errores. 
    El dolor es la condición para vivir y en tu rostro anoto con los dedos de la mano...

    • Eres un espejo para mirarnos y sentirnos; ¡en tus heridas fenecemos!
    • Desde un tren en marcha contemplamos la larga comitiva; ¡se vive en la queja permanente!
    • Seguimos tu estela de dolor y en él nos encontramos solidarios; ¡nos une la derrota! 
    • Los implorantes se han unido en la marcha y amenazan con arrojar las piedras de la ira; ¡nos mueve la venganza!
    • Por tus ojos ciegos y bañados en lágrimas, vemos como gritan los inocentes; ¡hay esperanza, hay esperanza!-
    Gritar y gruñir
    Como los condenados
    En la cadena

    -En tu rostro de niña desamparada empieza a dibujarse el alba y en tu piel de pergamino índigo, emanan aromas de lirios. En tus pómulos macilentos, enjutos de color y lágrimas, se forman alfombras de hojas secas-

    ¡Mira!
    -Le dijo-

    -Mira los campos quemados, observa como nacen las torrenteras de piedra, ¡mira, mira, con el zumo de tus ojos, ya se humedecen las tierras de cultivo!
    Silencio por favor, ¡silencio! En Lucía aparece el día de la verdad y con mano protectora acaricia los brotes que no han nacido.

    Nenúfares

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    Nelumbo de dolor que vive en los manglares. 

    Nenúfares
    Lucía ha recaído otra vez; ¡parece que se mueve en un círculo interminable! Los avances anteriores hoy se han esfumado y su mal ya tiene el perfil definido; no pretende ningún cambio que cuestione o discuta los límites de sus sentidos. El estado anímico y la desconfianza en el devenir los estima fijados en el carácter y para ella se presentan como irreversibles; ¡así lo ha decidido!
    El miedo la cohíbe, le forma un nudo en la garganta y la ahoga lentamente. La deja en los estados de asfixia adquirida y crónica, situaciones repentinas que sufría cuando antes yacía con el Ausente. Entre ellos establecieron un juego pasional que les llevaba al borde de la muerte, en ocasiones les producía mareos de vértigo. Consistía en respirar el aliento del otro y crear un circuito cerrado entre los pulmones de los dos; en algunas ocasiones llegaron a desmayarse y despertar posteriormente con delirios agónicos. Sin saberlo hicieron lo mismo que Marina Abramovic y Ulay en: "La muerte misma” (1997) Ahora es ella la responsable de todo, se niega a respirar hasta que queda blanquecina, pálida-añil en una mezcla de colores terminales.
    Las noches vuelven a paralizarla en solitario, se desvive con pequeñas alusiones íntimas que encuentra a su paso. Respira los campos desiertos y se pierde en ellos, camina con una urna en la mano y siembra las cenizas como el que faena con las luces del alba; ¡cualquiera diría que ha perdido el clavo de la razón y lo busca en la oscuridad de sus ojos!
    Casi siempre la libido ha dirigido sus flaquezas, ha causado el sesgo de la tragedia vivida y ha configurado el motivo principal de su ceguera. Casi siempre ha sido el despliegue amoroso la que la ha subyugado hasta la dependencia psíquica. Ahora su quimera se centra en la contención del apetito sexual, desea averiguar si tiene la fuerza moral y psíquica para reprimirlo y sublimarlo.
    El Chacal piensa que no es cierto, que su cuerpo se queda anhelante y húmedo estimulada con los olores del mirto, lo pudo constatar con la yema del anular antes de despedirse. Fue una experiencia dulce y dolorosa: excitante por el hecho de descubrir los engaños que median entre la voluntad y los sentidos. Amarga por que en aquel momento sintió un fuerte dolor en el lóbulo lateral izquierdo y una mancha oscura tapó parte de los recuerdos; ¡fue un instante!

    El remedio de Lucía no aparece en ningún relato, es secreto y se presentará al final como un caso sin solución. En ella se ha formado la idea de que sólo puede encontrar consuelo en la amnesia permanente, quizá, como él, pretende ocultarlo todo trás una mancha oscura. Las sombras de sus ojos, la oscuridad de su mente, son espacios familiares, es por ello que se sumerge en los pozos del olvido y al contrario que hacen los grabadores en las planchas de cobre, ella borra los dibujos de su mente con aguafuerte. Ahora hace grandes esfuerzos para vivir el tránsito del instante, sentirse que se esfuma como el aliento en el presente; ¡debe, puede y quiere olvidar!

    Dulce olvido
    Entre las madreselvas
    Dejo la mente

    Fue entonces cuando empezó a pensar en el poder de las plantas, en sus cualidades visionarias y sus efectos terminales. Se especializó en las que tenían capacidad para transformar la mente, aquellas que están cercanas al misterio y pueden presentar poderes notorios. Fue así como se hizo conocedora del poder germinal que tienen los lodos del río, observó como brota la vida en la pudrición de los manglares y comió con placer el fermento espumoso de las aguas fecales. Poco a poco se transformó en una nelumbonácea con las raíces flotantes.
    Ayer se sintió cercana a las formas de vida que se encuentran en los lagos estancos. Concretamente su olfato detectó el aroma dulce de los pétalos del loto, esa flor misteriosa, símbolo del desarrollo espiritual, imagen de lo sagrado y puerta secreta del olvido. En ella ha encontrado el placebo para dormir y la fuerza moral para olvidar lo que le ha pasado.
    Somnolienta, mira y exclama mientras flota en el manto de limo…

    De las marismas
    Nace algo tan bello
    Como tus ojos

    Así canta y toma decisiones que le permutan el pensamiento. Entonces empieza su terapia particular, y en sus momentos de entrega placentera llena la bañera con agua tibia, coloca velitas en los bordes, rocía el aire con incienso y cubre el agua con nenúfares; es un baño de colores boreales que no puede ver con los ojos pero que ella percibe integramente. Después se sumerge con sigilo y deja la cabeza fuera. Quieta y expectante, contempla con los poros de la piel una situación asombrosa, abierta a los sentidos. Ella aparece como la imagen de una náyade flotando sobre un manto verde. Así se contempla sin mirarse, se descubre pletórica sobre los lodos y se abre en Lucía una flor madura iluminada con un rayo de esperanza. En esa sofisticación de mirlo blanco, del canto luctuoso del cisne negro, encuentra alivio y se cree renacida y pura.
    Así aparece en el sosiego de un placer afectado, un escenario ostentoso, perfumado con aerosol y lamparillas de incienso; ahí se duerme. En ese lugar teatral, asombroso y quiebra-hito, planta ahora el germen del nuevo destino. En su peregrinar por el baño recita palabras de desolación pero en realidad busca remedios lascivos con deseos inconfesados. Para distraerse solicita la cercanía del perro de los desiertos, hoy ya amansado; el Chacal. Se escriben y se piensan a distancia, pero ella juega a controlar las emociones y él se encuentra cansado y herido. Él continua con fuertes dolores en el lóbulo izquierdo y ha decidido descansar y esperar a que los relatos terminen. Paralizado por la situación exhala...

    En este lugar
    Bebo los horizontes
    Como siempre

    Ella exclama sin mover los labios…

    -Soy nelumbo de dolor, barquito de la agonía que germina en los manglares.
    Vivo como un nenúfar en aguas estancadas, siempre alerta y con las raíces flotantes.
    Me alimento de sus pétalos y sus androceos son mis llamitas en el sueño; ¡con ellas me entrego al olvido! Quiero hacer de mi un torbellino de viento, un regüeldo de río; ¡amor, así podré estar una vez más contigo!
    Ya sólo me acompañan tus restos blanquecinos, los dejo perdidos por los rincones, los oculto entre las grietas de la tierra, los propago en el viento como semillas de vuelo.
    Añoro tu voz de niño, también la luz de mis ojos afectados por tu presencia. Hoy invoco sin cesar el resplandor que emitían los tuyos. Ya no siento la sonrisa franca que alentaban tus manos, ni las caricias de pan caliente y miel que desprendía tu cuerpo. Ahora te miro en los albañales, ensimismada quedo como el que mira pececitos de colores. -

    Lucía miró al cielo y gritó con la boca llena de auxilios. Con los brazos implorantes y los ojos radiantes de anhelos, dijo...

    Trota caballo
    Salta entre las nubes
    Toma mis manos

    El chacal es un personaje endurecido por la tragedia, es brusco en sus maneras y siniestro en algunos casos, pero ha sido su guía por un tiempo y la ha conducido con tacto por los sutiles y oscuros senderos de la mente. Él le ha regalado un rosario de recuerdos, le ha dibujado en el rostro imágenes inolvidables y le ha producido sensaciones imborrables, todo fundido en estos relatos que son ya el patrimonio moral de Lucía; ¡los recordará siempre! Entre otras acciones le ha dado furtivamente una piedra pequeñita y blanca, como el huevo de un halcón. Es una caja diminuta con un mensaje encriptado que nadie puede entender por el momento. Ella no se enteró del obsequio, la metió en el bolsillo del pantalón y allí quedó por un tiempo indefinido. Es una replica simbólica de la que él lleva permanentemente uncida en la mente; es la forma originaria de la tragedia de estos relatos, espejo real de aquella que lo presenta en el fondo de la cueva. Así pensó él que quedaba cosido el devenir, anillado entre las contingencias del destino, pero la vida presenta giros inesperados y el dolor en la cabeza se hace más y más incisivo. Ahora sólo espera que en su día se revele; ¡haga el efecto esperado!

    Lucía,
    ya se que buscas
    con el deslumbre de los ojos,
    entre los juegos de la piel y el beso.
    Ya se que esperas del discurso amañado,
    donde el pensamiento se pierde entre sudores.

    Te prometo que un día iremos juntos de la mano
    hasta la colina donde el río nace y allí mismo
    dejaremos un saludo como bandera.
    Palanca que mueve el mundo
    entre los matojos prendida.

    En la tierra hundiremos
     doce piedras solitarias;
    señales de una alianza
    más firme que los pilares del cielo.

    Tras estos versos Lucía irradió una sonrisa incipiente en el rostro. Era casta, aparentemente inocente pero también perspicaz y calculadora, por ello siguió con la dieta de flores de loto y se hizo un vestido de ninfa. Un vestido blanco, luminoso y casto, un señuelo  para alejarse del pasado y a su vez afianzarse en el presente. Poco a poco fue olvidándolo todo, olvidó su nombre, su ceguera y se rehízo entre los sueños. Se confundió con los nuevos amores y hasta olvidó el tono de su voz y el significado de sus palabras… La solución al dolor fue milagrosa, la trajo consigo la ingestión nocturna de las semillas del olvido.

    -Empiezo a sentirme viva, renazco entre el murmullo de la flor de los manglares, ya soy el gemido naciente que estremece la ciénaga.-

    Pienso que el loto es una metáfora soberbia sobre la vida y ella lo intuye con una fuerza ininteligible.
    Lucía sabía que esta flor está asociada con Maha Lakshmi, la diosa de la abundancia, la que provee prosperidad, pureza y generosidad. Conocía la leyenda de que Brahma, soberano hindú y padre espiritual de todos los dioses, provenía de ella. Esta flor es de forma pura y sencilla, es harmoniosa en su conjunto, solemne en su compostura y disfruta de colores vivos y profundos. Aunque nace y vive en el fango nunca se ensucia y siempre permanece impermeable y perfumada.
    Lucía vio en esta forma viva un espejo para mirarse, un alma gemela para encarnarse. Pesó que era su medio para emerger de la materia putrefacta y encontrarse así con el tiempo perdido…

    Luces del alba
    Légamos en los ojos
    Que resplandecen

    -Como el cáliz de un  nenúfar he de renacer entre los lodos, pecinas que mi cuerpo han dejado en el lecho. Ahora es un erial frio, una mortaja para el recuerdo-

    Ahora vuelve a precipitarse en el foso de los sentidos, exclama en soledad y se eleva sobre su propio dolor. Para soportarlo lee versos de R. M. Rilke y de esta manera cae sobre sí, se desploma en la zona profunda del sueño.

    La muerte es grande.
    Somos los suyos
    de riente boca.

    Final, R. M. Rilke

    Entonces vuelve al ritual de novia abandonada, se desnuda como una náyade, se tumba en la cama y se rocía el cuerpo con el perfume del Ausente. Unta los ojos, la boca, los oídos y come pétalos de loto a grandes bocanadas, los mezcla con el hedor de los restos permanentes; ¡es un acto de ingestión sagrada!
    Con sus lágrimas hace un fanguillo que distribuye con cuidado por la cara, los pechos y el bajo vientre. Entre sudores se despierta y por su boca sale un hilo de voz imperceptible.

    -¡Es la purificación del cuerpo entre fermentos animados!-

    ¡Su aspecto es sobrecogedor! Ha adelgazado, tiene cercos profundos en los ojos, el pelo enmarañado, descuidado y las manos temblorosas y esquivas. La vida se le escapa, el cansancio la deja sin fuerza y en sus ojos empieza a vislumbrarse la inflexión añil de la melancolía. Por momentos se dibuja la siniestra mueca de la tragedia. Los suspiros son tan lastimosos que no tienen alivio posible; ¡nada puede calmar su pesar!
    El amor del Ausente se ha convertido en dependencia espiritual y ahora lo hace servir como una barrera de protección, una manera de esquivar las situaciones. El recuerdo es tan vivo y permanente que cuenta los minutos que ha dejado de respirar y en ocasiones anhelaba reunirse en la eternidad, fundirse con él en la noche del olvido. Así sucede mientras exclama y comulga con pedacitos de loto cortados como la sagrada forma.

    -¡El tránsito es la solución!-

    Dice para sí; ¡ya sin consuelo!
    Seguidamente escribe algo sobre el lienzo azul del cielo.

    Percibo bajo los pies
    la fuerte presencia del mundo.
    Siento entre las manos
    la suave acción
    del tiempo.
    Amor,
    eso es
    todo.
    Semilla viva que siembro en mi.

    Aclaraciones

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     Loto que abre el deseo y acompaña el olvido.

    Notas para mi querido amigo Gregorio Bermejo.
    Hola Gregorio: sabes que soy seguidor de los personajes que has creado en estos relatos y te agradezco el esfuerzo que has puesto en la obra. Sabes también que soy parte implicada ya que me han seducido desde el comienzo y busco con interés los matices que presentas; ¡con ellos he aprendido a vivir y ser mejor! El proyecto ya forma parte de mi pensamiento pero siento que la reflexión sobre la ceguera de Lucía me está confundiendo; ¡demasiados giros en los estados del alma!

    Pienso que tú, querido Gregorio, has tratado el tema pensando más en ti que en el lector y eso puede confundirnos y dañar la obra.

    Me temo que presentas el conjunto de la historia deshilvanada, quizá es una sensación causada por la capitulación que le das al blog. El estilo metafórico y simbólico, la hacen especialmente densa y el uso del lenguaje es poco apropiado para la época en que vivimos. La lectura exige demasiada atención y la acción resulta mitigada por el tono cansino del duelo. El ritmo es lento aunque plagado de ideas sorprendentes. Las antífonas acompañan, son una parada que obliga a detenerse y reflexionar fuera del texto, pero los paisajes que presentan son demasiado amplios y abstractos; ¡nos exiges demasiado!

    Pienso que tendrías que detener la mirada y atraparme con un concepto claro y seductor, meterme la historia en la boca con la pala de sacar el estiércol.

    Constato en mí estado de interés que con el paso de los días se desprenden síntomas evidentes de cansancio. Quizá es el peso de lo que hemos perdido y tu presentas sin embozos, o quizá el tema requiere agotarnos de aburrimiento… También quedo agobiado por el sometimiento a la oscuridad de la vida; ¡la verdad, me deprime, Hundirme en la gravedad del dolor me sobrepasa el ánimo; ¿no podrías poner una escena más dinámica, algo de sexo por ejemplo? Es por todo ello que te escribo y te exhorto a abreviar los relatos, cada vez se hacen más complejos y su comprensión más difícil.

    Recoge un abrazo caluroso…
    Rufino Mesa
    La Comella. 24-8-012

    Respuesta

    Hola Rufino: gracias por los consejos.
    Es cierto que el lector puede quedar obnubilado por el lenguaje, por el tema y la manera de tratarlo. Es tan natural la desorientación que a estas alturas de la historia ya no recuerden los motivos iniciales; la verdad, ¡me siento un aprendiz!…

    A petición tuya hago este paréntesis para poder seguir el hilo de las intenciones generales y hacer memoria del núcleo de los relatos. Soy consciente que todo se puede decir con menos palabras y terminar con una antífona.

    Con este fin te remito los siguientes puntos y deseo destacar las causas principales de la historia de Lucía.

    · El dolor que origina la pérdida de los seres queridos.

    · El miedo al fracaso, la soledad y la enfermedad.

    · La ceguera voluntaria para no ver ni sufrir el terrible castigo de la realidad.

    · El destino que golpea sin piedad y nos deja vencidos en su misterio.

    · La locura devenida por la falta de gobierno.

    · La muerte como solución y final irremediable.

    Todos esos temas están cosidos entre los personajes que acompañan a Lucía y de ellos se desprende los siguientes apartados:

    · La esperanza como estímulo.

    · La pasión como fuerza creadora.

    · La belleza que implica vivir del goce estético.

    · La confianza en el ser

    · El amor como estímulo.

    · La reconciliación y la entrega.

    Se hace pues obligado abrir este paréntesis para entender y respirar en su limpia arquitectura lo que ha pasado y lo que ha de pasar…
    ¡Los temas ya están desarrollados y a punto de concluir!

    Gracias amigo y un fuerte abrazo…
    Tarragona a 24-8-012

    II nota

    Querido Gregorio: entre los temas que desarrollas se encuentra el valor ético, estético y moral de la ausencia; ¡la pérdida del amado! Es un tema que me ha cautivado y deseo compartir algunas reflexiones y aspectos formales contigo.
    En mi ideario de observaciones sobre la naturaleza, la fuerza de la ausencia se remonta a la visión de una piedra dentro de un agujero; entonces no hubo dolor, fue mucho después, pasados 31 años, cuando entendí plenamente sus consecuencias.
    La presencia anímica de lo que ya no está, se remonta al año 1975, (mirar: la cova de Valls). Con el tiempo se ha convertido en una figura simbólica, en un recurso literario que hace énfasis en lo que ya se ha ido. Para mi forma de ver, la ausencia que anida en los sentimientos es más presente que la propia realidad. Este hecho me permite seguir recreando la obra de manera permanente, pues confío en las resonancias profundas que han dejado, ya se han hecho memoria sólida; tengo el convencimiento que de sus temblores vivimos…

    Te pido que desarrolles este punto de vista en la historia de Lucía, pues siempre quedé atrapado en las emociones, en las valoraciones superficiales de la percepción. 

    Gracias por atenderme…
    Abrazos y hasta siempre.
    La Comella. 24-8-012

    II contestación
    Estimado Rufino: contesto y agradezco tu petición, sin ella no habría la posibilidad de valorar un concepto tan obtuso..

    La tragedia y la pérdida

    En el presente relato: “Las sombras de Lucía”, se tratan los requiebros mentales que sufren las personas afectadas por un encuentro súbito con la tragedia. Son reflexiones sobre la desventura, sobre el dolor que nos entristece y nos deja al borde de la derrota. Relatos sobre la dificultad que tenemos para gobernar la adversidad, la tragedia que presenta la muerte y también como podemos fantasear con ella para mitigar sus efectos. Estos temas se presentan ralentizados, repetidos y circulares; pienso que la ausencia no tiene bordes!

    En el duelo el tiempo está cargado de infinitas repeticiones; cada día se vive sumergido en el eterno regreso y aparece el nuevo sol con las mismas melancolías. Son acciones lentas que se tejen en la vida cotidiana, estampas donde vemos que el desasosiego es frío y la partida llega sin avisar. Estas situaciones son inevitables y normalmente llegan en el ocaso personal, en el invierno de la vida, pero a Lucía le ha tocado en el esplendor de la juventud.

    El encuentro con la muerte en el fervor de la vida, la pérdida súbita, despierta una tormenta de preguntas que pueden ser reveladoras. De ahí nacen infinidad de motivos: son las llagas que nos dejan sumergidos en la incertidumbre, nos modifican y transforman. Aquí recordaremos una vez más que las heridas pueden ser luminosas. En la experiencia de la pérdida se encuentra la inspiración de lo asombroso y trágico. También de ahí se extrae la inteligencia que afina el instinto y busca consuelo en el misterio, en el rostro dorado de Dios, o en la máscara oculta del devenir. Pero sobretodo, en ese encuentro grave, espantado y doloroso, se cosecha la certeza del destino. Observamos con claridad que nos alejamos sin querer de los años felices de la juventud, que nos acercamos a la vejez y que la tragedia forma parte de la vida.

    No obstante la angustia que causan estos motivos, de el peso de la tragedia, al pensarlos y rehacerlos los hacemos próximos y familiares. Al recrearlos en la obra se hacen pensamiento colectivo y se reconocen en la cultura como parte fundamental de la vida.

    La ausencia del amado y el dolor que origina, el desasosiego que causa la pérdida, están siempre presentes y cercanos como lo están la vida de la muerte. No obstante es un hecho que se tiene que reconciliar en cada uno de nosotros para obtener un poco de sosiego. Cuando eso se hace de manera normalizada, se establece la conformidad con todo lo inexorable. Es entonces cuando se contempla el devenir con esperanza ya que significa que aquello irremediable ya se ha aceptado y las fuerzas disponibles se pueden dedicar a los propósitos que cada cual tenga en su mente y desee asumir…

    Hasta pronto.
    G. B.
    Tarragona a 24-8-012

    III Nota

    Vuelvo a ti, querido: ahora es para pedirte si la estética del dolor es incompatible con el placer de la vida. Recordando las conclusiones del trabajo citado, dejé una nota escrita que ahora te adjunto, agradeceré que me digas algo al respecto.

    -Cuando el día de los objetivos ausentes llegue, si llegan, les llamaré Los juegos del dolor y el placer y en ellos podremos sentirnos renacidos. Encontrarnos pletóricos entre aquello que hoy y ahora no existe... ¡todavía no tiene cuerpo!…- 

    Abrazos sentidos y cálidos
    R. M.
    La Comella. 24-8-012

    III Contestación

    Hola amigo: nada se podía hacer sin la esperanza en disfrutar un momento de consuelo, así pues te envío unas palabras que espero servirán para reconciliarte con la historia…

    Desenlace
    Pienso como lector que probablemente más adelante han de venir momentos de felicidad; ¡los encuentros con la plenitud también son de esperar y Lucía tiene derecho a encontrar la manera de reconciliarse con la vida. Entonces las ausencias, el dolor, la infelicidad quedarán fundidas y memorizadas en la tierra; ¡ese es su destino! Si no es así y la tragedia se suma a la desventura, tendremos ante nosotros una situación de mala suerte, un destino desgraciado. En sus manos esta el saber gobernar los momentos que le regalan los días para conducir la vida y hacer de ella un proyecto ejemplar…
    Pienso igualmente que la ausencia puede ser la causa del placer. El descubrimiento de nuevas realidades, el deseo palpitante de un momento de gozo, son motivos que nos llenan los ojos de asombro y esperamos con ansiedad aquellos instantes que nos colman de alegría. En este caso es la ausencia la que nos avala y son los sentidos los que esperan pacientes, esperanzados y anhelantes. Son hipótesis visionarias que segregan energía creativa, huevos de oro que anidan en la mente como propósitos y programas a realizar. Probablemente estos proyectos serán transmitidos poco a poco, igual variarán en su trayectoria o no se ejecutarán nunca, puede pasar que se devengan en vivencias cargadas de pasión y esperanza, pero siempre son ausencias activas que en el presente nos animan a seguir. 

    Hasta siempre.
    G. B.
    Tarragona a 24-8-012

    IV nota

    Estimado Gregorio: pienso que el estado de regeneración simbólica es obligado pero lo presentas árido, dejas en el aire una actitud ante la vida demasiado densa. ¿Crees que el fortalecimiento interior de Lucía nos sobrepasa a todos?
    Estamos en la era de las redes sociales y tu mismo publicas los relatos en ese medio; ¿tienes respuestas concluyentes? ¿Crees que algunas personas se han emocionado, reformado o decantado hacia una mirada interior? ¿ Crees que tienen argumentos suficientes como para empezar una vida nueva si las situación así lo requiere…?
    Lucía lo está viviendo pero se resiste al cambio; ¿lo hace por apatía, por falta de confianza, por acomodo en la estética del dolor?

    Nada más por el momento.
    Siempre agradecido….
    R. M.
    La Comella. 24-8-012

    IV contestación

    Hola querido: me preguntas demasiadas cosas, ahora no voy a contestarte, voy directamente al tema general.

    La jácara sin demora…

    Alguna cosa ha pasado que se ha involucrado en los relatos y han configurado parte de su vida en base a la representación de los mismos. Sumergida en su propia desgana, en la acción intencionada de su propia muerte simbólica, ha renacido en ellos, o mejor, ha sobrevivido indemne a la tragedia entre las palabras impresas. Rebrota una y otra vez y siempre termina en el llanto, ese es el final del círculo. Es como una semilla oculta en la tierra, una pepita que lleva el mensaje encriptado, una planta castigada por el frío; se habitúa a él, ¡se aclimata!

    Lucía ha sabido decantar su ánimo bajo la sombra de la desdicha. Desde la ausencia de estímulos ha sabido mantenerse y a la vez acercarse hacia un nuevo resurgimiento espiritual. La luz del sol le lava el rostro cada día y eso la hace respirar con brío, pero añora el sabor de la tristeza ya que como hemos dicho, la fuerza de la ausencia, aquello que nos deja la muerte, es mayor cuanto más lejana es la posibilidad del encuentro con el deseo. Entonces el amado se afianza en el recuerdo y para no perderlo lo recrea, lo revive y ritualiza cada día.

    Así vemos como las personas, igual que la cultura, escogemos la estética del dolor como forma de avalar el corpus espiritual por encima de las evidencias de la realidad.

    En el relato

    A su pesar las dudas persisten y la confunden; durante meses los relatos la han agobiado, pero al final se ha habituado a leer y ha vivir los sucesos como estímulos permanentes. Se ha percatado que las historias la presentan con cierta indecisión y en ellas se ve atrapada en la incertidumbre. No se encuentra agraviada, se ve heroica y mujer apasionada. Todo parece impreso en la normalidad de los días, se be confundida, sí, como lo estamos todos, pero eso no le merma fuerza, por el contrario la anima.

    Los titubeos y flaquezas se han hecho firmes en su ideario. Sin proponérselo ha encontrado los apoyos para vadear el río; los conceptos se han solidificado en su pensamiento y los proyectos se han estructurado entre sus decisiones. Este cuadro le ha proporcionado infinidad de imágenes y ha visto claramente que todos los relatos son piedras que forman un puente para franquear los infortunios. Estas crónicas son losas de basalto que le ofrecen consuelo, puntos firmes para caminar independiente y liberarse de la gravedad de la dependencia amorosa. Son apoyos que hará servir para vadear el río de la vida y cuando se sienta libre del peso de las emociones lo hará con la normalidad que lo hace el agua bajo los pies.

    Entre los estampidos de las ruedas, el rugir de los camiones y los desastres que nos impone el destino, siempre podemos encontrar un segundo de reconciliación, un minuto de sosiego. Lucía lo gozó sin darse cuenta, lo encontró por un tiempo en estos relatos y será mucho más tarde cuando realmente se dé cuenta de lo que significan para ella.

    En ellos han concurrido los caligramas y las antífonas y han sido de utilidad las observaciones que el Chacal y sus alterónimos le han dedicado. En realidad han sido palabas consoladoras que suponen ya la memoria explícita de lo que ha sucedido y en su conjunto han grabado en la mente situaciones inolvidables…

    Apasionada en los nuevos encuentros, todavía vive los instantes en un letargo permanente, se mueve en la duda y la incomprensión y juega cartas erráticas pero está activa y crece como persona. En los relatos farfulla palabras inconexas y se adormece a cada instante, pero en la realidad se muestra más explícita, valiente y generosa. En ocasiones se asusta de sus propias conjeturas, de los pasos que va dando y queda paralizada igual que las semillas cuando hibernan. Son, como ella, almas que se avivan y se esponjan bajo la tierra…

    Ya nos veremos y lo hablamos delante de un café.
    G. B.
    Tarragona a 24- 8- 012

    Entrevista a Gregorio Bermejo

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    Capilla para pisar confiado. 320 x 190 x 170 cm. Piedra arenisca de Osona. La Comella. 2007

    Entrevista:
    Rufino Mesa, Gregorio Bermejo

    Pregunta: Rufino Mesa.Buenos días Gregorio: gracias por la correspondencia mantenida y por concederme esta entrevista; es un privilegio que no te podré pagar nunca. Pienso que tus cartas son documentos valiosos, contienen respuestas y han sido útiles para el lector y por ello me he animado a hacerte una serie de preguntas. Estoy convencido de que serán argumentos que activarán favorablemente el final de los relatos.
    Quién es el Chacal y dime: que motivos has tenido para escoger un perro como segunda figura en los relatos de Lucía.

    Respuesta: Gregorio Bermejo.Este personaje ya es bien conocido en la literatura y suele presentar todos los perfiles humanos bien definidos. Ha sido nombrado así por su valor y por su lealtad y al final de la historia su sacrificio cobrará un relieve extraordinario. Ahora tiene dolores permanentes en el lóbulo izquierdo, es parte de la trama simbólica, del nudo de la cuestión; asunto que no revelaré por prudencia. Sólo puedo decir que el dolor es como  una piedra que se agita y amenaza con reventar en cualquier momento. Cuando está sufriendo el mal es incapaz de pensar nada, solo presiente un desmayo y sin mirar contempla la luz cegadora. Es un tipo de dolencia que desconoce el origen, no sabe las consecuencias y más aún el devenir que le tiene reservado.

    P: R. M. Lucía está expectante, se podría decir que cada día le ha llegado la voz del emisario.  Él se desdibuja en las presentaciones, aparece como el enviado al que dictan el mensaje. ¿Es el Chacal un mediador, un nigromante, un impostor, o es un seductor que anhela sus favores y lo que hace es envolverla con palabras?

    R: G. B. Es un personaje poliédrico: sabéis que en ocasiones se presenta como el narrador, en otras es el Amante de arrayanes y en muchas historias habla y dice lo que le viene en gana. Se trata de un alma libre que indaga para vivir en los límites del conflicto. Es una figura valiente, atrevida, sin compromisos que lo encadenen y en cierta manera paupérrima. Es un ser que está más allá de las formas y las convenciones sociales. En algunos casos se hace ver como médium pero, la verdad sea dicha, no es creíble; ¡es un sofista con mucha imaginación!

    P: R. M. Pienso que el fallo en el juego que practica está en los enlaces, en como se transmuta en el otro. Sus tretas son tan reales que no sirven de señuelos y ahí queda su personalidad desdibujada y atrapada. Si no es creíble se desmonta al instante y arreglado
    La falta de claridad abruma al lector y el riesgo de ser desenmascarado se hace evidente. 
    ¿Él lo presiente cuando se transforma? ¿Sabe que lo pueden descubrir en una palabra a contrapunto, que se pierde cuando lo sacan de contexto? ¿Intuye que puede ser revelada su impostura?

    Recuerdo que esa posibilidad la admite en esta antífona y no obstante sigue el juego. Abierto al devenir como siempre dice...
    Una mentira
    Adorna mi sombrero
    Cada mañana

    R: G. B. El Chacal se construye así mismo y las jácaras le ayudan a mirarse, son fruto directo de las respuestas de Lucía. Él juega con una parte importante de la realidad, los encuentros con ella son verbales y en ocasiones ha constatado que una sola de sus palabras puede teñir todo el significado de su voz. Por otro lado es un creador convulsivo, su mente no tiene límites y se monta y desmonta a capricho con especial habilidad.
    Rufino presta atención, escucha bien lo que te digo, es muy importante este detalle…
    Un día intentó definir el misterio al final de una antífona; hablaba de una piedra en forma de huevo. Fue entonces cuando una paradoja inesperada se formuló en su mente y una idea diminuta se hizo tumoral. El hueso del pensamiento se abrió y le hizo bifurcar los caminos trazados, entonces detectó que estaba llegando al final de la vida. En aquel momento ocurrió una tragedia mayor que la que presenta esta historia. Resultó que aquel dolor punzante, aquel que se inició junto a Lucía, empezó a producir calor, mareos, frío…  a su vez, una fuerte luz le iba borrando los recuerdos.

    Ante esa realidad se repliega y responde de manera absurda, no lo hace por cobardía, le está afectando el pensamiento. En los días impares él deja crecer su malestar; no puede hacer otra cosa. Habla como aquel que no dice nada, y musita cuando ha de callar, así de sencillo, y en los días pares hace lo mismo. Se rinde ante las sugerencias de Lucía, se cree sus historias y se recrea en ellas para hacerlas posibles.
    Dice que una idea es una semilla que mañana será espiga, con esto te lo digo todo… Se ha identificado tanto con la voz de Lucía, con sus objeciones y caprichos, que ama su dolor, lo presiente y a él se arroja sin prevenciones. Mira lo que le dice…

    En la tragedia
    Convocas mi destino
    En un instante

    P: R. M.¿Porqué cambia de personalidad?
    El otro día llegó a sus oídos el eco de El amante de arrayanes; es curioso ya que en ocasiones queda transmutado en él mismo. En otras le seduce la idea de encontrarse con Lucía y desplegar en ella un rosario de caricias. Quiere verterse en su cuerpo como un animal en celo.
    En los momentos más auténticos se conmueve de dulzura, en otras, con un aullido estremecedor deja tiritando el suelo y se vislumbra el inicio de un camino tortuoso, inesperado y sorprendente.
    ¿Piensas que al final habrá encuentro, el amor será posible? ¿Quién guía su destino cuando dice?

    Si he de morir
    Lo haré complacido
    En mi voluntad

    R: G. B. La situación con Lucía se va tensando día a día, la verdad es que no puede fundir el discurso en una sola voz y queda a merced de los impulsos que ella le produce. Por añadidura, recuerda que es una figura de ficción, está movida por mi voluntad y su boca también está cosida al propósito general del relato. No obstante, en ocasiones también a mí me sorprende, él tiene recursos independientes, me lo ha demostrado en la complicidad con la noche cuando afirma.

    Como el lobo
    Entre oscuridades
    Mudo la piel

    Es perspicaz y me dice que he de introducir más acción a los relatos, hasta me sugiere escenas pasionales, persecuciones, raptos y enlaces salvajes en el lecho. Me insinúa que el cansancio y el hastío puede ser un peligro para la historia, por ello quiere provocar el encuentro apasionado con ella y así activar al lector en el arrebato amoroso.
    No puedo atenderle, tengo un deber que cumplir. Por su parte el dolor persiste y está herido. Aquí él es autónomo y opta por crear una trama de múltiples caminos, senderos que se encontrarán al final del desenlace. Ahora no me queda otro remedio que precipitar los acontecimientos, tengo que terminar la historia como sea. No estoy cansado, sigo pensando que sus diálogos son enriquecedores y me emociono cuando me dice casi llorando.

    Dentro del hueso
    Este dolor estanco
    Me martiriza

    P: R. M. Crees que Lucía desconfía, piensa que es un impostor, un hereje y un posible traidor. Qué se trata del mismo personaje de todas las tragedias, un ser travestido con las máscaras de Jano, o bien no puede pensar, sólo puede sentir y desgranarse en el duelo junto a ella. Es decir: ¿sin Lucía él tiene sentido?

    R: G. B. No, por separado no tienen sentido ninguno de los dos. Para hablar alguien tiene que escuchar y él tiene dotes de oyente.
    Habitualmente ella piensa que es leal, por otro lado está necesitada, demanda que alguien recoja sus quejas y de curso a sus plegarias. Otras veces distingue su rostro profundo, sus debates en la noche y observa que es persistente como un corredor de fondo, que se trata de un ser especial que compite consigo mismo y transita la oscuridad como ella. Un estepario que atraviesa el desierto y lo hace sin más compañía que su propia soledad; ¡ahí se encuentran los dos! En contadas ocasiones, ¡son las menos! piensa que quizá escucha voces errantes y las transcribe para ella; esta es una posibilidad remota que la tiene expectante. Escucha lo que le llega a decir…

    Ya no te creo
    Lanzaste tantas bolas
    En la bandeja

    P: R. M. Sobre esto quería preguntarte, la bolas en la bandeja; ¿son la viva imagen de sus ojos? ¿Empieza Lucía a amar la monstruosidad que él representa?
    Tú eres el autor de estos relatos y en ellos dejas caer la ambigüedad del narrador. ¿Es intencionada la estrategia del desconcierto?

    R: G. B. Sí las bolas hacen referencia a los ojos y recoge la creencia de que los seductores atrapan por la mirada; ¡acopian la ceguera de las almas!
    El desconcierto: yo también soy espectador, los relatos crecen ante mis ojos y me construyo con ellos.
    Intencionadamente conjugo cierta confusión en los personajes, pienso que es la manera de aumentar el desasosiego y propagar el enigma con fuerza. Pero el caos es creador de nuevas realidades y casi siempre me dejo llevar por él. En sus torbellinos fermentan ideas nuevas, estas me cautivan y en sus agitadas levaduras dejo caer mis propias quimeras. Estos delirios se los paso al Chacal, entonces enloquece y grita como un poseído; vocea con el pecho amplificado…

    -¡Más vale locos que tontos! ¡dale fuego al chaparral! y ¡entre más torcido mejor cave...!-

    Es la manera de mirar y entender el mundo que he preparado para él. Por este motivo lo presento en el fondo del pozo del dolor y hasta allí desplaza una queja permanente; ¡allí queda su voz amplificada! Pienso que son rugidos de un hombre cansado, afligido y mal pagado, gritos hirientes dentro de un caleidoscopio. Su pensamientos se ha fragmentado, es como un juego de espejos replicantes que le producen mareos. Me pongo en su lugar y siento los efectos. Percibo los sonidos que rebotan y se cruzan en su mente y también sufro las luces y sombras que en él se alimentan al infinito.  Así lo martirizo hasta que exclama rendido.

    Si tu lo dices
    Caerán de mis manos
    Los oropeles

    P: R. M. Manejarle en el caos puede llevarle a la locura y a ti al abandono. ¿Tienes algunos hilos tensados y fijados al suelo. Estáis cansados…?

    R: G. B. Los dos estamos al borde de la extenuación y los dos sufrimos el mismo mal. No obstante hay una diferencia: él tiene el destino diseñado, yo no… Ese es un hilo fijo, invariable, fundamental…
    Yo soy el artífice y muevo los hilos, sobre el papel conduzco el capricho y el devenir. Puedo hacer una historia interminable con los matices que aportan mis comunicantes, cada día es una aventura nueva.

    Para modelar los cambios que Lucía ha de experimentar, he pensado que el Chacal ha de construir un laberinto de palabras indescifrables, un amasijo de símbolos que podrán confundirla o sacarla de la tragedia de una vez para siempre. He pensado que el motivo de su interés ha de ser simple; su ceguera y su pasión amorosa. Por debajo se encuentra la capacidad para experimentar el duelo de manera heróica; eso es lo que le ha seducido.
    En las conversaciones que tiene con ella advierte que su mente es una lucerna, un hilo de inspiración pasional que desea guardar; con cuidado recoge sus voces en cajitas estables. Su cuerpo es desconocido para él, sólo lo ha poseído en sueños; suficiente para sentir que es el hogar que añora. La ceguera de Lucía y la manera de sacrificarse para conseguirla lo asombran. Le fascina como ha obtenido el favor de la oscuridad. El desprecio por la vida y el placer que extrae del dolor lo mantiene anhelante. En ocasiones también lo hunde en la agonía. No puede pasar ni un segundo sin pensarla y las horas del día son pocas para tenerla presente…

    P: R. M. Quién es el Ausente y que representa el Chacal como su espejo.

    R: G. B. Para hacernos una idea de la figura psicológica que ella ha creado entre el Ausente y lo que representa el Chacal, tenemos que centrarnos en la figura de Anteo y Hércules. Si conseguimos entenderlo averiguaremos un matiz significativo de estos relatos. Es muy conveniente que Lucía esté también atenta, ella conoce mejor que nadie el motivo de su perversidad. Pienso que también ha de colaborar en sacarse el dogal y empezar a respirar aire nuevo.
    El Chacal como Anteo eran hijos de la tierra (Gea) y del mar (Poseidón) Conocemos el mito que dice que Anteo era invencible si sus pies tocaban el suelo. Sabedor de este detalle el Chacal utilizó una escultura que demanda tener siempre los pies sobre la roca y así recibir la energía por los pies como los árboles. Entre sus rivales estaba la figura de Hércules (El Ausente), que averiguó que el punto débil de Anteo era cuando perdía el contacto con la tierra, cundo era arrancado literalmente de raíz. Averiguó que en esa posición, su madre (Gea), no podía darle energía y entonces Anteo (El chacal), moría asfixiado por el abrazo mortal de Hércules…
    Aquí he de señalar que Lucía es cómplice de la muerte simbólica de el Chacal...

    P: R. M. ¿Porqué la mitología en estos relatos?

    R: G. B. Por una fotografía que así lo demandaba; son las voces y gestos de Lucía las que ordenan algunos tramos de la historia. Por otro lado hay que conocer otros detalles que no puedo delatar, él recibió un mandato inesperado; ¡eso es todo lo que puedo decir y es demasiado! Fue en el momento de hacer un retrato con luz mortecina, el silencio lo llenaba todo y una paz interior se abrió para recibir el encargo. Cayó en él como un deber ineludible. No fue una carga o una expiación, fue una delegación ajustada a lo pactado, un riesgo que quiso asumir al instante. Él también estaba necesitado y tenía demandas pendientes que Lucía podía asistir si sus ojos volvían a disfrutar del beneficio de la luz.

    Este grial de los inocentes es anterior al inicio de los relato y dan fe de lo que digo...

    Se muy bien que no somos culpables de nada y también,
    que me someten palabras poderosas para honrarte.
    Se que no hay recuerdos claros en la memoria,
    y sobran días de desesperación que
    ayuden a caminarlos.
    Como el mirlo,
    ahora 
    dormido,
    en la exigua
    luz que desprendes,
    te espero con los ojos abiertos.

    P: R. M. El chacal tiene presentimientos secretos; ¡desvaríos! Él cree que puede hablar con los habitantes de la noche. Como hacen los nigromantes, puede traer  mensajes del otro lado de la vida y hablar con los muertos. Aunque no parece muy dado a los actos de fe, menos aún a creer en supersticiones, ¿en realidad lo presentas con poderes de adivino? ¿Qué quiere decir en esta antífona?

    Entre las cañas
    Leo los pensamientos
    De los difuntos

    R: G. B. Es una atribución engañosa, él es un descreído pero le seduce el misterio. Susurra premoniciones entre corredores oscuros, los alumbra con los presentimientos y saca conclusiones al instante; ¡es un embeleco!
    En ocasiones lo plagia de ti, de tus acciones pasadas, de tus metáforas de piedra, de tus acciones y relatos en: Fénix o la ciudad del sol. Te emula cuando se pone delante de una cámara de vídeo y deja caer en sus disertaciones, sus aullidos y murmullos.
    Como autor deseo que se reconozca en él mismo, que se encuentre imbuido por un sentido metafísico, una fuerza que le haga presentir la realidad que ha de venir y la exponga de manera clara y ordenada.
    Ahora bien, él no cree en lo real pero el mundo se proyecta sobre los claros muros de su mente. Lo curioso del caso es que sus observaciones casi siempre se cumplen…
    Se atreve a afirmar…

    De la cieguita no quedarán rastros evidentes en sus ojos.
     El chacal tomará sus sombras entre los dedos y las hará luz.

    De esta manera divide el plano de lo real. Descansa un instante y cambia el tiempo verbal para seguir con el discurrir libre del pensamiento.

    Para protegerla tras un fuerte muro, toma la palabra
    y como perlas, deja caer un rosario de sonidos.
    Del pensamiento germina una imagen fresca
    y en el suelo, queda fundida al instante.
    Dijo: !tienes muy frías las naranjas!
     Sí amor, si quieres tómalas
    hasta dejarlas dormidas.
    Un cesto de mimbre,
    y una copa de
    cerveza
    con
    crispis
    bastó para
    arrancar las piedras
    que darían fin a la batalla.

    Así empezó el amor sensual de las semillas.

    R: R. M. Muchas gracias Gregorio, ya hemos terminado…

    La Comella. 27-8-012


    El necro-litos

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    A Safiya, Piedra que pende sobre nosotros, Los Monegros.  2006 Colabora: Mar Sanchez

    El necro-litos
    El Chacal, antes el amante de arrayanes, sufre el desamor de Lucía. Recorre las llanuras del Sahel y exclama en el abandono. Aúlla sin esperanza alguna y hostiga las tinieblas con un palo. Sabe muy bien que aunque Lucía le envía besos suaves y tiernos, aunque escucha sus plegarias y dice que son un lenitivo a su dolor, él es una escusa para ella, lo observa en cada gesto que le dedica y está acoplado a su destino como algo inevitable. Hasta ha manifestado su conformidad en sustituir al Ausente y ponerse el perfume que no le pertenece. Él es leal y cumplirá el compromiso asumido y como siempre, pagará cantando el tránsito por la vida. Dice para sus adentros.

    -Con la soledad se finiquita el importe debido; ¡así se desvanecen los sueños!-

    Para ti, amor,
    tan sólo la llorona
    canta de noche

    Con las palabras amables y amorosas que ella le enviaba hizo un hatillo y lo guardó con celo en el interior de la piedra, justo donde antes él había grabado su nombre. Primero la llamó Mirto-litos, piedra de mirto o caja de luz, pero al final, al ver el rumbo que tomaba la situación, se vio obligado a cambiar toda la trama de los relatos. Cayó en la cuenta que era mejor dejar las cosas como estaban, Lucía era un diamante engarzado en alianzas del pasado, por ello decidió llamarlo Necro-litos. (piedra muerta) No supo donde esconderla y al final la ocultó en el lóbulo lateral izquierdo de su mente; ¡allí quedó en el olvido!
    De esta manera se han dibujado los destinos de estas personas cargadas de sufrimiento y renuncia; ¡todavía se desconoce el final! Nos encontramos delante de una historia que se ha desgranado entre palabras, que podía terminar de manera alentadora, pero ahora queda suspendida, frustrada y rota en un mundo tan necesitado de consuelo.

    Tu no me quieres
    Juegas como el aire
    Entre suspiros

    Como acabo de anunciar, él lleva en la mente el necro-litos, la piedra necrosada que lo determina, lo hace sufrir y a su vez apacigua el fiero dolor del mundo. Sabéis también que en su interior oculta el nombre real de Lucía ( ) y los recuerdos amables que se han gestado entre ambos. Pero ella desconoce el tema, no sabe la utilidad práctica de toda esta litúrgica, aunque en su día lo sabrá. Conocéis el hecho de que el Chacal le dio una pequeña réplica para que tuviera cercano el eco permanente del mirto. Es un objeto simbólico que ella ignora y seguramente ahí ha de quedar; ¡una señal más en el olvido! Aunque ahora, después de la recaída de Lucía, se han avivado los significados y cambiado el sentido de los relatos. La piedra irradia aliento benefactor, proporciona confianza y al tiempo hará que las cosas tomen el rumbo debido. En el momento de la entrega no se enteró y es posible que aquella humilde piedra blanca con manchitas rojas continúe extraviada en el bolsillo de su pantalón.

    Toma la piedra
    Es el espejo fiel
    De mis palabras

    No obstante piensa que no todo esta perdido, ella lee los relatos con suma atención y hace esfuerzos considerables para encontrar el significado de mensajes que se escapan a la razón de cualquiera. Realmente se trata de un galimatías indescifrable, por otro lado, hay demandas que Lucía no puede cumplir por el momento. Algunos conceptos, los más importantes, quedan encriptados, ocultos como las hojas quedan camufladas en el bosque. Otros, los indiscretos, son los que la hieren directamente; ¡es un tema sumamente delicado! No obstante, ella busca algún valor aplicable para solucionar su aflicción y tiene en la mente la despedida del Ausente con los honores debidos.

    Hoy te esperaba
    Entre los crisantemos
    Clama el adiós

    Lucía vivía la dependencia amorosa como un estado de autentica verdad; ¡es una situación sin consuelo! Vive en un litigio permanente consigo misma y le falta confianza para poder avanzar en la vida. No encuentra gran cosa fiable en el contenido encriptado de las antífonas, tampoco en lo que puedan destilar estos textos. Emocionalmente lo puede compartir pero no consigue descifrarlo y menos reanimarse en él. Por otra parte, no cree en los símbolos, no cree en Dios, sólo cree en sus propios sueños y en las vivencias del pasado… Todo esto lo dice pensando en voz alta, casi a gritos, lo hace así para ratificarse en su posición de firmeza.

    -Los sentimientos lo son todo, la razón es café frio, ¡con ella sólo se pueden hacer cálculos inocentes y pastelitos de anís!-

    Hay momentos que le es indiferente la luz del sol, no cree en nada y se desespera entre contradicciones. Seguidamente puede representar una cara totalmente nueva y también, sentir como nadie la certeza absoluta en el rostro de la muerte. La vive como algo reversible; ¡así espera el retorno del amor perdido! Precisamente ella, la que sabe que el pasado ya no es nada y piensa que sólo es dolor en el recuerdo, se niega a avanzar i se refugia en el duelo.
    Lucía se resiste a aceptar lo irremediable, a despedirse definitivamente y así poner las cosas en su lugar; ¡el Ausente lo súplica en las sombras de su rostro!

    -¡Por favor, déjame marchar!-

    Le dice también usando intermediarios que ella no quiere escuchar.
    Lucía tiene un rostro bello pero lo ha cambiado por otro sin pensarlo; ¡ahora es una mascara dolorosa que actúa por instinto! Sin saberlo se encuentra fundida en el poder de su nombre; el coraje, y este poder femenino se oculta en la letra que la describe. Hoy es una voz oscura en el alma de una piedra terminal. Es un poder que se enlaza a los misterios del mundo pero ella lo desconoce y por lo visto no llegará a entenderlo nunca. Lucía tiene el valor de perder la luz de los ojos por un amor imposible y taparse los oídos para llenarlos con murmullos arrancados del sueño; ¡no contempla otra realidad que la que dibujan sus manos!

    Te suplicaba
     Con los dedos escribí
    En tus cenizas

    No obstante la turbación, su obsesión y temor, advierte que el Chacal tiene bajo los pies la firmeza de la losa de los lindes y en su boca se destilan palabras que delatan las presencias del misterio. Le oye cantar cada día, ahí se encuentran en una letanía permanente…

    -El mundo es ilusión y la vida es un juego transitorio. -

    El Chacal delibera entre verbos obtusos y dice que con ellos refunda el sentido de la existencia y la hacen estable. Es por este motivo que construye los alegatos y los ordena con el cuidado de un jardinero. Modela el discurso letra a letra, como cincela un orfebre un girasol sobre una plancha de cobre. Igual que el escultor infunde sentido a la piedra; golpe a golpe, él imprime en el discurso el poder del creador. Así dibuja la realidad con la leve evocación del verso.
    Dice que la voz es la esencia invocada, esa es su verdad y se ilumina en el instante que toma cuerpo de hombre. Junto a la acción de las manos, las palabras son el aderezo dulce que fertiliza los campos y piensa que con ellas se puede seducir el corazón humano. También sabe con certeza que la destilación de las mentes, el fruto del pensamiento en la obra, es la parte esencial de la belleza del mundo.
    Afirma que todo aquello que permanece se hace memoria y queda como sentimiento que se mece en el tiempo. Al final del itinerario del ser sólo eso cuenta y merece la pena ser vivido. Por último se comporta de manera cruel y afirma que si hace falta quemar los labios, los ojos y las manos, se queman; todo ha de ser sacrificado por un cometido que eleve el sentido de la vida.

    Para Lucía la mirada que se vierte sobre lo real lo es todo: para ella, una piedra pequeña, diminuta, sin sentido, está perdida en un cajón; ¡no significa nada! Para él, ahora es una idea cargada de tragedias, una réplica del corazón herido, el latido mortecino del mundo; es un dolor endémico que anida en su mente.

    Sobre la mano
    Duerme el símbolo
    Nace el saber

    Esto decía a la vez que dibujaba una incisión invisible en el aire, una garabato indescifrable pero lleno de emoción. Entonces la piedra tembló una vez más y empezó a rebosar luz irradiante en el lóbulo lateral izquierdo de su mente.
    El encuentro entre los dos era imposible, un abismo se abría y ahondaba la tragedia. Ella miraba el pasado, cabalgaba con el caballo invertido y cogida del rabo. Él se despidió con un gesto leve, marchó en silencio y no supo decir nada más

    Lucíala no llegó a entender que pasaba…

    -El verbo se hizo carne y la piedra sentimiento…-

    Esta frase no entra en los anaqueles de la razón, sólo es posible entenderla en las penumbras de la fe y en el oscuro poder de las emociones. Para Lucía representa la fuerza del deseo y el reencuentro con el jardín perdido. Es una frase crepuscular que ampara muchas lecturas, entre ella el renacimiento espiritual. Para algunos es un señuelo para niños, para otros es la revelación del misterio, el camino a la reencarnación. Para el Ausente ya es el prado que se prolonga más allá de sus suspiros. Para el amante de arrayanes una esperanza cargada de melancolía, para el Chacal la puerta que da acceso a los espacios del silencio y para mí, Gregorio Bermejo, un recurso literario…
    Con todo esto él llegó a pesar y exclamar otra frase obvia, transparente, y seguidamente otra obtusa e impenetrable. Al final terminó con una sentencia que encadena el juego libertino de las palabras en un discurso absurdo y despiadado…

    -¡La luz del amor es una expresión comprensible hasta para los más ciegos!
    Lo que cuenta en la vida es como de él se arranca el saber, como se forman las canciones y los maullidos agónicos de las calimbas...
    El desamor nos lleva al sacrificio; ¡en esta historia se hace obligado! La piedra de la razón es ahora temblor maligno y crece imparable.-

    Él podía entender las dos realidades y la sentencia final también. La palabra germinal y fecunda del amor (en la obra se encuentran las dos) y el dolor y la soledad del creador. En los dos mundos se encuentra la tragedia humana, el inicio y final de todos los procesos vivos. Son las caras de Jano que se alimentan mutuamente, la puerta de entrada y salida de todas las situaciones. Son vasos comunicantes que nos interpelan y nos dejan sentados entre el anhelo de gloria y las heridas del infortunio. A su vez, afirmaba que en los dos lados se daba la relación posesiva, temerosa y egoísta. Afirmaba que el amor crea el impulso que mueve el mundo y con él causa dolor, inseguridad, dependencia y desconfianza. ¡El amor mata!
    La pasión amorosa tiene muchos rostros, seguramente Afrodita presenta el más simple y Apolo el más complejo; las dimensiones humanas del saber. El dios Jano y Prometeo tienen sus atribuciones, las máscaras de los días, el inicio del tiempo y el final del mismo, todo queda registrado en el pensamiento humano y él es el que da entidad al ser y da significado a todo lo que hace.
    Cada persona tiene su propia configuración del hecho amoroso y en realidad, cada persona se ama así misma, el otro es el objeto de su dependencia amorosa. Queda anotado que es un tema que hace mover los engranajes del mundo y con esa gravedad el Chacal quiso hacer una tesis sencilla, comprimida en tres versos:
    En mi se cela lo que de ti deseo.
    En ti jadea el sol por un instante.
    Los lazos que nos unen son eternos.

    Conversaciones con El Chacal

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    Monumento nacional de la torre del diablo. EE. UU. Pensamientos de basalto y orden en las ideas...

    Diálogos con El Chacal

    Aclaración tardana: El Chacal ha adquirido la facultad del lenguaje y otras habilidades humanas que no enumero ya que son evidentes, por ello vale más lo que llega a decir que lo que oculta.

    Pregunta: Rufino Mesa. Hola amado y bienquisto amigo: gracias por atenderme en estos momentos.
    ¿Cómo estas. Cómo quieres que te llame. Qué quieres decirle a Lucía?

    Respuesta: Chacal. -Es un placer hablar con mi reflejo, para mi eres un referente singular y te admiro… 
    Llámame como quieras; quizá puedes hacerlo como lo harías a un perro al borde de la tumba…
    Mal… me encuentro vencido, cansado de esperar sosiego y demandar un segundo de ternura. Tengo temblores en la mano, hoy tomo muestras de tierra quemada, voces que vienen de los difuntos; ¡son restos de  carbonera! Presiento que en este suelo de barro y palma ella guarda el calor de siglos. Lucía, es la sonrisa tranquila de la madre eterna; ¡es la mujer que añoro! Como las plantas extiende el polen, lo propaga con el temblor de los pechos y la armonía de la cintura. Como Aurora, exhala por la boca las flores en primavera.

    P: R. M. Qué le dices para que repare en ti, para que atienda tus demandas.

    R: Ch. Le susurro entre suspiros de poniente, le venteo los ojos con aliento y le digo al oído: toma, coge el manojo de juncos, soporta el eje que ordena el centro, tómalo y cabalga enlazada en él, es el pilar que aguanta las vigas del cielo. Es de tu amado y lo traigo para ti, ¡intercedo en ello!
    Es un regalo de la vida que penetra en ti y en un furtivo adiós se desgrana en la niebla de los días; como un sueño te humedece y después te posee en el rapto.
    Por mi parte no puedo pedir nada, soy una figura de ficción entre el polvo en la calima del desierto. Pienso que con un beso amistoso quedará todo zanjado. No deseo nada para mi, sólo soy el mensajero y mi destino es morir después de la entrega del encargo. Mi existencia es renuncia cálida y veloz; ¡un cometido adeudado!

    P: R. M. Cómo percibes su  falta de luz, su manera de razonar; su dependencia amorosa. ¿Crees que podrás modificar la dirección de su pensamiento?

    R: Ch. No puedo, ni debo, ni quiero perturbar nada, solo decirle mirándole a los ojos; Lucía, eres un paño de porcelana que recoge el vaho de mi aliento, un prisma de cristal que refracta el color que viene del sol. Naciste más allá de nuestro tiempo y tu origen se une a la primera madre. Vienes de lejos, más allá de los prados placenteros del edén soñado. En mi mente se ha cultivado todo el sueño, cada palabra ha sido un tránsito precioso hacia un fin nunca esperado, ¡aquí lo dejo para tí! Pienso que los días largos ya han pasado y las noches se han hecho eternas mientras modelaba entre sueños tus senos de madre. De tu planta majestuosa ya solo tengo un leve recuerdo-

    P: R. M. Creo que avasallas con tu manera de expresar el amor. Para que te atienda tienes que  musitar leve, quizá encogido como un reptil entre rocas... Piensa que ella mentalmente es una náyade, y tú un perro de presa que actúa por instinto. El amor te ha transformado, ahora tienes que ser más sumiso y humilde y ponerle cara de gato; ¡la has de seducir! En ocasiones tendrás que hacer sacrificios soberbios, heroicos, algo que la alague y vea en ti la figura legendaria. Tendrás que emular sus gestos hasta que se vea reflejada en tí. Haz como ella cuando escribía sobre las cenizas del amado, tú podrías hacerlo sobre la extensa piel del Sahel y dejar un rastro verde sobre la tierra. Las flores y los tallos tiernos empezarían a cubrirlo todo y tu falo podría llenar los surcos de semillas fértiles.
    Se que tu baba es fecunda y allí por donde pases brotará la hierba, cantará la tórtola y pastará el alce. Te aseguro que si haces todo eso no habrá mujer que se resista a tus seducciones y si no hace caso después de semejante teatro de maravillas y despliegue de poder; ¡vaya hombre...! es que no merece la pena que suspires por ella ni un segundo.

    R: Ch. Soy un chacal en el destierro y mi instinto me guía en un acto de procreación permanente. ¡Ay, ay, en un ay fui engendrado... Ay, anhelo el relincho de un caballito! (Metáfora de otras metáforas que aquí no se entenderán nunca) -

    P: R. M. Sigues con la plegaria de un hechizado... caminas lentamente y vas dejando un reguero de semen que fecunda la arena; ¡no tienes remedio! Eres un semental perdido que escampa las semillas a boleo. Te aconsejo que voltees tus instintos, que modeles tu personalidad y abandones tu papel; deja ya la piel del mensajero entre las dunas y se tú mismo. Piensa que eres un saquito de esporas, cápsulas que el céfiro hace volar y cantar. De veras te digo que en seres como tu se tamiza la nueva raza…
    Anda, dile al oído para animarla...
    Te encintaré
    Con trece maullidos
    Gata sin dueño

    ¿Qué te pasa, hace un momento palidecías? Te he visto confundido con el Ausente y buscabas el movimiento de sus labios como un poseído… ¿Acaso te ha dicho lo que tienes que decir!
    ¿Porqué no contestas y sigues delirando, balbuciendo como un lelo, tienes miedo?

    R: Ch. Miedo, no conozco esa emoción, ese rapto de los sentidos; ¡tu no me has dado ese espejo para mirarme, me has dado un pozo para abismarme y fenecer en la oscuridad.-

    P: R. M. ¡Entonces, querido, desvaría cuanto quieras, delira mientras respires! Duerme en los desatinos hasta quedar rendido en el fondo, tendido en el suelo como una semilla que espera, inerte como un plastón de carne seca. Desvaría y dile lo que sientas...

    R: Ch. Se que en la cueva de su vientre se oculta el lugar donde poder descansar eternamente y en esa su tierra fértil espero encontrar la paz y el relevo. Deseo adormecer las manos en el templo de los amantes y alertar los vigías que duermen con los pétalos encendidos.
     Tú no me duermes Lucía; ¡me desvelas! No ves el temblor de mis manos, día y noche sacudido por esa piedra de luz que metiste en mi cerebro…
     Amor, siempre estás con los ojos abiertos; ¿realmente estan turbados?
     Se que en tus pupilas umbrías se oculta un código secreto, ahora están ciegos a la luz del sol pero pronto lo verán todo, luminoso, trasparente y vital. Son como anaqueles rotos, estantes de la biblioteca de Alejandría. Son piedras que contienen un saber milenario y con la luz de los neutrinos hacen el nido de la ilusión perenne. Eres el chasquido sensual que señala una cadena infinita de encuentros, siempre presentes como las flores, como el relevo exigente en la vida, como el cordón que une el nacimiento y la muerte.-

    P: R. M. ¿Eso le escribes sobre la arena? ¡perro, hijo de chacal y nieto de coyotes!
    ¿No te da vergüenza ser un menguado, un falicorto?
    Porqué lo haces con el cúbito de un faraón en la mano: ¿no has encontrado otro bolígrafo más vulgar?
    Así modelas las palabras mientras cuentas las horas perdidas y evaporas con el sol las lágrimas derramadas; ¡tu situación es lamentable!
    Hoy seré un lector complaciente y por todo lo que me has regalado y ahora me ofreces; ¡te perdono y te absuelvo…! Como un anunciante enfiebrecido dejas caer palabras dulces, dolorosas y descarnadas; ¡por todo ello te perdono y te absuelvo…!
    Las cincelas en el plano modulado del polvo, en ese tapiz que el viento borra al instante. Por ese detalle tan efímero y tan dado a la renuncia de la belleza; ¡te perdono y te absuelvo…!
    Entonces constato que las vuelves a sembrar. Como semillas cultivas las palabras; eres persistente y por ello ¡te perdono y te absuelvo…! Las hundes en el surco, las ocultas en la zanja que abres con tú hueso erecto sobre la arena y la riegas con el Icor que emana de tu falo; por ese juego inusitado y sorprendente, casi celestial; ¡te perdono y te absuelvo…!

     R: Ch. Rufino admirado, ese páramo de soledades me consuela; ¡a ella la mortifica! Allí suenan las voces de sementera, me hablan los rayos del sol y como a ti en el Fénix; ¡me enloquecen los versos redactados, alzados y difundidos por las campanas!-

    P: R. M. No me respondes: cantas una letanía sin rumbo, día tras día entonas una plegaria sin consuelo. Parece que Lucía es ciega por voluntad propia, pero es normal que no te entienda. No puede hacer otra cosa que estar sorda a tus plegarias; sin proponértelo nos conduces a la piedra de la locura…
    Una y otra vez vuelves a tu cantinela perezosa y haces sonar tu voz con timbre de torrecilla destartalada. En el fondo eres igual que Lucía, sois piedras que ruedan por la pendiente; ¡no tenéis gobierno! El tema no está en rodar en el libre declinar; lo que has de hacer es invertit la gravedad y subirla a pulso hasta la cima, allí os encontrareis en el lecho de la eternidad...

    R: Ch. Ya no importa subir o bajar, me consumo en la tumba del pensamiento, me escondo en las sombras de la mente, allí queda absuelta la oscuridad luminosa de la idea, el eterno resplandor del pasado.
    El amor es viento efímero y se confunde en el canto. Todo queda aquí, inerme entre palabras, pero en los tímpanos resonará siempre. Escucho una voz mineral y le comunico la plegaría antes de dormir.
     ¿Cuantas voces oculta el bronce entre sueños?
    ¡Cuantas semillas esperan la primavera!-

    P: R. M. Cuando hablas, dejas por sentado que la vida es un juego terminal y que sólo merece la pena los momentos pletóricos de sentido, el resto son despojos. ¿Para qué sirve la boca si no es para besar cerezas, para beber los jugos del placer y modelar el verso…?

    R: Ch.Las quimeras imposibles son despreciables, si no hay respuesta prefiero vivir los fuegos de artificio en mi mente, por ello grito, que salte en pedazos mi cerebro, que explote como lo hace una sandía con una granada de piña en el centro.-

    P: R. M. Siempre tuviste en la cabeza que la fuerza del amor puede enmendar todos los males. Por desventura, entre tus desvaríos revoloteó otra vez la presencia del amor sagrado; ¡quizá este fue el origen de tu tarea como Chacal!

    R: Ch. Soy irreal, bien lo sabes: un muñeco gobernado por la mente de Gregorio Bermejo… El amor sagrado es literatura, otro sueño dentro el sueño… Ni siquiera conozco el profano, sólo me mueve el instinto y con él me cuelo como puedo entre las palabras del relato.

    P: R. M. Pienso que al principio sólo tenías un compromiso determinado, marcado por ti y apoyado con el silencio del Ausente; ¡entregar el mensaje y adiós, muy buenas! Cumplido el mismo volverías a ser libre para hablar por tu boca. Tu deber  está cumplido, has llegado hasta el final y entonces vas y la lías con tus disfraces de comediante.
    ¿Porqué te transmutas en el amante de arrayanes y juegas a las pasiones amorosas?
    ¿Porqué confundes los sentimientos y te pierdes en ellos?
    Claro que nada es grave, hay muchas maneras de refundar las tierras baldías.

    R: Ch. Si ella está formada del mortecino hálito de los suspiros, de las plegarias de río, yo las tomaré como soplo vivificador y las guardaré en estuches de cobre como semillas salvadoras. No deseo nada más, el resto es forraje de invierno, pienso de dramaturgos.-  

    P: R. M. Por este motivo te comprendo y veo que ahora pones más cuidado en las señales que despliegas. Haces más énfasis en el cruce de los nombres; no deseas pronunciar la palabra, ¡amor! ¿Piensas que es una cursilería y lo puede teñir todo con el color de la derrota?
    Leo en el temblor de tus labios y nos confundes, en ellas emites otras voces; ¿es para engañarnos, para humillar nuestra debilidad y dejarnos desamparados?

    R: Ch. Mira cómo me consumo, cómo me crujen los huesos, ¡mira, todavía sigo herido…!

    Entre las dunas
    Alboroto de hienas
    Que me muerden

    P: R. M. Pensaba que las pasiones amorosas eran las que movían el mundo, eran las que  podían cambiar el caudal de todos los ríos. Ahora te entiendo, eres el ardor que agoniza y sólo en la consumación sobrevives; ¡fuera de él feneces!
    Eres la pasión que merece la pena ser invocada, con dignidad asistida. Desprecias la cadena de la fidelidad y te entregas a las pasiones furtivas.

    R: Ch. Soy el fragmento doloroso de una leyenda; ¡la victima!


    En la mente
    Una piedra maligna
    Me atormenta

    P: R. M. Entre tus manos contemplo el nardo erecto; ¡es un báculo admirable! En tus ojos trasluce el deseo encendido. Exhalas aliento como polvillo de oliveras; en tus labios formas el beso de Eros y absorves el aliento de los amantes. En tus mejillas reverbera una imagen clara.
    ¿Es ese el rostro de la víctima? Qué vas a hacer, tienes poco tiempo y la decisión ya está tomada…

    R: Ch. Sí, ya está tomada: qué más da ser o no ser correspondido. ¡Me pondré su perfume!-

    Entrevista Con Lucía

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    Lucian Freud, La ciega.  2001

    Entrevista Con Lucía

    Pregunta: Rufino Mesa. Buenas noches Lucía, es un honor estar junto a ti y constatar la belleza de tu rostro, es una imagen luminosa y oscura que me sorprende. Día tras día he seguido los relatos; ya le di las gracias a Gregorio por haberlos escrito.
    ¿Cómo te encuentras?

    Respuesta: Lucía.  Buenas noches Rufino… He mejorado las fatigas y tengo la esperanza puesta en remojo como el pan duro. Con las suaves caricias en los ojos ya no me duelen, con las purificaciones y bufidos de aliento ya no queman. Lo más eficaz son los masajes y fricciones en las órbitas, con ellos me resigno a ser ocupada; ¡es una violación consentida! Con los encargos que me deja ocultos me complazco, allí lo encuentro y aparece rebosante de vida; ¡mis cuencas son ahora cajas de misterio!

    P: R. M. ¿Cuándo empezaste a sentir mejoría?

    R: L. No estoy mejor, sin querer fluye el llanto por los poros de la piel y las recaídas son constantes; ¡no soporto la soledad! Empecé a serenarme con las caricias del Chacal; ¡lame las heridas cono nadie!, Con él empecé a sentir un resquicio de alegría en el pecho y un profundo pesar en los labios; ¡mi cuerpo ha borrado el sabor del beso!
    Aunque en ocasiones empiezo a sentir temblores de placer, momentos de gozo, cuando estoy desierta me hundo en la melancolía. ¡Ay de mi! recaigo entre las sombras esquivas. Siempre aparece mi amor en mala hora y me llena de espanto, me despoja de alegría. La verdad, me ha dejado un peso insoportable; ¡es una sensación que desaparece levemente y así puedo continuar! No obstante me siento bien al notar de nuevo la luz del sol y más aún poder hablar contigo de mis pensamientos. Tienes la virtud de tener los oídos del coyote, si viene a cuento te comentaré historias  inconfesables…

    P: R. M.¿Te han servido de ayuda los relatos? 

    R: L. Han sido como una tempestad providencial y han llegado en el momento oportuno. Los versos encriptados son un torbellino en la mente, me excitan el pensamiento como un licor travieso. También la piedra ha sido un lenitivo; las horas que he pasado haciéndola girar en el hueco de la boca han sido un masaje existencial en los límites del pensamiento. Todo ha servido para reconstruirme y conseguir mover los sentimientos. Gracias a ellos se han hecho comprensibles muchos de los misterios pendientes; ¡estoy dispuesta a empezar de nuevo! Con las antífonas constato que pocas palabras son muchas para asumir lo terrible de la realidad. He comprobado que iluminan momentos asombrosos, los recordaré siempre. Ahora son canciones salvíficas aunque no pueden evitar la melancolía de siempre. Las leo con la atención que se lee un Sutra en la puerta del templo, en ocasiones las trino como un gorrión espantado, entonces me calmo, abro las ventanas y empiezo a cantar versos nunca escritos…

    P: R. M.¿Cantar te anima? ¡Pues canta mujer, canta! Canta en las horas perdidas y en aquellas que han de venir, canta al alba y al sol de poniente, canta a los afortunados y a los que lo han perdido todo, a los que han caído en una batalla sin nombre. Canta a los que viven apasionados y a los que mueren sin saber por que lo hacen, a los que enarbolan banderas y a aquellos que no tienen ninguna. Tú cántale a la vida, al quebranto, a los amores que han de venir y a los que ya se fueron; ¡Lucía estimada, en los estribos del sueño declama y canta!

    R: L. Los cantos me hacen bien aunque me hieren por dentro: ahora sólo se cantarle al amor perdido…
    Tengo los pechos
    Como el muérdago
    Entre las sombras

    P: R. M.Después de la pérdida y las largas noches del duelo, ¿esperas con ansiedad la llegada de una relación amorosa? ¿Te espanta la luz?

    R: L. ¡Hijo de rabosa con sarna, tienes la lengua de una serpiente!

    Nota de Gregorio Bermejo: Entonces tuvo un arranque de cólera y apresuró la despedida, buscó el bastón guía y la compensación al dolor en la huida. De esta manera zanjó el destino y la entrevista. Pensó en las últimas palabras del anterior relato y dijo sin pensarlo un instante.

    -¡Vale, estoy dispuesta a atenderlo, que venga!-

    P: R. M.¿Perdona mi atrevimiento: deseas que le pase el recado…?

    Nota: G. B. Ella no contestó y con las manos adelantadas, tanteando los muebles y los muros de la estancia, marchó con cierto aire de penitente.
    Cuando le hice saber la noticia al Chacal no se hizo esperar: contestó al instante.

    Respuesta Chacal. Querida Lucía, me quitas las horas de sueño y ahora, con tus palabras me haces esclavo del encuentro.
    ¡Hay que invocar la lluvia...! Estoy en tus manos, seré obediente en todo y espero ser un amante aplicado. Dime el día y la hora, allí estaré aunque sea en la cara oculta de la luna...

    Respuesta de Lucía al Chacal: No te hagas ilusiones perro repugnante, hiena sin rabo, sólo serás un muñequito de plástico con el agua fría…

    Nota: G. B. Así se despidió, sin marcar la cita en el calendario



    Resplandor en la mente

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    “Los Órganos” (La Gomera) Tatiana Izquierdo. (La memoria de las piedras.)


    Resplandor en la mente
    Después de las sucesivas visiones que tuvo por la noche, de la experiencia de encontrarse en sueños con el Ausente y lograr la reconciliación con aquellas alucinaciones, la vida volvió a tener sentido para Lucía. Sintió por primera vez cierto sosiego, la calma ordenó las ideas y tranquilizó su mente; ¡en aquella situación podía sobrevivir! Por un instante descubrió el pulso del placer y lo encontró cargado de sugerencias y maneras nuevas de sentir ternura. Recuperó parte del sentido de la pasión, pero lo hizo en base a una confusión tolerada; entendía el rostro del amado unido al cuerpo del mensajero. ¡Era una situación difícil de soportar!

    En tu semblante
    Se confunden los ríos
    Y las pasiones

    Por unos segundos quiso entender sus sueños, ver que en los versos que encriptaba entre cenizas, que esculpía y tatuaba en la piel del cuerpo añorado, ocultaba su dolor y así se hacían obra permanente. Pensó que aquello era una solución aceptable; ¡el arte puede permitirse todo tipo de licencias! Al fin y al cabo la creación nos lleva a dimensiones sorprendentes de la realidad y es a través de la obra bien realizada que podemos alcanzar lo sublime, a expresar lo indecible y darle sentido a la vida.

    Con esas manos
    De la tierra cosechas 
    Las emociones

    Se dijo así misma...

    Como alusión a la estética del dolor y dar algunos testimonios históricos, quiero recordar aquí los trabajos de Gina Pane y otros autores, lo hago con la intención de aclarar actitudes humanas, casos paradigmáticos que trata la excentricidad y la locura como acciones fructíferas pasa afianzarse en el saber. Gina se hacía cortes en la lengua, se clavaba espinas o se hincaba clavos en los pies al subir una escalera. Aquel trabajo, Escalada sin anestesia, 1971, es ejemplo de superación y fortaleza, el símbolo que srepresenta el hecho de sobreponerse. Ella lo hacía para llamar la atención sobre el doloroso sobrepeso que conlleva la condición de ser  mujer. Otro caso similar es el de Chris Burden; con un rifle se hizo disparar en el brazo para saber cuanto dolía una bala. Quizá donde más énfasis se hizo sobre el tema, la estética del dolor, fue en el accionismo vienés, sólo con aconsejar que miren ustedes los trabajos de Günter BrusOtto Mühl y Rudolf Schwarzkogler es suficiente. Son artistas que nos ofrecieron un testimonio dramático de cómo el arte asume la violencia de la sociedad y la presenta como reflexión inasumible. Ellos admitían en sus trabajos las amputaciones, las agresiones, la teatralización de la muerte, el suicidio y hasta el posible homicidio. Todo era parte de la realidad que observaban y su acción consistía en entregar su propio cuerpo en las manos de la tortura. El caso más reciente y provocador es una parodia fría de estos relatos. Guillermo Habacuc Vargas expuso en una galería la muerte de un perro como obra. No de manera metafórica como pasa en estos relatos, sino con voluntad perricida; ¡lo mató de hambre…!
    Sal consumida
    Entre los salvadores
    De porcelana

     De igual manera Lucía vio con claridad que la tragedia ponderada puede constituir una fuente de creación, sosiego y placer y que la desdicha puede ser en muchos casos reveladora. Lo vislumbró en la fuerza que imprime los dramas cotidianos. Dedujo que ante ellos hay que sobreponerse siempre de lo contrario te hundes en la agonía, en el foso insalvable de la mente. Pensó que para invertir la ceguera tenía que vencer la tentación de quedar atrapada en el duelo permanente, eliminar los restos de fidelidad y lanzarse al devenir de vidas nuevas.
    Luz que renace
    De los amaneceres
    Y de las sombras

    Ante la confusión de los acontecimientos, Lucía está sumergida en la incertidumbre y se ha blindado para protegerse, piensa que la verdad es obtusa y nunca resplandece plenamente. Ahora le llueven los pretendientes invisibles, todos sin rostro para mirarla, sin manos para acariciarla y sin nardo para asistirla. Son seres que se interfieren con los amores perdidos, se cruzan en su pensamiento y en ocasiones le producen rechazos y escalofríos. Estos personajes son apariciones que perturban su vida, configuran imágenes furtivas y errantes; nada serio a tener en cuenta excepto que la llenan de temor.
    En ese estanque de inquietud escucha estos versos.



    Cansado de andar como mendigo: 
    no solicito el calor de tu vientre
    para tener la paz de un hogar,
    el mío,
    el tuyo,
    huumm,
    hauumm,
    siempre quedo confundido,
    triunfal bajo el azul del cielo.

    Ahora, desde esa patria infinita,
     abrigado con luces y siempre solo,
    como un guerrero glorioso postergo
    el retorno del cuerpo que tanto añoro.

    -¡Oh dios, otra vez el espanto de las manos temblonas! ¡Otra vez me goza el amante sin rostro…! Es un sueño inoportuno que fragmenta la razón y me hace esclava del recuerdo, una voz que absorbe mi voluntad y me dispone como a un muñeco…
    ¡Ya está…! ya tengo la solución dibujada, por fin encontré el camino del encuentro…
    El Chacal será el sustituto de su cuerpo, un sucedáneo sin alma acoplado a mis sentidos, un guiñol que animaré como hacen conmigo. Será el reflejo de aquel que llevo engarzado en el sueño, unido a la piel para siempre. Le pondré la máscara con el rostro de mi amado, el Ausente y con él concebiré el hijo esperado. Haré crecer la semilla venida de la noche oscura y con ella tornará la vida, la esperanza y la luz radiante a mis ojos.-

    Así fue como ideó la cita, una quimera entre sueños. Dibujó una relación con el Chacal a medida de sus deseos. Trabó su cuerpo en un enlace sexual donde el otro no tiene cuerpo y sus formas de espuma se acoplan perfectamente a sus fantasías. Hilvanó un encuentro con aromas genitales, con besos prolongados y sudores lascivos. Recreó la textura de su piel, el volumen y longitud de su nardo, la textura de los labios y el perfume de su aliento, así lo inventó todo con la fuerza del deseo.

    Entre almizcles
    Destilas tu cuerpo
    De nazareno

    Durante varias noches soñó la misma escena, recreó las mismas sensaciones, hasta que en los ojos de Lucía floreció el brillo de la lujuria y sintió con asombro el traqueteo de la piedra que él lleva incrustada en la memoria. Su voz se dejó sentir con cadencias minerales, tronaba en su mente como el chocar de rocas cuando se devienen polvo. Entonces recordó con atención el pequeño guijarro blanco, aquella forma de huevo que un día le regaló de manera furtiva. Aquello la alertó y pensó que no se movía totalmente en el sueño, que se trataba de un ser diáfano que se había colado por los sentidos. Entonces buscó el pequeño guijarro y como si se tratara de un talismán o una perla se lo colgó al cuello.

    Piedra de mirto
    Nacida en la mente
    Como badajo

    En realidad aquí se formó una relación infausta, la piedra era el argumento literal de la semilla maligna, el necro-litos que crece lentamente en el lóbulo lateral izquierdo del pensamiento. El badajo es el nardo que ella espera y ya está muerto, si las dos piedras se acoplan formarán un guijo de río lanzado por una honda. Lucía no sabe que aquel cruce mineral es la clave de su destino, piensa que es una piedrecita inocente que luce en el cuello y la lleva sin prevenciones. Así nos pasa a todos, el perfil de los destinos se desconoce hasta que este se revela de manera irrevocable. No obstante pensó…

    -Es un enviado, quizá la piedra es algo más que un símbolo, quizá su solidez es lo único que queda en la noche de difuntos, igual la piedra es la creación fascinada de la muerte...-

    En tus despojos
    Rebusco recuerdos
    Como en sueños

    Cuando descubrió que el sueño era inducido se sintió utilizada, defraudada y a su vez ladina e indagadora. Pero no podía decir nada ya que todo había sido urdido por los impulsos de su imaginación, el resultado de los artificios de su fantasía. Aquellos amores nocturnos, más reales que los que muestra la luz del día, más sentidos que los que aviva el recuerdo, la han colmado de un sentimiento nuevo. No deja de pensar en ellos, ¡esa es la verdad! Pero al conocer el móvil de los encuentros, al constatar que han sido una realidad falsamente recreada, se asombra de lo novedoso de la situación y desconfía.

    -La realidad se funde con el sueño y se deviene en argumento renacido, ¿dónde pondré los pies en mis noches de insomnio…?-

    La inercia de las situaciones domina siempre, al final Lucía prefiere seguir en el engaño y pensar que ha sido conducida por los enlaces ingobernables de su pensamiento. La verdad es que se encuentra complacida con los sucesos y suspira entre las manos los versos que ensaya para el lecho.

    Entre tamaños
    El tacto en la piel
    Es primordial

    Entonces pensó otra vez en la piedra de manera lasciva, intuía que en ella se encontraba el sentido del relato, lo fundamental en las contingencias expresadas en los actos de amor, pero no encontró el hilo de la trama, no pudo alcanzar la razón ni el significado de aquel guijarro minúsculo. No supo encontrar el lugar que ocupaba el amante del sueño, menos aún qué representaba la figura de el Chacal. Entonces se vio errante, conducida por intuiciones a la deriva.

    -Se trata de la urna que guarda grabado el secreto de mi nombre; ¡eso me han dicho! Quizá contiene el valor profundo de mi existencia y me dice; ¡no soy ciega, deseo serlo!-

    Es un misterio indisoluble que Lucía no termina de entender, entonces se excita con palabras disuasorias, exaltadas y difusas.
    Secos los ojos
    Mi instinto relumbra
    Como el alba

    No obstante las dudas acumuladas y los días de insomnio todo siguió su curso, la voz inaudible de la plegaria se dejó oír noche y día. Era la vibración de una similla germinal que crecía imparable en su mente, se agitaba en su interior y producía espasmos; quizá eran las mismas réplicas temblorosas que sentía el amante de arrayanes. Como una lombriz penetraba lentamente en su cuerpo hasta alcanzar y acariciar lugares recónditos nunca antes explorados. Eso la animaba a regresar a los regalos que le ofrecía la vida. Fue entonces cuando Lucía colocó en el lecho sábanas limpias y en la mesita de noche un jarrón de rosas rojas...

    -¡Hay esperanza y quiero vivir…! -

    Pensó en todo lo acontecido tras releer los diferentes capítulos de El amante de arrayanes. De las palabras escuchadas y escritas en sus relatos se quedó con una;

    -¡El lenitivo de una pasión frustrada es otra pasión que cubre la primera!-

    Entonces se dijo para sí…

    -Es la mancha de la mora… La semilla que cae en el surco y germina de nuevo…-

    Al final dejó caer una frase en el hueco de una ánfora que contenía aceites perfumados, ungüentos para el auxilio dislocado de los amantes. Él les llamaba: Los elixires del diablo

    Existe un corazón de plástico
    con la pasión de un tornado,
    besos de arena añil
    ya confundidos
    con el azul del cielo.

    Existe un camino llano
    que conduce al punto ciego,
    justo al centro de un remolino y
    en las firmes  líneas de tu vientre,
    en el apacible  dormir de tu remanso,
    se desvanecen las formas que transitan
    y se evaporan las penas de amargo llanto.

    Allí se nutren las huellas de la oscuridad;
    abatidas, caladas, paralizadas, duermen
    y entre promesas quedan los amantes.
    Allí nacen los sueños de la nada,
    y las palabras son, se respiran,
    pasan de suspiro en suspiro,
    como la vida pasa plena a
     otra vida, ya confundida,
    destensada, suelta
    e indestructible.

    Fue entonces que vio claro el final de la tragedia, por un segundo tomó el pulso del destino y abrió la ventana como aquel que abre la caja de los secretos. ¡Se llenó de luz al instante! Miró la lejanía y vio que allí se inflamaban los recuerdos en un desierto de papel en llamas; ¡quizá aquello era la luz del infierno!

    -¡Nada, de él no queda nada!-

    Dijo sin mover los labios.
    Entonces tomó una determinación firme pero con precauciones: en realidad, sólo se pudo escuchar dentro de la caja de su pensamiento.

    -¡Qué venga el Chacal y se trague mi cuerpo igual que un torbellino absorbe el océano!
    ¡ Qué beba mis lágrimas y deje relamidas y penetradas mis orejas!
    ¡Qué rebusque con su lengua fálica todos mis sabores!
    ¡Qué venga y agite estos huesos golosos!
    ¡Qué active con su verga esta matriz desolada!
    ¡Qué bese mis labios y hurgue entre los diente!
    Y después… ¡qué deposite su fértil flacidez en mis entrañas!
    Qué comparezca como una aparición, ¡pero que venga!
    Con estos ojos vacíos no puedo verlo y en mi mente no puede haber otro dolor que este dulce amor que me mata. Le pondré el perfume de mis sueños, el tacto de mi estimado, la imagen cegadora de su rostro.
    Que venga: le espero mañana a las 12 h. en la esquina de los amantes…-

               Notas del autor:
    • Lucía se ha vuelto a olvidar que no es ciega, ¡qué lo aparenta!
    • Pienso que hace falta coraje para alimentarse de incertidumbre y a la vez, ubicar el duelo en un lugar secreto de la mente: como lo hace la tierra, integrarlo y no abandonarlo nunca…
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